domingo, 9 de junio de 2013

Las otras moradas

La Biblia contiene muchas referencias a "los lugares celestiales". Pablo mismo nos habla del "tercer cielo" y Jesús le habló a sus discípulos sobre las muchas moradas del Padre.

(530.1) 47:0.1 EL HIJO Creador, cuando estaba en Urantia, habló de las «muchas moradas en el universo del Padre». En cierto sentido, los cincuenta y seis mundos que rodean a Jerusem están dedicados a la cultura transicional de los mortales ascendentes, pero los siete satélites del mundo número uno se conocen más específicamente como mundos de estancia.

Como se observa en el esquema, Jerusem es la capital del sistema local. Y a Jerusem le rodean 56 satélites. Ahora nos enfocaremos en los primeros mundos de estancia que rodean  a Jerusem.

 
Notamos a una gran esfera que rodea a Jerusem llamada el mundo de los finalistas. Luego observamos a los siete mundos que rodean a la esfera de los finalistas. Cuando resucitamos, aparecemos en el primer mundo de estancia.
 
Ningún ser humano es resucitado como un espíritu totalmente puro que inmediatamente puede ver a Dios. El peregrinaje ascendente es gradual. Los primeros mundos de estancia están formados por una substancia mitad espiritual y mitad material. Esto hace que los primeras etapas de transición no sean violentas, sino graduales. De la misma forma como un niño se hace adulto, nosotros experimentaremos sucesivas transformaciones en nuestro viaje eterno.
 
(541.4) 48:1.1 Los reinos morontiales son las esferas de enlace del universo local entre los niveles material y espiritual de la existencia de las criaturas. Esta vida morontial se conocía en Urantia desde los días primitivos del Príncipe Planetario. De vez en cuando este estado de transición se ha enseñado a los mortales, y el concepto, en una forma distorsionada, ha hallado cabida en las religiones de hoy en día.

(541.5) 48:1.2 Las esferas morontiales son las fases de transición de la ascensión mortal a través de los mundos de progresión del universo local. Sólo los siete mundos que rodean la esfera de los finalistas de los sistemas locales son denominados mundos de estancia, pero las cincuenta y seis moradas de transición del sistema, en común con las esferas más elevadas alrededor de las constelaciones y la sede central del universo, se denominan mundos de morontia. Estas creaciones comparten la belleza física y la grandeza morontial de las esferas sedes centrales del universo local.

(541.6) 48:1.3 Todos estos mundos son esferas arquitectónicas, y tienen exactamente el doble del número de elementos de los planetas evolutivos. Estos mundos hechos a medida no sólo abundan en metales pesados y cristales, poseyendo cien elementos físicos, sino que también tienen exactamente cien formas de una organización única de la energía denominada material de morontia. Los Controladores Físicos Decanos y los Supervisores del Poder Morontial son capaces de modificar las revoluciones de las unidades primarias de la materia y al mismo tiempo de transformar estas asociaciones de energía de modo tal como para crear esta nueva sustancia.

(542.1) 48:1.4 La vida morontial primitiva en los sistemas locales es muy parecida a la de vuestro presente mundo material, tornándose menos física y más verdaderamente morontial en los mundos de estudio de la constelación. A medida que avanzas a las esferas de Salvington, logras cada vez más los niveles espirituales.

Los documentos nos cuentan que al resucitar en el primer mundo de estancia experimentamos la sensación de despertar de un sueño. Se nos presenta una realidad mucho más clara, nítida y estable que la que ahora vivimos. Ahora bien, somos resucitados en unas salas de resurrección:

(533.3) 47:3.5 Desde el Templo de la Nueva Vida se extienden siete alas radiales, las salas de resurrección de las razas mortales. Cada una de estas estructuras está dedicada a la congregación de una de las siete razas del tiempo. Hay cien mil cámaras personales de resurrección en cada una de estas siete alas, que rematan en las salas circulares de ensamblaje en clase, que sirven como cámaras de despertar hasta para un millón de individuos. Estas salas están rodeadas de cámaras de ensamblaje de la personalidad de las razas mezcladas de los mundos postadánicos normales. Sea cual fuere la técnica que se pueda emplear en los mundos individuales del tiempo en relación con las resurrecciones especiales o dispensacionales, el reensamblaje real y consciente de la personalidad auténtica y completa toma lugar en las salas de resurrección del mundo de estancia número uno. Durante toda la eternidad recordarás las profundas impresiones de haber presenciado por primera vez estas mañanas de resurrección.

En esas salas de resurrección se nos da la bienvenida por unos seres amorosos llamados compañeros moronciales:

(546.1) 48:3.8 2. Recibidores de los Peregrinos y Asociadores Libres. Éstos son los compañeros sociales de los recién llegados a los mundos de estancia. Con certeza uno de ellos estará disponible para darte la bienvenida cuando te despiertes en el mundo de estancia inicial del primer sueño de tránsito del tiempo, cuando experimentes la resurrección de la muerte física a la vida morontial. Y desde el momento en que así se te dé la bienvenida al despertarte, hasta el día en que dejes el universo local en calidad de espíritu de primera etapa, estos compañeros morontiales por siempre estarán contigo.

