sábado, 19 de noviembre de 2011

¿Que poder tiene la Fe en los Hijos de Dios?

"Y dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. Entonces el Señor dijo: Si tuvieseis fe como un grano de mostaza, diréis a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecerá." Lucas 17:5,6 SE

" Entonces los discípulos, llegándose a Jesús en privado, dijeron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?" Y El les dijo: "Por la poca fe de ustedes; porque en verdad les digo que si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: 'Pásate de aquí allá,' y se pasará; y nada les será imposible." Mateo 17:19,20 LNBH

Este tema quizás es uno de lo más importantes y trascendentales para Dios. El Padre Universal no desea la servil sumisión y adoración permanente de sus hijos como si fuera un monarca inseguro o necesitado. Al contrario, el Creador desea la máxima realización, el más grande desarrollo de las potencialidades y capacidades del hombre. Sin duda el mejor maestro no es aquel que tiene más seguidores. El mejor maestro es aquel que logra que sus alumnos lleguen a ser maestros tan buenos como él. El mejor padre no es aquel que tiene en dependencia eterna a sus hijos, sino que desea que sus hijos logren el éxito y la sana independencia con madurez y equilibrio. Y el Dios Verdadero no desea súbditos o siervos en un estado perpetuo de existencia. El Padre quiere que algún en día en la eternidad, sus Hijos crezcan y lleguen a ser Dioses.
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El Creador manifiesta el poder de la creatividad en todo lo que observamos. La creación es una explosión de diseños, formas, variedad y colores que reflejan la imaginación creativa.  Por lo tanto, antes de existir  todas las cosas han de ser visualizadas como un pensamiento e imagen en la Mente Creadora. A través de la acción conjunta de la Mente (Dios), la Palabra creadora (su Hijo) y la acción (Espíritu Santo), todas las cosas del universo  llegaron a existir.

Lo que erróneamente ha sido confundido como Trinidad clásica es en realidad la acción super coordinada del Dios Padre (Mente Creadora) al visualizar el universo y que es dirigida en el campo de trabajo mediante su Hijo (el Verbo o la Palabra) y que es manifestada en la materia mediante la acción (Espíritu Santo).

Pero esta realidad super universal o cósmica es realizada a una escala menor por los seres humanos cuando imaginamos (mente), usamos las palabras para movilizar los recursos (verbo) y utilizamos la acción física (cuerpo). Cuando estos tres elementos se coordinan se producen efectos creados en nuestra realidad. Somos los creadores de lo bueno o lo malo en nuestra pequeña esfera. Cada día lo hacen millones de personas. La gran mayoría lo hace sin conciencia de su poder, y unos pocos  lo realizan con conciencia de su don.

La Fe es parte del Campo de energía que parte desde la mente y envuelve tanto las palabras como la acción. Pero la Fe siempre es un campo que está relacionado con lo positivo y la capacidad para el bien. La Fe es una Confianza Suprema en el Padre, en que él nos dará lo mejor, pero también la Fe es producida por nosotros mismos como un campo unificador de seguridad creador, una energía de los Hijos de Dios hechos a su imagen y semejanza.

Por esa razón la Fe es un fruto del Espíritu ya que es una energía que se retro-alimenta en un circuito de otra fuerza (Espiritu Santo), pero inicialmente es producida por el mismo ser humano. Esto explica como personas por su propia fe obraron milagros incluso sin que Cristo se enterara de inmediato. Aunque no mantenían una relación con Dios o conocimiento profundo de Jesús, lograron cosas asombrosas. Esto ocurrió con algunos gentiles e incluso con la mujer que padecía flujo de sangre. Aunque no tenían una Fe constante como una nota musical sostenida por largo tiempo, algunos humanos han llegado por escasos segundos a notas altas de Fe y seguridad que han modificado la materia-realidad en acción conjunta con el Espíritu Santo que portaba Cristo.

"Fe es la expectativa segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen"- Hebreos 11:1.

