miércoles, 16 de noviembre de 2011

¿Existe la Reencarnación?

Mary Sutton 1927                              Jenny Cockell 1994
El 19 de enero de 1951 Munna, un pequeño de seis años, juega delante de la tienda de su padre, peluquero de Kannauj, una importante ciudad del norte de la India. Dos desconocidos aparecen repentinamente y sin que nadie los observe raptan al niño. Al constatar su ausencia el padre, Sri Jageshwar Prasad, se inquieta. Hace buscar a Munna y algunas horas más tarde encuentran el cadáver del pequeño degollado a la orilla de un río. Muy pronto dos hombres son detenidos y uno de ellos confiesa el crimen, pero luego se retracta. Como no se logra encontrar ninguna prueba formal de su culpabilidad, la policía decide soltarlos. La familia de Munna queda desamparada y la madre sufre graves problemas nerviosos.

Seis meses después de la muerte de Munna, nace en otro barrio de Kannauj, Shankar, hijo de Sri Babu Ram Gupta. Apenas aprende sus primera palabras el niño muestra un comportamiento extraño. A los dos años habla de su "otra casa" a la que le gustaría volver. Quiere ver a sus "otros padres" y no cesa de reclamar unos juguetes que describe con mucha precisión y que nunca tuvo. En ocasiones Shankar es presa de grandes temores, y cuenta como en su "otra vida" dos hombres lo degollaron.

En 1956 el profesor Atreva, de Benarés, comienza a investigar el caso de Shankar. Interroga al niño y efectúa verificaciones de los hechos. Shankar proporciona detalles de la vida de Munna que sólo pueden ser conocidos por su familia y sus relatos sobre el asesinato no varían jamás. Entre 1956 y 1965 el asunto es estudiado no solamente por el profesor Atreva sino también por el Dr. Jamuna Prasad y por el investigador norteamericano Ian Stevenson. Es uno de los mejores casos de supuestas “reencarnaciones” al no existir vinculaciones directas y dar detalles que no podían ser obtenidos de ninguna otra fuente.

El caso de Jenny Cockell, una mujer británica que desde niña soñaba con otra mujer, Mary Sutton, una irlandesa casada con un albañil que murió joven es quizás uno de los casos más notables en Occidente. Mary Sutton dejó a varios niños huérfanos que con el tiempo envejecieron. Jenny Cockell tenían recuerdos y datos notables sobre información precisa del pueblo y el lugar en Irlanda.  La BBC y otros estudiosos investigaron el caso y no pudieron explicarlo de forma racional.

Al final Jenny llegó a conocer a cinco de los hijos. En la primavera de 1994, un equipo periodístico americano invitó a Jenny, Sonny y Phyllis al programa de televisión Phil Donalme. Sonny, ahora de 75 años, y Phyllis, de 68, reconocieron de forma conmovedora a Jenny como su madre. 

Estos casos inexplicables pueden aportar supuestas pruebas para la idea de la Reencarnación. Descartamos los pre-recuerdos subconscientes  de películas o libros, u eventos vividos en la niñez, puesto que hay datos privados que a cientos de kilómetros nadie podía conocer. Tampoco la teoría (que encuentro válida en algunos casos) genética: que no solo heredamos rasgos físicos de nuestros ancestros, sino teóricamente posible información mental. Sin embargo, ¿cómo se pueden explicar los casos en dónde no hay ningún parentesco?

La Biblia no ofrece ningún respaldo para la Reencarnación, aunque algunos citan el ejemplo de Elías y Juan el Bautista como prueba. En Mateo 17:11-13  Jesús relaciona a Juan el Bautizante con el antiguo profeta Elías. El texto lee así: “‘Elías, en realidad, viene, y restaurará todas las cosas. Sin embargo, les digo que Elías ya ha venido [...]’. Entonces los discípulos percibieron que les hablaba de Juan el Bautista”.

¿Quería decir Jesús con estas palabras que Juan el Bautizante era una reencarnación del profeta Elías? El propio Juan sabía que no lo era. En cierta ocasión, cuando se le preguntó: “¿Eres Elías?”, él respondió claramente: “No lo soy”. (Juan 1:21.)

