domingo, 30 de junio de 2013

Nuestro papel como unificadores

(2083.1) 195:9.5 La era moderna se negará a aceptar una religión que no esté de acuerdo con los hechos y que no se armonice con los conceptos más elevados de verdad, belleza y bondad. Está llegando la hora del redescubrimiento de los verdaderos y originales cimientos del distorsionado y comprometido cristianismo de hoy: la verdadera vida y enseñanzas de Jesús.

La presente generación mantiene un gran rechazo a las iglesias institucionales debido a los frutos negativos que ésta ha provocado. La verdad, belleza y bondad deben trascender al formalismo y ritualismo excesivo. Entonces se comenzará a redescubrir la vida y enseñanzas de Jesús.

Todos hemos soñado con una restauración clásica del cristianismo de los días de los apóstoles. De hecho, prácticamente todos los movimientos religiosos del siglo XIX parten con  ese noble deseo. Por ejemplo, C.T. Russell tuvo ese anhelo, pero la inercia de las décadas siempre lleva a una estructuración en diferentes grados. Todo movimiento o idea que pretenda formar una especie de club o religión en supuesta imitación de los cristianos primitivos, sufrirá la misma suerte de sus pares, tarde o temprano.
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Jesús de Nazaret no quiso fundar una especie culto en base a su persona. El no fundó una Iglesia como una estructura eclesiástica.  El trajo el gran mensaje de la Paternidad de Dios y la Hermandad entre los hombres. El quería que el mundo tomase conciencia de esa realidad, y las personas que lo lograban empezaban a reunirse para luchar por ese objetivo común.

La Revolución de Jesús consiste en que eliminó todas las barreras divisorias, y trajo una auténtica unificación espiritual. Un mensaje tan sublime como simple. Sencillo y trascendental. Todos somos Hijos de Dios y todos somos  hermanos.

Pero Jesús apareció en una época, nación, sociedad y cultura muy diferente a la actual. Y magníficamente adaptó su gran mensaje al pueblo hebreo, ya que ésta nación había mantenido el ideal del monoteísmo como plataforma.

 El predicó ese mensaje a un pueblo que había mantenido la idea de un único Dios por siglos. De esta forma, la plataforma facilitaría el mensaje de que ese único Dios es también el gran Padre del individuo a nivel personal.

Y el cristianismo posterior a Jesús fue la primera expresión de adaptación de las enseñanzas de Jesús a esa cultura y sociedad que ya era profundamente religiosa.

Con los años esas comunidades de creyentes fueron llevados a un intento por edificar una religión basada más en la persona de Cristo. Y esa religión sin nombre, que funcionaba de forma libre incluso para ésa época, fue llamada con los años "cristianismo".

Los primeros discípulos de Jesús vivían en una cultura y ambiente religioso. Por esa razón, también transportaron varios elementos de dicha religión a la buena nueva.

Nunca olvidemos que el Cristianismo posterior a Jesús es desarrollado por los apóstoles bajo un contexto netamente definido de una época, cultura y civilización particular. Cuando Pablo y los apóstoles citaban de las Escrituras Hebreas e hicieron adaptaciones, alegorías y paráfrasis de los escritos hebreos fue porque adaptaron las buenas nuevas de Jesús a una civilización que aceptaba la religiosidad de forma diferente a la actual. La religión en esos días estaba fusionada con la cultura, costumbres, estilo de vida, tradiciones e incluso las actividades políticas como estados teocráticos. Recitar alguna frase de la Ley de Moisés equivalía a que en la actualidad citásemos una fuente de autoridad seglar que contenga alguna verdad, sin que ésta incluso hoy sea llamada "religiosa".

Durante la Edad Media se transportaron algunos elementos del siglo I y se transformaron en un gran sistema estático "sagrado" para perpetuar dichas tradiciones.

(2077.6) 195:6.10 Pero los líderes religiosos cometen un grave error cuando intentan llamar al hombre moderno a la lucha espiritual con las trompetas de la Edad Media. Es necesario que la religión elabore nuevos lemas actualizados.

La Iglesia Católica, los grupos Evangélicos y muchas otras religiones cometen un error involuntario al transportar los sistemas religiosos y esquemas de pensamientos del siglo I y la Edad Media para el hombre moderno.

