lunes, 8 de junio de 2015

El problema está en la lucha de las Elites

La gran mayoría de la Humanidad son ignorantes y víctimas de un sistema implantado desde la cuna hasta la sepultura por una reducida Elite que intenta controlar el mundo.  Ellos son los pocos que conscientemente han abrazado la doctrina de Lucifer y le son simpatizantes.

La reunión anual de las élites globales en la forma del Grupo o Club Bilderberg tendrá lugar muy pronto, del 11 al 14 de junio en los Alpes. Y lo hace poco días después de la cumbre del G-7.

Y he dicho que intenta, porque no existe una única Elite de humanos que gobierne todo el mundo. Esa idea es parte de intoxicación informativa para provocar que el tema se vuelva reptiliano, conpiranoico e inverosímil.

Por mis investigaciones, a lo menos hay tres Elites que luchan entre sí por la supremacía mundial, las cuales agrupan a sus miembros:

-         La Elite Occidental (El Club Bilderberg agrupa a éstos)
-         La Elite Oriental (China- Rusia y algunos países del BRICS)
-         La Elite de Oriente Medio Islámica Comercial

Estos grupos concentran toda la riqueza mundial y pugnan entre ellos por la dominación planetaria. También desean perpetuar el Sistema de Cosas Mundial.

Cerca de la mitad de la riqueza mundial está en manos del uno por ciento de la población, que posee en conjunto unos 110 billones de dólares (81 billones de euros). Y Los 85 más ricos del mundo tienen el mismo dinero que la mitad más pobre del planeta.

La Elites son las que desean perpetuar este modelo de vida para seguir exprimiendo a los Ciudadanos Esclavos, mientras ellos se mantienen en la cúspide de la Pirámide.

La gran población mundial es víctima de ésta dominación, de este sistema impuesto. Las personas han sido estimuladas para hacer cosas malas dentro del esquema prefabricado para oprimir y volvernos deshonestos. El hombre en general no es inicuo. Los inicuos son aquellos que deliberadamente desean perpetuar este sistema.

Se han realizado estudios, y éstos indican que estos personajes que están a cargo de todas las áreas del sistema mundial son auténticos psicópatas carentes de empatía humana.

Al igual que las caídas de todos los imperios, llega un punto de saturación insostenible contra la elite de turno. El Imperio Romano cayó por las guerras internas e invasiones bárbaras. En la Revolución Francesa el pueblo “devoró” a los monarcas así como ocurrió en Rusia con sus Zares.

En la novela de H. G. Wells “La maquina del tiempo” la Humanidad del futuro estaba habitada por dos clases: Los Eloi y los  Morlocks.

Los Eloi son los seres que habitan la superficie del planeta Tierra en el futuro lejano. Se les describe como seres vestidos con túnicas púrpuras ceñidas por un cinturón de cuero, y al protagonista de la novela le impresionan "la belleza y la gracia de aquel ser". Viven de una forma despreocupada, sin trabajar y alimentándose de los frutos que les da una tierra sin malas hierbas, jugando y amándose durante todo el día. Son la representación de la Elite global que nos gobierna.

Los otros habitantes del planeta, los Morlocks, se caracterizan por su fealdad y su ferocidad. Habitan el subsuelo del planeta, en total oscuridad, por lo que tienen unos ojos "de un tamaño anormal y muy sensibles", y tienen una serie de pozos de ventilación que les permiten salir al exterior de cacería en las noches sin luna. Y es que, a diferencia de los eloi, los morlock son carnívoros y, según adivina el protagonista, el plato básico de su dieta son los eloi. El viajero asocia esta raza a la evolución de los sirvientes de las clases pudientes, es decir, los trabajadores, mientras que los descendientes de los acomodados serían los habitantes de la superficie del planeta.

H.G. Wells enseña una lección alegórica: Llegará un momento inevitable que las clases atormentadas por los pocos poderosos despertarán. Estos “morlock” han “abierto los ojos a la oscuridad” y pueden salir en la noche en tropel apara devorar y destruir a la Elite que los han enterrado “bajo el suelo”.

 “Así pues, como podía ver, el hombre del Mundo Superior había derivado hacia su blanda belleza, y el del Mundo Subterráneo hacia la simple industria mecánica. Pero aquel perfecto estado carecía aún de una cosa para alcanzar la perfección mecánica: la estabilidad absoluta. Evidentemente, a medida que transcurría el tiempo, la subsistencia del Mundo Subterráneo, como quiera que se efectuase, se había alterado. La Madre Necesidad, que había sido rechazada durante algunos milenios, volvió otra vez y comenzó de nuevo su obra, abajo. El Mundo Subterráneo, al estar en contacto con una maquinaria que, aun siendo perfecta, necesitaba sin embargo un poco de pensamiento además del hábito, había probablemente conservado, por fuerza, bastante más iniciativa, pero menos carácter humano que el Superior. Y cuando les faltó un tipo de carne, acudieron a lo que una antigua costumbre les había prohibido hasta entonces...” – H.G. Wells.

C.T. Russell había comentado que la gran tribulación global sería una gran anarquía en donde grandes masas humanas atacarían a los más “pudientes”.

Y ese es el error inevitable por la necedad de querer mantener un sistema que se autodevorará.