lunes, 25 de junio de 2012

Profecías y Proyecciones

La Profecía es clave en la Biblia, y está llena de éstas. El criterio para alegar que una profecía sea reconocida es que solamente puede ser prevista o se vuelva una realidad en el futuro. Las noticias proféticas solamente pueden llegar a ti y a mí cuando las declaraciones antes desconocidas, se originan y son legítimamente proclamadas por aquellos quienes realmente residen en el intemporal Paraíso, donde todo el pasado puede ser visto, todo el futuro puede ser observado. Virtualmente todos los casos de profecías se dan a conocer por medio del Ajustador del Pensamiento – esas Chispas de Dios que nos cuidan. Son los Ajustadores de los Profetas los que recibieron las profecías.

El Ajustador es el comunicador que nos conecta con la iformación superior. Al establecer contacto con su origen en la fuente de Dios del Paraíso del no-tiempo, ellos pueden obtener acceso a proyecciones posibles si el curso sigue una acción definida.  Sin embargo, la información pasa por el filtro de la mente, la cual automaticamente la distorsiona en mayor o en menor grado debido a las creencias e ideas del profeta. Luego al pasar al espacio-tiempo la profecía también sufre la decoloración debido al lenguaje, el idioma, la cultura y el contexto histórico.

Esto ocurre con muchas profecías. Son como un jarrón valioso pero fragmentado. Y por esa razón su interpretación es tan variable según las Iglesias, que se pueden generar múltiples combinaciones, parches y rellenos que serían las doctrinas religiosas que intentan según cada generación intentar armar el jarrón roto.

Aunque podemos llamar "Profecía" a alguna declaración sobre el futuro, solo cuando se cumple en realidad es una Profecía. Antes podríamos denominarla "Proyección". Una "Proyección" solo se transforma en Profecía cuando ya se ha cumplido. La confusión de los religiosos está en denominar a las Proyecciones "Profecías", sin discriminar la diferencia.

Pero, ¿hay casos de Profecías (mejor dicho "Proyecciones") de la Biblia que no se cumplieron?

1. Oráculo contra Damasco. He aquí que Damasco deja de ser ciudad, y va a ser montón de derribo.
2. Abandonadas sus ciudades para siempre, serán para los ganados; se acostarán allí y no habrá quien los espante. - Isaías 17:1,2

Sabemos que el rey asirio Tiglat-Pilezer III tomó Damasco en el  732 a.E.C y destruyó muchos poblados circundantes, pero él NO destruyó la capital, Damasco dejándola en ruinas. Damasco NUNCA dejó "de ciudad"; NUNCA se convirtió en "montón de ruinas o montón de derribo".

Siglos después de la "profecía" de Isaías el apóstol Pablo, se dirigía hacia Damasco cuando tuvo su encuentro sobrenatural con Jesús, según Hechos cap. 9. El v. 8 especifica bien que él fue conducido al mismo Damasco, ya que perdió momentáneamente la vista. De alguna forma, ésta ciudad siguió existiendo incluso hasta hoy con sus respectivas modificaciones como ocurrió con Jerusalén. E incluso fué importante en el desarrollo de la expansión del cristianismo.

Esto ha llevado a que ciertos grupos evangélicos crean que la profecía hacia Damasco tiene que ver con eventos futuros por ocurrir en la actual Damasco, pero esa idea necesaraimente nos lleva a que todas las profecías de denuncias contra naciones opositoras del pasado tengan que cumplirse hoy en literaridades geográficas con nombre, incluyendo las profecías del Israel infiel de la época de los profetas. Así las profecías contra Tiro y Sidón, Babilonia, y muchos otros pueblos que ya no existen deberían cumplirse pese a que esos pueblos no existen. Esto provoca que la interpretación finalmente sea rebuscada y con una vara medir arbitraria para cada caso. Una vara colocada por cada Iglesia y no colocada por el mismo relato.

Claramente muchas profecías contra Babilonia, Edom, Tiro etc; se cumplieron en esos pueblos en el pasado. Pero la profecía contra Damasco no tuvo el cumplimiento dramático pregonado por Isaías.

