domingo, 19 de abril de 2015

Exégesis de Marcos y Mateo - Parte 3

Es vital leer las entradas anteriores.

Ya hemos visto como Mateo 24: 29-31 tuvo una posible inspiración en el IV de Esdras. Veamos ahora el pasaje de Mateo 25:31-33

 ”Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono.  Y todas las naciones serán reunidas delante de él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha, pero las cabras a su izquierda”.

Notemos la similitud con el Libro de Enoc:

"En este día mi Elegido se sentará sobre el trono de gloria y juzgará sus obras; sus sitios de descanso serán innumerables y dentro de ellos sus espíritus se fortalecerán cuando vean a mi Elegido y a aquellos que han apelado a mi nombre glorioso”.- Enoc 45:3

"Esta es lo que está de acuerdo con mi decisión: Cuando desee atraparlos por manos de los ángeles en el día de la tribulación y el sufrimiento a causa de esto, desataré mi castigo y mi ira sobre ellos, dijo el Señor de los espíritus; reyes y poderosos que habitáis sobre la tierra, veréis a mi Elegido sentarse sobre el trono de gloria".- Enoc 55:3,4

Ahora notemos el parecido de Enoc 61 y 62 con Mateo 24:29-31:

10 "Él convocará a todas las huestes de los cielos, a todos los santos, a las huestes de Dios, a los Querubines, a los Serafines, a los Ofanines, a todos los ángeles de poder, a todos los ángeles de los principados y al Elegido y a los demás poderes sobre la tierra y sobre el agua”.- Enoc 61:10

1 Así ordenó el Señor a los reyes, a los poderosos, a los dignatarios y a todos los que viven sobre la tierra, diciendo: "Abrid los ojos y levantad vuestras frentes por si sois capaces de reconocer al Elegido".

2 El Señor de los espíritus se sentó en su trono de gloria, el espíritu de justicia se esparció sobre Él y la palabra de su boca exterminó a todos los pecadores e injustos y ninguno de ellos subsistirá frente a Él.

3 Ese día todos los reyes y los poderosos y los que dominan la tierra se levantarán, le verán y le reconocerán cuando se siente sobre el trono de su gloria; la justicia será juzgada ante Él y no se pronunciará palabra vana frente a Él.

4 El dolor vendrá sobre ellos como a una mujer en un parto difícil, cuando su hijo viene por la abertura de la pelvis y sufre para dar a luz.

5 Se mirarán los unos a los otros aterrorizados, bajarán la mirada y la pena se apoderará de ellos cuando vean a este Hijo de Mujer sentarse sobre el trono de su gloria.

6 Y los reyes, los poderosos y todos los que dominan la tierra alabarán, bendecirán y ensalzarán a quien reina sobre todo lo que es secreto.

7 Porque desde el principio el Hijo del Hombre fue ocultado y el Más Alto lo preservó en medio de su poder y lo reveló a los elegidos.

8 La asamblea de los elegidos y los santos será sembrada y todos los elegidos se sostendrán en pie en ese día;

9 pero los reyes, los poderosos, los dignatarios y los que dominan la tierra caerán ante Él sobre sus rostros, adorarán y pondrán su esperanza en este Hijo del Hombre, le suplicarán y le pedirán misericordia.

10 Sin embargo, el Señor de los espíritus los apremiará para que se apresuren a salir de su presencia, avergonzará sus caras y las tinieblas se acumularán sobre sus rostros;

11 Él los entregará a los de castigo para ejecutar la venganza porque han oprimido a sus hijos, a sus elegidos”. - Enoc 62

Notamos como el escrito de Mateo 24:29-31 rescata varios elementos que abundan en el libro de Enoc. La idea de que el Hijo del Hombre se sienta en su trono para juzgar y envía a sus ángeles para luego exterminar a los malvados mientras éstos le miran aterrados está claramente manifiesta en los pasajes citados del libro de Enoc (y en IV Esdras citado anteriormente) que es anterior al desarrollo pleno de la Era Cristiana y es un claro ejemplo de la Apocalíptica Judía en dónde el Mesías Glorioso es crucial.

Y Daniel 7:13 también agrega el elemento de las nubes del cielo: "he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre". También Joel e Isaías agregan los elementos de los fenómenos celestes (la oscuridad del sol, la luna y las estrellas). El redactor que inserta los versículos del 29-31 de Mateo 24 ciertamente conocía los textos anteriores del judaísmo.

