martes, 18 de junio de 2013

Los ideales del Estado

A propósito de unos temas planteados por Tomás y Franco. El  New York Times volvió a comentar la austeridad y sencillez del presidente de Uruguay, José Mujica. El dona el 90% de su salario a causas sociales, porque dice no necesitarlo. Mujica optó vivir en la chacra de él y su esposa, en donde plantan verduras que venden en el mercado local. En el diario se destaca la cualidad de Uruguay de que un presidente pueda manejar su escarabajo sin necesitar guardaespaldas, que también es el menos corrupto y con mejor distribución de riqueza.



(803.10) 71:3.10 Los ideales de la existencia estatal se deben lograr mediante la evolución, el desarrollo lento de la conciencia cívica, el reconocimiento de la obligación y privilegio del servicio social. Después de una administración de oportunistas políticos, los hombres primero asumen las cargas del gobierno como deber, para más tarde ir en pos de este servicio porque lo consideran un privilegio, el honor máximo. La condición de cualquier nivel de civilización se refleja claramente en la calidad de los ciudadanos que se ofrecen para aceptar las responsabilidades del estado.

¿Representa Mujica el inicio de una nueva casta de líderes? Personalmente no considero que la política sea sucia. Los sucios son algunos hombres que pueden envilecer dicha actividad humana. Los relatos de José, Daniel, Cornelio, el Funcionario Etíope y la Casa de César son relatos que nos muestran a personas con convicciones orientadas al amor y al servicio, que pueden ser  la "sal del mundo".

 (803.12) 71:3.12 En los estados avanzados, el servicio político se considera la devoción máxima de la ciudadanía. La ambición suprema de los ciudadanos más sabios y nobles es ganar el reconocimiento civil, ser elegido o nombrado para alguna posición de confianza gubernamental, y que estos gobiernos confieran a sus funcionarios civiles y sociales sus honores máximos de reconocimiento por el servicio prestado. Luego se dispensan honores en este orden, a los filósofos, educadores, científicos, industrialistas y militares. A los padres se les recompensa debidamente por la excelencia de sus hijos; los dirigentes puramente religiosos, siendo embajadores del reino espiritual, reciben sus verdaderas recompensas en otro mundo.