Sin embargo, este mismo relato nos puede proporcionar cierta explicación para el fenómeno de la adquisición de recuerdos ajenos, lo cual ha sido confundido por las tradiciones de pueblos ancestrales como “Reencarnación”. 


El Libro de la Vida y la Memoria de Dios

La realidad fascinante de la computación y el Internet nos ha recordado la realidad de la relación energía-memoria-información. La Red Virtual (Internet) puede almacenar grandes e innumerables millones de datos. Para simplificarlo, ésta información está “flotando” en la Red. Pero mediante una conexión a Internet usted puede extraer algunos datos y almacenarlos en su computador. Usted solo necesita saber “conectar” y obtener datos, los cuales son realmente datos replicados a su ordenador personal.

Lo que muchos desconocen es que esta realidad diaria es el pálido reflejo de unos asuntos universales que son inherentes a la creación y la estructura del universo. Cómo casi todos los inventos humanos, el asunto de los datos de la Red también son una mímica de algo que ocurre en la creación y muchos desconocen.

 La materia y energía, es en el fondo indestructible, marcha desde la eternidad. Solo se transforma.  Las ondas eléctri­cas son indestructibles. Los científicos han hallado reciente­mente que, si una corriente es inducida en un rollo de alambre de cobre, la temperatura del cual se ha reducido previamente hasta lo más cerca posible del cero absoluto, la corriente inducida sigue siempre avanzando sin disminuir nunca.

Considere­mos el proceso de las ondas de luz. La luz nos llega de los más distantes cuerpos celestes más remotos de nosotros. Los más grandes telescopios de la Tierra van escudriñando por el espacio, en otras palabras, van captando luz de enor­mes distancias de la Tierra. Algunos de los cuerpos celestes que nos mandan luz, la emiten desde mucho antes que nuestro mundo, o que nuestro universo, gozasen de existencia. Y de la misma forma como nos llega la luz,  también nuestros reflejos son proyectados hacia el espacio por toda la eternidad. Esto ocurre también con el magnetismo, ondas de radio, etc.

Nuestros pensamientos al igual que la electricidad y ondas invisibles de radio, son muy reales. Ellos poseen una velocidad definida. Conocemos hoy la velocidad con que una persona reacciona en una situación determinada. Si la información de un computador puede ser almacenada en el ciber-espacio, ¿no podrían nuestros pensamientos quedar replicados en una especie de gran archivador cósmico? Si usamos las ondas invisibles de los satélites para comunicar información, datos e Internet, ¿no existirá un archivador para nuestras vidas?

Algunos  han llamado a estos los Archivos Akáshicos, que serían una forma de vibración, no necesariamente luminosa, porque compren­de igualmente que la luz, el sonido. Esta forma de vibra­ción no tiene sobre la Tierra término alguno que la describa. Lo más próximo a ella son los ondas de la radio. Los Archivos Akáshicos contienen el testimonio de todo cuanto ha sucedido en el mundo y de los recuerdos de cada persona. Los diversos mundos tienen, cada cual, sus Archivos Akáshicos, del mismo modo que cada país posee sus propios programas de radio o de la misma forma como cada persona graba sus perfiles en Facebook. Algunos pocos sin saberlo, por ciertas condiciones genéticas han  sincronizado con el Archivo Akáshico de personas que han fallecido. Esto sería una especie de “accidente” involuntario, así como cuando sintonizamos de forma imprevista un emisora de radio desconocida alemana o china, por ciertas condiciones metereológicas, o de la  ionosfera .

¿Da la Biblia alguna prueba indirecta para llegar a una conclusión similar?

Cuando Jesús dijo que Juan era Elías posiblemente se refirió a esto. Se había predicho que Juan precedería al Mesías “con el espíritu y poder de Elías”. (Lucas 1:17; Malaquías 4:5, 6.) Es decir, Juan el Bautizante era “Elías” en el sentido de que obtuvo el “espíritu” y “poder” de Elías. Esto significa que ciertas capacidades de Elías fueron “descargadas” o “replicadas” sobre Juan. Notemos como había ocurrido también con Eliseo mientras incluso Elías aún estaba vivo (pero había sido trasladado).

