miércoles, 30 de octubre de 2013

Los ideales de la civilización - Parte 3


"Los religionistas como grupo nunca deben ocuparse de nada que no sea la religión, aunque cada religionista en particular, como ciudadano individual, puede tornarse en líder destacado de algún movimiento social, económico o político de reconstrucción." - DOC.99. pág.1089 Urantia Book

¿Cuál debe ser el papel de la religión organizada en los asuntos del mundo? Su deber debe ser organizar la instrucción espiritual de los hombres en cuanto a los valores más sublimes como la bondad, amor y todas las cualidades espirituales que provoquen que los motivos de los seres humanos estén empujados por la compasión y la hermandad altruista.

La religión debe actuar como el aceite que impregna los mecanismos humanos de todas las actividades humanas, para que los roces entre esas estructuras no sean destructivos sino de cooperación. La religión lubricar el roce entre los hombres en las instituciones políticas, económicas y sociales.

 La religión debe fomentar que los impulsos del hombre sean altruistas y compasivos. Esa es únicamente su misión.

Pero la religión no debe volverse parte integral de las piezas, de las estructuras en roce. Su labor es externa como el aceite entre las piezas mecánicas. No debe involucrarse en estorbar los medios, las técnicas y las formas de como los hombres de la política y la economía actúan. Simplemente debe inspirarlos, pero no debe decirles que cosas hacer, como hacerlas y menos influir en las políticas públicas.

Por ejemplo, los gobiernos tienen que lidiar con realidades existentes en poblaciones compuestas de varias etnias, diferentes religiones, personas homosexuales, discapacitadas, enfermas, de edad avanzada,  etc. Los gobiernos deben crear leyes y regulaciones que incluyan a todas estas personas que habitan su territorio. No pueden crear una regulación nacional solo basada en las doctrinas católicas. Por lo tanto, es nefasto cuando los grupos evangélicos o la iglesia católica intentan ejercer presión para alterar los mecanismos de acción gubernamentales.

(1086.1) 99:0.1 La religión alcanza su ministerio social más alto cuando tiene la menor conexión con las instituciones seculares de la sociedad.

(1087.3) 99:1.6 La religión no debe integrarse orgánicamente en el trabajo secular de la reconstrucción social ni de la reorganización económica. Pero debe mantenerse activamente al ritmo de estos avances de la civilización mediante sus redeclaraciones claras y vigorosas de sus mandatos morales y preceptos espirituales, su filosofía progresiva de vida humana y supervivencia trascendente.

Lo de César es de César y lo de Dios es Dios. Las religiones deben dejar de competir entre ellas por las cuestiones doctrinales y tampoco involucrarse en los métodos o técnicas políticas y sociales. Las religiones solo deben proveer inspiración espiritual y coordinarse para emprender esta ayuda a la humanidad.

(1092.5) 99:7.1 Aunque las iglesias y otros grupos religiosos deberían mantenerse separados de toda actividad secular, al mismo tiempo la religión no debe hacer nada que obstaculice o retarde la coordinación social de las instituciones humanas.

Aunque la religión como organizaciones no deben involucrarse en la política o en la economía, son los individuos tocados por la fe en Dios los que deben transformarse en motores de los cambios sociales, políticos y económicos del mundo. Ellos no traerán al campo secular las doctrinas de su religión, sino los valores espirituales del amor, la compasión y altruismo, impregnando todas las áreas del hacer humano, evitando que las asociaciones políticas, financieras y sociales humanas se vuelva autodestructivas:

(1087.1) 99:1.4 La religión no tiene nuevos deberes que cumplir, pero es urgentemente llamada a funcionar como guía sabia y consejero experto en todas estas situaciones nuevas y rápidamente cambiantes de la humanidad. La sociedad se está volviendo más mecánica, más compacta, más compleja y más críticamente interdependiente. La religión debe funcionar para evitar que estas nuevas interasociaciones íntimas se tornen mutuamente retrogresivas o aun destructivas. La religión ha de actuar como la sal cósmica que previene la destrucción del sabor cultural de la civilización por los fermentos del progreso. Estas nuevas relaciones sociales y revoluciones económicas pueden dar como resultado una fraternidad duradera sólo mediante el ministerio de la religión.

Cuando la religión se entromete en la política para presionar sobre temas como el matrimonio homosexual, el divorcio, el aborto y otros asuntos comete un grave error. No es que las religiones tengan que estar de acuerdo internamente sobre estos asuntos, pero no deben ejercer presión para que su visión particular sea aplicada por fuerza a todos (aunque ellos crean que es verdadera y moralmente correcta). A fin de cuentas, la llamada moralidad religiosa y la espiritualidad nacen de acciones voluntarias y no de leyes.

Así mismo los estados y gobiernos también cometen un error al perseguir a los grupos religiosos por no someterse a una ideología estatal o política;  o buscar astutamente a los religiosos para obtener apoyo ciudadano generando una prostitución entre religión y estado.

 Ninguna entidad debe entrar en el terreno de la otra, salvo en que la religión debe servir únicamente de guía espiritual inspiradora para motivar a los hombres a la bondad, el amor y el servicio. Luego, al estar mejor inspirados,  los hombres tendrán que ellos mismos buscar y crear las soluciones prácticas para los problemas materiales.

Por ejemplo, las religiones podrían colaborar voluntariamente en los programas de gobierno para ayudar a los delincuentes o sembrar la ética empresarial. Y los gobiernos deberían velar por la libertad de culto. Pero las religiones deben ejercer cuidado para evitar sembrar doctrinas, solo deben sembrar valores. Y tampoco deben presionar a los gobiernos para manipularlos en cuestiones de legislación pública.

La política busca erradicar los problemas desde un ángulo externo. La política intenta mejorar las condiciones externas de la vida material de los hombres y la civilización. Por ejemplo, al combatir la delincuencia construye áreas verdes, parques con iluminación, proveer deporte y actividad laboral.

La religión busca solucionar los problemas humanos desde un ángulo interno. La religión tiene la meta de cambiar los corazones humanos, que los motivos del hombre sean mejores y nobles. El ser humano no es una maquina  carente de emociones y bondad. Necesita estos valores espirituales como motivo para sus acciones materiales.

Tanto la política y la religión son necesarias en cuanto a cooperación para la existencia feliz de la humanidad. Ambas  buscan la misma meta de dos formas diferentes pero complementarias,  ya que el hombre es un ser material pero también con cualidades no materiales. Ambas son importantes, aunque ambas tienen una línea de acción en la cual no deben pasarse a llevar. Este sabio respeto y cooperación ocurre de forma plena en los ideales de la civilización avanzada.