"En verdad les digo que cualquiera que diga a esta montaña: ‘Sé alzada y echada al mar’, y no duda en su corazón, sino que tiene fe en que va a ocurrir lo que dice, así lo tendrá.  Por eso les digo: Todas las cosas que oran y piden, tengan fe en que pueden darse por recibidas, y las tendrán"- Marcos 11:23,24.

Jesús de Nazaret nos anima a tener una Fe constante, a lograr altas cotas de confianza y seguridad sostenida como una alta nota musical. Una nota alta del pensamiento creador sostenido que unido a nuestras palabras y acciones provoca el milagro. La duda provoca un quiebre en la nota musical del pensamiento y seguridad, y por lo tanto es otro pensamiento que anula nuestro pensamiento original. Notemos como Santiago, el hermano de Jesús, explica la acción del pensamiento-duda que quiebra el primer pensamiento de seguridad:

"Pero que siga pidiendo con fe, sin dudar nada, porque el que duda es semejante a una ola del mar impelida por el viento y aventada de una parte a otra" - Santiago 1:6. 

Una fe segura es similar a un estanque quieto de agua en dónde lo que pedimos o sentimos es como una piedrita arrojada que provoca un efecto definido de ondas circulares y armónicas sobre el agua. Sin embargo, si lanzamos múltiples piedras (pensamientos contradictorios y de temor), el estanque no mostrará el efecto de una onda primordial sino muchas olas y múltiples ondas anulandose entre ellas. Ese es el poder de nosotros mismos de anular nuestra propia fe.

Por eso Jesús nos anima a tener tanta seguridad en nuestras oraciones con un sentimiento de que ya incluso hemos recibido.

Antes de efectuar los milagros Jesús agradecía. Antes de que la obra se manifestara, Jesús ya tenía la seguridad de que la obra ya se había efectuado. Antes de resucitar a Lázaro dijo: "Por lo tanto, quitaron la piedra. Entonces Jesús alzó los ojos hacia el cielo y dijo: “Padre, te doy gracias porque me has oído" - Juan 11:41 y antes de alimentar a miles dió gracias: "De modo que Jesús tomó los panes y, después de dar gracias, los distribuyó a los que estaban reclinados" (Juan 6:11).

Por lo tanto, nuestra seguridad debe ser tan grande que nos motive a agradecer antes. Ese pensamiento y sentimiento sostenido constituye la Fe, antes de que veamos los resultados.

Cuando Jesús dijo: "Si tienen fe del tamaño de un grano de mostaza, dirán a esta montaña: ‘Transfiérete de aquí allá’, y se transferirá, y nada les será imposible" dijo una verdad científica. El no quiso decir que solo bastaba con una fe pequeña. Más bien se refería a la potencialidad del grano de mostaza. Nosotros somos granos de mostaza. "un grano de mostaza, (...) de hecho, la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es la más grande de todas las legumbres, y se hace un árbol, de modo que vienen las aves del cielo y hallan albergue entre sus ramas" (Mateo 13).

Y volvemos al principio. Un germen o grano tiene la potencialidad de un árbol entero. Nosotros parecemos pequeños e insignificantes. Nosotros somos el grano de mostaza y la fe  es proporcional a nosotros, a nuestra forma de manifestarla. La inmensa mayoría de las veces nuestras dudas internas interfieren en que la fe pueda ser grande.  La razón es que nos volvemos inferiores, y la fe refleja lo que somos. 

Cuando nos hacemos uno en seguridad con nosotros mismos y el Padre que nos conecta, activamos el crecimiento interno que nos puede transformar en la eternidad en árboles desarrollados, árboles creadores y sostenedores de la vida. Incluso, en la vida en la carne, si lograramos la medida de la fe plena en nosotros mismos, podríamos literalmente mover montañas.

Pero el viaje es eterno y el desarrollo del árbol interno es un viaje gratificante. Cada día podemos obtener voctorias morales y espirituales gracias a nuestra Fe creciente. El Amor, la Verdad y la búsqueda de la bondad fortalecerán nuestra Fe. Algún día los Hijos desarrollados de Dios alcanzarán su máxima plentitud.