viernes, 27 de septiembre de 2013

¿Representa un dilema?

Algunos de forma interna me han preguntado si éstas concepciones y reinterpretaciones bíblicas ajenas al catastrofismo apocalíptico provocarían un relajamiento moral o alguna crisis religiosa.

Mi respuesta es un rotundo no. Precisamente el error más grande que tienen muchos grupos es un miedo, un terror de que sus miembros se vayan en estampida si la dirección de los asuntos girara para evitar las admoniciones basadas en el miedo o el premio. Pero ese miedo es totalmente infundado.

Ya es hora que las religiones evolucionen. En sus filas tienen a personas valiosas con el potencial de lograr grandes transformaciones en la humanidad. Pero dicho potencial está paralizado y estancado. Ya basta que se utilice el miedo al castigo y la amenaza coercitiva de la destrucción o las quimeras de sueños evasivos de la realidad sobre el futuro. Basta y basta de darse vuelta, de evolucionar y retroceder, de demostrar más bien los temores y estados de ánimos cambiantes de los dirigentes, más que dejarse guiar por la luz de la verdad, la cual realmente no retrocede.

Albert Einstein dijo:

"Con respecto a Dios, no puedo aceptar ningún concepto basado en la autoridad de la Iglesia. Desde que tengo uso de razón me ha molestado el adoctrinamiento de las masas.

No creo en el miedo a la vida, en el miedo a la muerte, en la fe ciega. No puedo demostrar que No haya un Dios personal, pero si hablara de él, mentiría.

No creo en el Dios de la teología, en el Dios de que premia el bien y castiga el mal.

Mi Dios creó las leyes que se encargan de eso. Su universo no está gobernado por quimeras, sino por leyes inmutables.

Mi religión consiste en una humilde admiración del ilimitado Espíritu Superior que se revela en los más pequeños detalles que podemos percibir con nuestra frágil y débil mente." - Albert Einstein


Cuando una religión se centra en el bien positivo que puede lograr sobre la humanidad basándose en la relación del individuo como Hijo de Dios y en vivir el ideal inspirador de Jesús para el servicio al semejante, ésta se puede tornar en una fuerza poderosa en el ahora llena de significado y satisfacción, ajena al infantilismo del premio y el castigo.

Y esta nueva dinámica del creyente colma ahora su existencia y la vuelve pletórica. Y esto lo protege de la mejor forma contra el mal.

Jesús puso como condición para heredar el reino ese "nacer otra vez":

Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. (...) No te maravilles a causa de que te dije: Ustedes tienen que nacer otra vez". - Juan 3:5,7

De NADA sirve repetir y escuchar cansinas frases y discursos sobre "no cometer inmoralidad", "no hurtar", "no mentir", etc; si la persona realmente no ha nacido otra vez, transformado la fuerza impulsora de todo su ser al consagrarse internamente al Padre en un acto volitivo de filiación experimentando y sintiendo a Dios .

No puede reemplazarse la experiencia viviente de sentir y conocer a Dios por una intelectualización memorística casi enfermiza. Ese es el gran problema de los miembros de las organizaciones como la W.T.

Los creyentes estarían mejor protegidos contra el pecado sin en vez de repetirles tantas veces prohibiciones sobre el mal, mejor las publicaciones se centraran en como experimentar el nacer otra vez, el lograr una relación, viva, dinámica y real con el Padre Universal.

Afincar una religión solamente en memorísticas frases y recordatorios es retroceder a las sombras de la Ley y del viejo pacto. El Nuevo Pacto no es solo para un grupo pequeño de ungidos, de lo contrario el resto de los creyentes estarían bajo condenación y eso sería un repudio del mismo acto liberador de Cristo.

Todos los creyentes que nacen otra vez ingresan en el redil de Cristo y son protegidos bajo el Nuevo Pacto.

1 Juan5:1 dice, “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios.” (Ver Juan 1:12).  Ser nacido de nuevo es un acto mediante adquirimos conciencia de nuestra filiación y en el cual Dios nos limpia de todo pecado e implanta Su Espíritu Santo dentro de nosotros (Tito 3:5), haciéndonos por tanto estar vivos para ver las cosas espirituales y morir al pecado. De acuerdo con la Biblia, todo aquel que desee ver el reino de Dios acercarse, debe nacer de nuevo (Juan 3:3); de otro modo, no puede “agradar a Dios” y “no es de el” (Romanos 8:8-9). Jesús afirma que todo aquel que se excluya del Nuevo Pacto, se excluye también de la vida eterna.

Juan 6:53: “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.”


No hay un grupo pequeño y exclusivo en el Nuevo Pacto. Con Dios “NO HAY DISTINCION” entre los creyentes (Ro 3:22; Col 3:11). Dios no tiene favoritos, porque El “no hace acepción de personas” (Gál. 2:6).

Precisamente "nacer otra vez" y canalizar las energías en una evangelización transformadora del mundo como el grano de mostaza, jamás representará un dilema para los Hijos de Dios.