“Y aconteció que, en cuanto habían cruzado, Elías mismo dijo a Eliseo: “Pide lo que he de hacer por ti antes que sea quitado de ti”. A lo que dijo Eliseo: “Por favor, que dos partes de tu espíritu vengan a mí”. A lo que él dijo: “Has pedido una cosa difícil. Si me ves cuando sea quitado de ti, te sucederá así; pero si no [me ves], no sucederá”.

Entonces tomó la prenda de vestir oficial de Elías que se le había caído y golpeó las aguas y dijo: “¿Dónde está Jehová el Dios de Elías, aun Él?”. Cuando golpeó las aguas, entonces estas se dividieron gradualmente para acá y para allá, de manera que Eliseo cruzó.

Cuando los hijos de los profetas que estaban en Jericó lo vieron desde alguna distancia, empezaron a decir: “El espíritu de Elías se ha posado sobre Eliseo”. Por consiguiente, fueron a su encuentro y se inclinaron a tierra ante él” – 2 Reyes 2:9-15.

El “espíritu” ha sido definido correctamente en algunos casos como la “inclinación mental dominante de la persona”,  “nuestra tendencia e inclinación mental”. Esto significa que a veces somos contagiados por “pensamientos” o “ideas” externas a nosotros, de la misma forma como los demonios inculcan “ideas” en los gobernantes humanos. Hay algunos casos de “transferencia” de dones o poderes en la Biblia.

Apocalipsis nos habla del “rollo de la vida”. Este es un registro de los que van encaminados a recibir vida eterna. Los nombres de los hermanos de Jesús, de la gran muchedumbre y de los hombres fieles de la antigüedad —como Moisés, por ejemplo— se han escrito en ese rollo. (Éxodo 32:32, 33; Daniel 12:1; Revelación 3:5.). De hecho, desde la época de Moisés ya se habla de este “libro”. ¿Tiene que ver o es una variante de la “memoria” de Dios? En Juan 5:28 se dice con respecto a la resurrección de “todos los que están en las tumbas conmemorativas”. También el “libro de recuerdo” mencionado en Malaquías 3:16 nos habla de una “gran base de datos”.

En Salmos se dice cómo obra Dios en el útero humano:

“Te elogiaré porque de manera que inspira temor estoy hecho maravillosamente. Tus obras son maravillosas, como muy bien se da cuenta mi alma. Mis huesos no estuvieron escondidos de ti cuando fui hecho en secreto, cuando fui tejido en las partes más bajas de la tierra. Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas”. (Salmo 139:14-16.)

La concepción de la vida, el milagro de la proyección de cada humano que nace es algo que escapa a la acción moral, de bondad o maldad e intención de los progenitores, así también es posible que los “recuerdos” “grabados” de cada persona también esté latente en cierta “dimensión” en la cual algunos han podido “conectar” independiente de su condición. Lo que quiero explicar es que no hay requisitos previos morales para colaborar con Dios en el milagro de la vida, y por ende, no deberíamos buscar patrones especiales para que algunos sin saberlo, hayan involuntariamente conectado con los “recuerdos” de otros humanos fallecidos.

Evidentemente Dios volverá a recrear a cada persona muerta, y cada acto nuestro, incluso nuestros pensamientos no están ocultos del Creador. Todo lo que hacemos y pensamos queda registrado por la eternidad, como un eco en el espacio-tiempo.

“Porque nada hay escondido que no llegue a manifestarse, ni nada cuidadosamente ocultado que nunca llegue a saberse y nunca salga al descubierto”- Lucas 8:17.

Este tema nos hace meditar que cada acción y pensamientos diarios deben esforzarse por ser buenos y nobles. Algún día los examinaremos en la eternidad. Todos estaremos en el Tribunal de Dios.

Esto es la explicación para los recuerdos obtenidos de otras personas que han fallecido, y sus datos han ido a parar a esa especie de “libro”. En algunos casos, los recuerdos de supuestas otras vidas desaparecen con el tiempo en quienes piensan que han vivido en otras épocas, lo cual muestra que el fenómeno es esporádico y transitorio. Hay niños que al crecer ya no tienen más recuerdos de supuestas "vidas pasadas". La doctrina milenaria de la Reencaranción sería una tergiversación cultural de un fenómeno que algunas veces ha ocurrido, de la misma forma como ciertas religiones tribales a los fenómenos climáticos los degeneraron en cultos a los espíritus de los rayos y las nubes.