sábado, 26 de septiembre de 2015

Crónicas de los Anditas - parte I

¿Existió una cultura y civilización global desconocida antes de la historia conocida? ¿Hay indicios de una intervención extraplanetaria en la humanidad? ¿Qué declaran los Documentos? En esta serie de entradas analizaremos la información relacionada con una cultura que se expandió por la Tierra antes de la aparición de las primeras civilizaciones oficiales reconocidas por la historia. Sin duda, estas crónicas basadas en la Revelación nos explicarán muchos hechos fascinantes y enigmáticos de la historia humana.

(868.2) 78:0.2 Este documento representa la historia planetaria de la raza violeta, a partir de la contumacia de Adán, alrededor de 35.000 a. de J.C., a través del período de la amalgama con las razas noditas y sangik, que dio como fruto los pueblos anditas alrededor de 15.000 a. de J.C., hasta desaparecer totalmente de las tierras natales mesopotámicas, alrededor de 2000 a. de J.C.

Precisamente analizaremos esa fase de la historia desconocida que se inicia poco antes del 15.000 a. de J.C cuando la aparición del pueblo andita, descendiente de los adanitas, comienza su expansión global desde el norte de Mesopotamia.

(869.9) 78:1.13 Adán y Eva habían dejado atrás una progenie limitada, pero poderosa, y los observadores celestiales en Urantia estaban ansiosamente a la expectativa para ver cómo se desempeñarían estos descendientes del Hijo e Hija Materiales descarriados.

(870.3) 78:2.5 Sin embargo los adanitas fueron una verdadera nación cerca de 19.000 años a. de J.C., ascendiendo a cuatro millones quinientas mil personas, y ya habían introducido a millones de su prole en los pueblos circunvecinos.

(850.7) 76:4.1 Fueron Adán y Eva los fundadores de la raza violeta del hombre, la novena raza humana que apareció en Urantia. Tenían Adán y su prole ojos azules, y se caracterizaban los pueblos violetas por la piel blanca y pelo claro—dorado, rojo y castaño.

Recordemos también que los adanitas poseían una gran altura. Adán y Eva mismos medían entre dos metros y medio y tres metros. Estos aspectos serán claves en nuestro análisis.

(870.4) 78:3.1 La raza violeta conservó las tradiciones pacíficas de Edén durante muchos milenios, lo cual explica su gran demora en efectuar conquistas territoriales. Cuando sentían presión de la superpoblación, en vez de hacer la guerra para conseguir más territorio, enviaban a las otras razas el excedente de habitantes como maestros. No fue duradero el efecto cultural de estas primeras migraciones, pero la absorción de los maestros, mercaderes y exploradores adanitas produjo en los pueblos circundantes un efecto vigorizador desde el punto de vista biológico.

La razón por la cual esta cultura superior de origen adanita no dejó registros más sólidos es que precisamente evitaron asentarse en un solo lugar y florecer como una civilización militar. De hecho,  las civilizaciones mas militarizadas (como Egipto) posteriores se montaron sobre los restos de la cultura andita, borrando sus aparentes rastros. Sin embargo, podemos detectar a los anditas como maestros viajeros que colocan los pilares de esas primeras civilizaciones oficiales. Este pueblo superior son los dioses altos que efectivamente tenían una cultura con un origen genético extraterrestre y que fueron los maestros de los pueblos ancestrales. Esto es verdad, ya que Adán y Eva tenían ese origen superior.

(870.7) 78:3.4  Este amalgamiento resultó en la adopción de muchas ideas nuevas; facilitó el progreso de la civilización y adelantó considerablemente todas las fases del arte, las ciencias y la cultura social.

(871.7) 78:4.1 En general, cabe considerar que los anditas contaban con un porcentaje de sangre adánica mucho mayor que el de las razas modernas. Principalmente se emplea el término andita para designar a aquellos pueblos cuya herencia racial fue de una sexta parte a una octava parte violeta. Los urantianos modernos, incluso las razas blancas del norte, contienen un porcentaje de sangre de Adán mucho menor que el de ellos.

Efectivamente este singular grupo era más inteligente que las razas humanas modernas. Tenía una capacidad innata artística y superior al hombre actual. Por esa razón, aún nos parecen inexplicables la forma como hicieron muchos de esos elementos introducidos a las primeras civilizaciones de la historia seglar humana.

(873.4) 78:5.8 Las conquistas migratorias de los anditas continuaron hasta sus dispersiones finales, desde 8000 a 6000 a. de J.C. A medida que salían a raudales de Mesopotamia, agotaban continuamente las reservas biológicas de sus tierras natales a la vez que fortalecían marcadamente a los pueblos circunvecinos. A todas las naciones a donde llegaban, contribuyeron con humor, arte, aventura, música y manufactura. Eran expertos domesticadores de animales y peritos agricultores. En un principio, por lo menos, su presencia tendió a mejorar las creencias religiosas y prácticas morales de las razas más antiguas. De este modo la cultura de Mesopotamia se propagó silenciosamente por Europa, la India, la China, África del norte y las Islas del Pacífico.