Cuando vemos al Papa vestido con túnicas "sagradas", cuando miramos a los Evangélicos gritando en las esquinas como los profetas de hace 3000 años, cuando sostenemos como banderas libros sagrados como si por medio de éstos tuviésemos una autoridad especial, claramente estamos transportando elementos culturales de otras civilizaciones y épocas a un mundo completamente diferente.

La sociedad hebrea era completamente religiosa y sus líderes vestían túnicas porque ese era el ropaje de esa cultura. Los profetas gritaban a voz en cuello porque culturalmente se pregonaban los mensajes (sin equipos de sonido) a multitudes con una mentalidad culturalmente diferente.

Transportar dichos elementos a otra civilización es lo que provoca que los hombres modernos rechacen y tomen distancia de los religiosos, considerándolos en su fuero interno como locos o pintorescos.

Y los religiosos intentan traer estos elementos porque erróneamente creen que esto les otorgará
autoridad y también creen que le deben respeto emotivo  a la tradición religiosa de las formas externas.

(2084.8) 195:10.8 El eclesiasticismo es por siempre incompatible con la fe viva, con el espíritu en crecimiento, y con la experiencia directa de los socios de Jesús en la fe, dentro de la hermandad del hombre en la asociación espiritual del reino del cielo. El laudable deseo de preservar las tradiciones del logro pasado conduce a menudo a que se defiendan sistemas de adoracion obsoletos. El deseo bien intencionado de fomentar antiguos sistemas de pensamiento, impide eficazmente el patrocinio para crear medios y métodos nuevos y adecuados, para satisfacer los anhelos espirituales de las mentes en expansión y en avance del hombre moderno. Asimismo, las iglesias cristianas del siglo veinte son enormes obstáculos, pero totalmente inconscientes, al avance inmediato del verdadero evangelio —las enseñanzas de Jesús de Nazaret.

Cómo notamos, el espíritu y el mensaje de Jesús y los profetas puede mantener  su esencia. Es la misma verdad.  Pero no pueden transportarse las formas externas, recitaciones, y estructuras en las cuales éste se adaptó, por que dichas fórmulas,  estructuras y formas externas eran solo para esa época.

(2084.1) 195:10.1 En verdad, el cristianismo ha hecho un gran servicio a este mundo, pero a quien más se necesita ahora es a Jesús. El mundo necesita ver a Jesús viviendo de nuevo en la Tierra en la experiencia de los mortales nacidos del espíritu que revelan el Maestro eficazmente a todos los hombres. Es inútil hablar de un renacimiento del cristianismo primitivo; tenéis que avanzar desde el lugar donde os encontráis. La cultura moderna debe bautizarse espiritualmente con una nueva revelación de la vida de Jesús, e iluminarse con una nueva comprensión de su evangelio de salvación eterna. Y cuando Jesús sea elevado así, atraerá a todos los hombres hacia él. Los discípulos de Jesús deberían de ser más que conquistadores, e incluso fuentes desbordantes de inspiración y de vida realzada para todos los hombres. La religión no es más que un humanismo elevado hasta que se hace divina mediante el descubrimiento de la realidad de la presencia de Dios en la experiencia personal.

Las técnicas de predicación, las formas externas e incluso las publicaciones cristianas deben reconsiderarse para los nuevos tiempos. El mensaje de Jesús considera a todos Hijos de Dios, no hay clases especiales ni elites de nuevos sacerdocios gobernantes. La forma en que los hombres deben ser abordados va más allá de un mensaje verbal y citas bíblicas. Implica vivir y ejemplificar mediante la experiencia y la comunicación los ideales inspiradores de la vida de Jesús.

(2085.1) 195:10.9 Muchas personas serias que ofrecerían gustosamente su lealtad al Cristo del evangelio, encuentran muy difícil apoyar con entusiasmo a una iglesia que da tan pocas muestras del espíritu de su vida y de sus enseñanzas, y a estas personas se les ha enseñado erróneamente que él la fundó.

(2085.2) 195:10.10 Si la iglesia cristiana se atreviera tan sólo a abrazar el programa del Maestro, miles de jóvenes aparentemente indiferentes se precipitarían para alistarse en esta empresa espiritual, y no dudarían en llevar a cabo hasta el fin esta gran aventura.

Tenemos una obra inmensa. El futuro se cierne ante nosotros con un hermoso e histórico desafío.