Otro ejemplo está en ésta Proyección:

"Y entregaré a Egipto en manos de señor duro, y rey violento se enseñoreará de ellos, dice el Señor, Jehová de los ejércitos. Y las aguas del mar faltarán, y el río se agotará y secará" - Isaías 19:4,5.

 Egipto nunca ha estado deshabitada ni un sólo día de una forma absoluta y el Nilo nunca se secó de una forma tan dramática como lo pregonó Isaías y menos las aguas del mar desaparecieron. Es cierto que los Asirios gobernaron a los Egipcios, pero los sucesos tomaron rumbos un tanto diferentes a los predichos.



Ahora miremos los capítulos 29 y 30 del libro de Ezequiel. Estos proclaman una profecía de destrucción sobre Egipto que amerita la trascripción literal para captarla en toda su magnitud:
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"(...) vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro contra Faraón rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto. Habla, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, (...) He aquí que yo traigo contra ti espada, y cortaré de ti hombres y bestias. Y la tierra de Egipto será asolada y desierta (...) No pasará por ella pie de hombre, ni pie de animal pasará por ella, ni será habitada, por cuarenta años. Y pondré a la tierra de Egipto en soledad entre las tierras asoladas, y sus ciudades entre las ciudades destruidas estarán desoladas por cuarenta años; y esparciré a Egipto entre las naciones, y lo dispersaré por las tierras.

Porque así ha dicho Jehová el Señor: Al fin de cuarenta años recogeré a Egipto de entre los pueblos entre los cuales fueren esparcidos; y volveré a traer los cautivos de Egipto, y los llevaré a la tierra de Patros, a la tierra de su origen; y allí serán un reino despreciable. En comparación con los otros reinos será humilde; nunca más se alzará sobre las naciones; porque yo los disminuiré, para que no vuelvan a tener dominio sobre las naciones. (...)

Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor; He aquí que yo doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; y él tomará sus riquezas, y recogerá sus despojos, y arrebatará botín, y habrá paga para su ejército(...) Así ha dicho Jehová el Señor: Destruiré las riquezas de Egipto por mano de Nabucodonosor rey de Babilonia. El, y con él su pueblo, los más fuertes de las naciones, serán traídos para destruir la tierra; y desenvainarán sus espadas sobre Egipto, y llenarán de muertos la tierra. (...)

Yo Jehová he hablado. Así ha dicho Jehová el Señor: Destruiré también las imágenes, y destruiré los ídolos de Menfis; y no habrá más príncipe de la tierra de Egipto, y en la tierra de Egipto pondré temor."
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La conquista de los egipcios por Nabucodonosor SI sucedio, la cual fue dada el 26 de abril del año 571 a.C. Pero hay dificultades para comprobar una destrucción de Egipto como la descrita, con muertes de peces y gran desolación . Nabucodonosor nunca arrasó a Egipto con la fuerza de las imágenes descritas. Nunca lo asoló con la descripción de Ezequiel. Sus ciudades e ídolos  nunca fueron destruidas. Un turista actual puede visitar las imágenes e ídolos del Egipto antiguo. Egipto no sólo no se empobreció sino que posteriormente alcanzó el mayor poder y riqueza de su historia bajo el gobierno de los Tolomeos.


De hecho, Alejandría se convirtió en la más grandiosa ciudad comercial e intelectual del mundo Helenístico; era el centro comercial más importante del mundo grecorromano y su fabulosa biblioteca fue el faro intelectual de la humanidad durante siglos. Las monumentales estatuas egipcias no fueron destruidas sino que continúan aún intactas y son visitadas a diario por cientos de turistas que pueden apreciarlas en toda su magnificencia, gracias a la protección y continuas restauraciones que les brinda el actual gobierno egipcio a tan maravilloso legado cultural de la humanidad.

Es cierto que de alguna forma la Proyección se cumplió, pero de una forma un tanto diferente a lo previsto. No existió un "fin del mundo" para Egipto o Damasco. Esto nos hace reflexionar que efectivamente las Profecías presentan elementos fragmentados y que tampoco estamos sometidos a destinos implacables.

El mismo parámetro para juzgar las Profecías y el dramatismo en torno a los ejemplos anteriores nos recuerdan las imágenes del Apocalipsis y la cordura con la que hemos de respetar la profecía, sin caer en alarmismos Apocalípticos tan propios de las Iglesias fundamentalistas.