Cabe destacar que estas migraciones eran pacíficas. Se esparcían como maestros y muchos humanos primitivos los consideraron dioses o hijos de los mismos.

(862.3) 77:5.9 Desde los tiempos de Adansón y Ratta, los adansonitas mantuvieron un alto nivel de cultura durante casi siete mil años. Más adelante se mezclaron con los noditas y andonitas vecinos y también figuraron entre los «valientes de antaño». Y algunos de los adelantos de aquella edad perduraron convirtiéndose en una parte latente del potencial cultural que más tarde llegó a ser la civilización europea.

(872.3) 78:4.5 Las cepas más puras de la raza violeta habían conservado la tradición adánica de buscar la paz, lo cual explica por qué los desplazamientos de la raza primitiva se habían hecho más bien con carácter de migraciones pacíficas.

(872.2) 78:4.4 Estos anditas primitivos no eran arios; sino prearios. No eran blancos; sino preblancos. No eran un pueblo occidental ni oriental. Pero, a la mezcla políglota de las así llamadas razas blancas, le da la herencia andita aquella homogeneidad generalizada que se ha llamado caucasoide.

Esta raza, además de inteligencia, su color de cabellos y altura, también tenían estas cualidades:

(851.1) 76:4.3  Fueron intencionadamente mortales pero longevos, si bien su longevidad tendió a la norma humana con cada generación sucesiva.

(851.3) 76:4.5 Retuvieron la capacidad de ver estos seres celestiales durante más de cien años después de la falta. Estos sentidos especiales fueron menos aguzados en sus hijos y tendieron a menguar con cada generación sucesiva.

(851.4) 76:4.6 Generalmente los hijos adánicos recibían un Ajustador, pues todos poseían firme capacidad de supervivencia. Esta prole superior no era tan susceptible al temor como los hijos de la evolución. Perdura mucho temor en las razas urantianas de hoy en día porque recibieron vuestros antepasados tan poco plasma vital de Adán, a causa del malogro prematuro de los designios para el perfeccionamiento físico de las razas.

(851.5) 76:4.7 Las células del cuerpo de los Hijos Materiales y de su progenie son mucho más resistentes a las enfermedades que las de los seres evolutivos indígenas del planeta. Las células del cuerpo de las razas nativas son afines a los organismos microscópicos y ultramicroscópicos vivientes del reino que producen enfermedades. Estos hechos explican por qué los pueblos de Urantia tienen que hacer un gran esfuerzo en el campo científico para resistir a tantos trastornos físicos. Seríais mucho más resistentes a las enfermedades, si vuestras razas llevaran más de la sangre adánica.

Lo anterior nos ayuda a entender porque eran reverenciados como seres casi sobrenaturales y divinos. Estos Maestros superiores exploraron los rincones del globo en esos tiempos de antaño. Y dejaron una prole que se fusionó con los pueblos circundantes.

No fueron OVNIS ni extraterrestres directos los que influyeron en los pueblos de la antigüedad. Esa información es inexacta, aunque sin embargo, está basada en unos hechos reales.

Efectivamente una raza de maestros con la cultura del Jardín de Edén circunavegó el globo derramando la civilización adánica. Y es verdad que de alguna forma expandieron una genética y cultura que había tenido un origen extraplanetario en los padres Adán y Eva.

(872.4) 78:4.6 Estos anditas eran aventureros; tenían disposición de los itinerantes. Una mayor infusión de sangre sangik o andonita tendió a estabilizarlos. Mas así y todo, sus descendientes más recientes no pararon nunca hasta haber circunnavegado el globo y descubierto el último continente remoto.

(850.4) 76:3.8 Los adanitas aventajaron sobremanera a los pueblos circunvecinos en logros culturales y desarrollo intelectual. Produjeron el tercer alfabeto y, por otro lado, sentaron los cimientos de gran parte de lo que fue precursor del arte moderno, las ciencias y la literatura.

(845.8) 75:8.1 En efecto cayeron Adán y Eva de su estado superior de filiación material hasta el estado inferior de hombre mortal. Pero esto no constituyó la caída del hombre. La raza humana ha sido mejorada a pesar de las consecuencias inmediatas de la falta adánica. Aunque se malogró el designio divino para dar la raza violeta a los pueblos de Urantia, las razas mortales se han beneficiado enormemente de la contribución limitada que hicieron a las razas de Urantia Adán y sus descendientes.

Y nos preguntamos: ¿Qué habría ocurrido con la humanidad si los planes adánicos no se hubiesen interrumpido? Si tan solo una cantidad menor de sangre adánica a grado limitado fue suficiente para levantar a las prodigiosas civilizaciones de antaño, ¿qué habría pasado con la humanidad si Adán y Eva no hubiesen fracasado?

En estas sucesivas entradas veremos los rastros de esos anditas, que esparcieron la cultura del Edén por el mundo.