Estos compañeros son nuestros primeros guías y nos ayudarán muchísimo a estabilizarnos en la nueva vida:

(545.6) 48:3.5 Estos compañeros son seres conmovedoramente afectuosos y encantadoramente sociales. Poseen personalidades definidas, y cuando los conozcáis en los mundos de estancia, después de aprender a reconocerlos como clase, rápidamente discerniréis su individualidad. Los mortales se asemejan todos unos a los otros; sin embargo cada uno de vosotros posee una personalidad definida y reconocible.

(546.2) 48:3.9 Los compañeros no son asignados permanentemente a individuos. Un mortal ascendente en uno de los mundos de estancia o de los mundos más elevados puede tener un compañero diferente en cada una de varias ocasiones sucesivas o puede pasar largos períodos de tiempo sin compañero. Todo dependerá de los requisitos, como así también de la disponibilidad de compañeros.

Después de nuestra bienvenida en las salas de resurrección, podremos conocer nuestro nuevo entorno:

(533.4) 47:3.6 Desde las salas de resurrección, procederás al sector Melquisedek, en el cual se te asigna residencia permanente. Luego se da comienzo a un período de diez días de libertad personal. Estás libre para explorar el vecindario inmediato de tu nuevo hogar y familiarizarte con el programa que te enfrenta. También tendrás tiempo de gratificar tu deseo de consultar el registro y de visitar a tus seres queridos y otros amigos terrestres que puedan haberte precedido a estos mundos. Al fin de tu período de diez días de tiempo libre comienzas el segundo paso en el viaje al Paraíso, porque los mundos de estancia son efectivamente esferas de capacitación, no meramente planetas de detención.

Notamos como se nos establece en una residencia y luego podemos consultar unos registros para ubicar a nuestros seres queridos que nos hayan precedido. Si no se encuentran en esta esfera, tendremos la oportunidad de encontrarlos en las excursiones inminentes a los otros mundos y a la Sede Central de Jerusem. ¡Qué emoción y ansiedad provocarán esos encuentros con los seres amados que han partido!

(534.4) 47:3.12 Cuando comienzas tu carrera en el primer mundo de estancia, se asigna un compañero morontial a cada compañía de mil mortales ascendentes, pero encontrarás números mayores a medida que progreses a través de las siete esferas de estancia. Estos seres hermosos y versátiles son asociados sociables y guías encantadores. Tienen libertad para acompañar a individuos o a grupos seleccionados a cualquiera de las esferas de la cultura de transición, incluyendo sus mundos satélites. Son los guías de excursión y compañeros de recreación de todos los mortales ascendentes. Frecuentemente acompañan a los grupos sobrevivientes en visitas periódicas a Jerusem, y en cualquier momento en que estés allí, podrás dirigirte al sector de registro de la capital del sistema y encontrarte con los mortales ascendentes de los siete mundos de estancia, puesto que viajan libremente de aquí para allá entre sus moradas residenciales y la sede central del sistema.

Hay mucho más que podemos narrar de la vida después de la vida, pero es mejor que los lectores aprendan por sí mismos al leer los documentos,  dónde aparece más información. Sin embargo, los mundos moronciales no son meras esferas de felicidad y regocijo. También son escuelas de una exigente capacitación y corrección de los defectos de nuestra personalidad y nuestros puntos de vista limitados y egoístas. En la carrera ascendente seremos perfeccionados con una amorosa disciplina de carácter y perfeccionamiento de nuestra espiritualidad a un nivel inmenso.

(551.1) 48:5.6 En las escuelas de la vida morontial estos maestros enseñan a nivel individual, de grupo, de clase y de masa. En los mundos de estancia dichas escuelas están organizadas en tres grupos generales de cien divisiones cada uno: las facultades del pensamiento, las facultades del sentimiento, y las facultades de la acción. Cuando llegas a la constelación, se agregan las facultades de la ética, las facultades de la administración, y las facultades del ajuste social. En los mundos sede central del universo ingresarás a las facultades de filosofía, divinidad, y espiritualidad pura.

(551.2) 48:5.7 Aquellas cosas que podrías haber aprendido en la tierra pero no aprendiste, deben ser adquiridas bajo el tutelaje de estos maestros fieles y pacientes. No existen caminos reales, atajos ni senderos fáciles al Paraíso. Sean cuales fueren las variaciones de cada itinerario, debes aprender las lecciones de una esfera antes de proceder a la siguiente; por lo menos esto es así, una vez que abandonas el mundo de tu natividad.

(551.3) 48:5.8 Uno de los propósitos de la carrera morontial es efectuar la erradicación permanente de los vestigios animales en los sobrevivientes mortales, tales como la postergación, la ambigüedad, la falta de sinceridad, el evitar los problemas, la injusticia, y la búsqueda de lo fácil. La vida en los mundos de estancia enseña muy pronto a los jóvenes pupilos morontiales que posponer no significa en ningún sentido evitar. Después de la vida en la carne, ya no se dispone del tiempo como técnica para evitar situaciones o evadir obligaciones desagradables.