sábado, 21 de septiembre de 2013

La "profecía" sobre Juan el Bautista

Un anónimo me recordó algo que el Libro de Urantia señala como casi profético. Un detalle interesante que a veces he olvidado:

(1866.2) 170:5.19 Tarde o temprano surgirá otro Juan el Bautista más grande, que proclamará que «el reino de Dios está cerca» —significando un retorno del elevado concepto espiritual de Jesús, quien proclamó que el reino es la voluntad de su Padre celestial que domina y trasciende en el corazón del creyente —y haciéndolo así sin referirse de ninguna manera ni a la iglesia visible en la tierra ni al segundo advenimiento anticipado de Cristo.

¿Quién será este nuevo Juan el Bautista? ¿Será una persona singular o un grupo que hablará con el espíritu y valor de Juan y retornaran al mensaje de la Paternidad de Dios y la Hermandad de los Hombres? Está claro que este "Juan" no será el proceso evolutivo de una iglesia visible ni tampoco nada tendrá que ver con cultos catastrofistas del fin del mundo ni tampoco con el segundo advenimiento de Cristo. El libro continúa narrando:

 Es necesario que ocurra un renacimiento de las enseñanzas verdaderas de Jesús, una redeclaración que deshaga el trabajo de sus primeros seguidores, quienes procuraron crear un sistema socio-filosófico de creencias sobre el hecho de la estadía de Micael en la tierra. En poco tiempo, la enseñanza de esta historia sobre Jesús prácticamente suplantó la predicación del evangelio del reino de Jesús. Así pues, una religión histórica desplazó aquella enseñanza en la cual Jesús había combinado las ideas morales y los ideales espirituales más elevados del hombre con la esperanza más sublime del hombre para el futuro —la vida eterna. Y ése era el evangelio del reino.

No me cabe la menor duda de que ese doloroso parto y proceso ocurrirá. Un retorno a las enseñanzas verdaderas de Jesús y no una religión sobre Jesús.

(1866.3) 170:5.20 Es justamente porque el evangelio de Jesús tenía tantas facetas, que en el curso de pocos siglos los estudiantes de los documentos sobre sus enseñanzas se dividieron en tantos cultos y sectas. La triste subdivisión de los creyentes cristianos resulta del fracaso de discernir en las muchas enseñanzas del Maestro la singularidad divina de su incomparable vida única. Pero algún día, los verdaderos creyentes de Jesús no estarán así divididos espiritualmente en su actitud ante los no creyentes. Siempre podremos tener diversidad de comprensión intelectual e interpretación, aun diversos grados de socialización, pero la falta del sentimiento de fraternidad espiritual es inexcusable y reprensible.

¿Avanzaremos a la verdadera unidad espiritual? Las palabras son esperanzadoras: "Algún día los creyentes de Jesús no estarán divididos....".

(1866.4) 170:5.21 ¡No os equivoquéis! Existe en las enseñanzas de Jesús una naturaleza eterna que no le permitirá permanecer por siempre sin frutos en el corazón de los hombres pensadores. El reino, tal como lo concibió Jesús, ha fracasado en gran parte en la tierra; por ahora, una iglesia exterior ha tomado su lugar; pero debéis comprender que esta iglesia es tan sólo la etapa larval del reino espiritual impedido, que lo llevará a través de esta era material, a una dispensación más espiritual en la que las enseñanzas del Maestro gozarán de una oportunidad más plena para su desarrollo. Así pues, la así llamada iglesia cristiana se vuelve el capullo en el cual está ahora durmiendo el concepto del reino de Jesús. El reino de la hermandad divina aún está vivo y saldrá finalmente y con certeza de su largo letargo, con tanta certeza como surge finalmente la mariposa, como la bella evolución de su menos atrayente criatura de desarrollo metamórfico.

¿Cuánto nos falta para ese venturoso día? ¿Somos nosotros los precursores de un movimiento más grande que unificará a las personas de buen corazón sembradas en todas partes?

Todo esto me hace pensar que recién se está saliendo de un letargo espiritual, basado en ideas inexactas del futuro y en premios personales.

Tu estimado lector, quizás no sea casualidad el estar leyendo estas líneas. Después de morir a nuestras esperanzas erradas, debemos salir del capullo doctrinal y resurgir como inspiradores creativos capaces de coordinar a todos los cristianos, no mediante una lucha de doctrinas, sino mediante el vínculo unidor del amor a Dios y al prójimo.

Esta tarea es titánica, pero es la única realmente lúcida y verdaderamente real.

Véase:

La predicación del evangelio

http://estudiosdelasescrituras.blogspot.com/2013/09/la-predicacion-del-evangelio_15.html