Si Jesús realmente pronunció estas palabras de los Apócrifos Judíos y otros libros que exaltaban el mesianismo hebreo, esto habría profundizado aún más las esperanzas en una restauración Davídica por parte de la Comunidad Cristiana Israelita. De lo contrario, y tal como lo hemos visto al analizar toda la evidencia, parece más bien un anhelo (que no era nada nuevo) que en Jesús se cumpliesen los sueños del fin del dominio gentil sobre la Tierra.

Lo que hoy las Iglesias están haciendo es seguir conectando éstos textos de la apocalíptica judía bajo el amparo de los Evangelios, perpetuando de alguna forma levemente distinta, las creencias judaicas. 

Y aunque Jesús prometió regresar, parece ser que no debemos asociarlo a ningún evento caótico terrestre. Esto queda expuesto en la exégesis del texto, porque después de insertar las citas (quizás simbólicas) de los apócrifos judíos, el redactor de los Evangelios cita estas palabras de Jesús:

”Mas sepan una cosa, que si el amo de casa hubiera sabido en qué vigilia habría de venir el ladrón, se habría quedado despierto y no habría permitido que forzaran su casa.  Por este motivo, ustedes también demuestren estar listos, porque a una hora que no piensan que es, viene el Hijo del hombre”. – Mateo 24:43,44

Parece contradictorio esto si asociamos el retorno de Cristo a una crisis global. Al respecto, los Documentos de Urantia ofrecen esta recomendación ajena al Mesianismo judío (transferido de forma parcial a las Iglesias Modernas):

(1863.13) 170:4.15 Aunque Jesús se refirió a una fase del reino situada en el futuro, y sugirió en numerosas ocasiones que dicho acontecimiento podría suceder como parte de una crisis mundial; y aunque en diversas ocasiones prometió con precisión que algún día regresaría con toda seguridad a Urantia, hay que indicar que nunca asoció explícitamente estas dos ideas entre sí. Prometió una nueva revelación del reino en la Tierra en algún momento del futuro; también prometió que volvería alguna vez en persona a este mundo; pero no dijo que estos dos acontecimientos tuvieran la misma significación. Por todo lo que sabemos, estas promesas pueden referirse, o no, al mismo acontecimiento.

(1863.14) 170:4.16 Sus apóstoles y discípulos asociaron con toda seguridad estas dos enseñanzas. Cuando el reino no se materializó tal como habían esperado, recordaron la enseñanza del Maestro sobre un reino futuro y se acordaron de su promesa de volver, apresurándose a deducir que aquellas promesas se referían a un mismo acontecimiento. Por eso vivieron con la esperanza de su segunda venida inmediata para establecer el reino en su plenitud, con poder y gloria. Y así han vivido las generaciones sucesivas de creyentes en la Tierra, albergando la misma esperanza inspiradora pero decepcionante.

(1919.3) 176:4.6 Por lo tanto haríais bien en desasociar el retorno personal del Maestro a la tierra de todo evento establecido o época fijada. Estamos seguros solamente de una cosa: Prometió que volvería. No tenemos idea alguna de cuándo cumplirá con su promesa ni en relación con qué. Por lo que sabemos, puede aparecer en la tierra en cualquier momento, y puede no aparecer hasta que no hayan pasado eras tras eras y todas hayan sido debidamente adjudicadas por sus Hijos asociados del cuerpo del Paraíso.

Jesús dijo a los Guías Religiosos que buscaban el establecimiento externo del Reino:

Pero cuando los fariseos le preguntaron cuándo vendría el reino de Dios, les contestó y dijo: “El reino de Dios no viene de modo que sea llamativamente observable,  ni dirán: ‘¡Miren acá!’, o, ‘¡Allá!’. Porque, ¡miren!, el reino de Dios está en medio de ustedes”. – Lucas 17:20,21

El concepto de experimentar el Reino en medio de nosotros puede tener grandes transformaciones:

(1863.12) 170:4.14 Este mundo nunca ha puesto a prueba de manera seria, sincera y honrada estas ideas dinámicas y estos ideales divinos de la doctrina del reino de los cielos enseñada por Jesús. Pero no deberíais desanimaros por el progreso aparentemente lento de la idea del reino en Urantia. Recordad que el orden de la evolución progresiva está sujeto a cambios periódicos, repentinos e inesperados, tanto en el mundo material como en el mundo espiritual. La donación de Jesús como Hijo encarnado fue precisamente uno de esos acontecimientos extraños e inesperados en la vida espiritual del mundo. Al buscar la manifestación del reino en la época presente, no cometáis tampoco el error fatal de olvidar establecerlo en vuestra propia alma.