lunes, 16 de septiembre de 2013

Esperanza

(2097.1) 196:3.33 No os desalentéis; la evolución humana sigue progresando, y la revelación de Dios al mundo, en Jesús y por Jesús, no fracasará.

Estas palabras me han sido providenciales muchas veces para seguir aportando con un grano de arena en el océano de la red. Cuando he deseado "tirar la toalla" al observar la gran falta de entusiasmo y el desánimo para emprender la única y verdadera transformación de la humanidad, he recordado que algunos lectores ya han sentido el perfume de la verdad. Pero este proceso es sumamente dilatado y gradual.

La religión del espíritu es la más ardua y difícil de todas.

(2082.9) 195:9.4 La religión necesita nuevos líderes, hombres y mujeres espirituales que se atrevan a depender solamente de Jesús y de sus enseñanzas incomparables. Si el cristianismo persiste en desatender su misión espiritual, mientras sigue ocupándose de los problemas sociales y materiales, el renacimiento espiritual deberá esperar el advenimiento de estos nuevos maestros de la religión de Jesús, que se dedicarán exclusivamente a la regeneración espiritual de los hombres. Entonces, estas almas nacidas del espíritu proveerán rápidamente el liderazgo y la inspiración que se requieren para una reorganización social, moral, económica y política del mundo.

Si conocemos realmente al Padre Universal, pero seguimos esquivando la misión, por nuestra propia pasividad los niños del futuro tendrán una carga sobre sus hombros.

Y es posible que una guerra o crisis global tenga que venir para que millones estén dispuestos a replantear sus vidas y esquemas religiosos.

(2083.3) 195:9.7 Los hombres y mujeres egoístas francamente no quieren pagar este precio, ni siquiera para conseguir el tesoro espiritual más grande que se haya ofrecido jamás al hombre mortal. Sólo cuando el hombre se haya desilusionado suficientemente de las congojas y desencantos que acompañan a la búsqueda necia y engañosa del egoísmo, y haya posteriormente descubierto la esterilidad de la religión formalizada, estará dispuesto a volverse de todo corazón hacia el evangelio del reino, la religión de Jesús el Nazareno.

La esperanza existe. Pero de forma increíble el poder para el cambio está en los propios Hijos de Dios. El gran desafío de nuestras vidas es lograr una verdadera consagración al Padre Universal:

(2097.2) 196:3.34 El gran desafío del hombre moderno consiste en alcanzar una mejor comunicación con el Monitor divino que reside en la mente humana. La aventura más grande del hombre en la carne consiste en un esfuerzo bien balanceado y sano por avanzar los límites de la autoconciencia hasta los ocultos reinos de la conciencia embriónica del alma en un esfuerzo sincero por alcanzar el terreno que linda con la conciencia espiritual —al contacto con la presencia divina. Esta experiencia constituye la conciencia de Dios, una experiencia poderosamente confirmadora de la verdad preexistente de la experiencia religiosa de conocer a Dios.