jueves, 10 de septiembre de 2015

Los pasos para el despertar espiritual

Estos son a grandes rasgos los pasos para que una persona pueda transformarse y ser un agente de cambio positivo en la humanidad. De forma evidente los detalles pueden variar en cada caso, y además cada persona tiene su propio desarrollo y tiempo necesario para sus adaptaciones.

1 - Recepción del mensaje 

Mediante nuestras propias acciones vitales y con nuestras conversaciones podemos proclamar el mensaje de la Paternidad de Dios y la Hermandad entre los Hombres. Al respecto, la primera enseñanza que entregamos al individuo son éstos conceptos. Enseñamos que:

"Dios es tu Padre personal. El te imaginó y te creó personalmente"


Este mensaje no necesariamente puede ser verbal. Con nuestros actos de bondad, belleza y verdad podemos transmitirlo. Luego nos preguntarán más directamente sobre el tema, o puede que la "luz verde" nos indique el camino para la vía más directa en alguna conversación posterior.

Puede que la persona aún no crea en Dios y sea necesario conversar sin ninguna imposición con algún artículo en relación a la Creación.

 Si la persona cree en Dios, se debe resaltar lo que está en cursivas. Además se debe transmitir que él es un Padre amoroso, que nos ama, cuida y ha entregado el regalo de la vida para hacer con ésta algo valioso y creativo para nuestra autorealización y ayuda al semejante.  

Al respecto, el ejemplo del diseño de la singularidad humana (como un copo de nieve) nos muestra como cada persona es única e irrepetible en toda la eternidad. También una lección apropiada de Romanos capítulo 8 y la enseñanza correcta sobre la "adopción" como Hijos lo cual significa realmente un descubrimiento de nuestra condición. Recibir este mensaje puede significar una auténtica revelación para quién nunca lo entendió así.

En esta fase de la recepción del mensaje, en algún momento de la maduración de éste por parte del discípulo, éste debe aceptar con Fe y Confianza la realidad de la Paternidad personal de Dios. Además, es un tiempo donde se puede explorar como la oración es esencial para empezar una fase de comunicación con Dios.

También en esta etapa declaramos la realidad de la hermandad entre los hombres, el hecho de que cada ser humano es nuestro hermano e Hijo de Dios que también debe ser amado y respetado, ya que Dios también lo ha creado como un Hijo a nivel personal.

La fase de la aceptación de ésta primera parte y comprensión de ese concepto puede durar un tiempo indeterminado según el caso de cada persona. Mediante lecciones y conversaciones sucesivas y sencillas, ya hemos abarcado esa primera etapa de la Evangelización.

2- Aprender a escuchar al Padre

El discípulo ya conoce conceptualmente el mensaje de la Paternidad de Dios y la Hermandad entre los hombres, pero aún no ha aprendido a vivirlo experencialmente.

Para conocer a Dios como Padre a través de la experiencia íntima y personal, debe desarrollarse el diálogo con el Ajustador del Pensamiento. Esto es más que una oración en determinados momentos, más bien es algo prácticamente cotidiano que abarca nuestros pensamientos. En esta parte es esencial enseñar que un fragmento del Padre mora en nosotros y que esa parte de Dios nos puede guiar por la vida y volverse nuestro amigo y socio íntimo como una manifestación del mismo Padre viviente. Una relación exclusivamente personal e intransferible se puede desarrollar con Dios.

Para lograr el "diálogo" aquí enseñamos lo que se denomina adquirir conciencia de los pensamientos, sentimientos y reacciones. Antes de comprender la Buena Nueva en muchas ocasiones recibimos en nuestra mente señales y pensamientos que nos empujan a ser compasivos, perdonadores, a ser misericordiosos  y también a ser generosos y amorosos ante las desgracias ajenas. En la mayoría de los casos estas emociones fluyen casi espontáneamente. Pero también nuestros pensamientos y emociones opuestas como los celos, la venganza, la envidia, el egoísmo y el rencor de igual forma fluyen de forma casi automática sin tomar una conciencia de los mismos.

Pues ahora aprendemos a estar alertas sobre nuestra propia mente, pensamientos y emociones. Enseñamos que cuando tenemos un pensamiento que nos empuja al odio, celos o venganza, debemos escuchar el pensamiento corrector que nos ruega hacer lo contrario: a no pagar con venganza y mal, a no crear malos pensamientos, hablar tonterías, etc. Un pensamiento nos advierte de no irnos por ese camino y nos censura. 

También prestamos atención ante los pensamientos altruistas que nos empujan siempre a ser misericordiosos, compasivos, perdonadores, tolerantes, pacientes y generosos. Y especialmente a la "voz" interior que nos levanta el ánimo cuando estamos decaídos, nos conforta en la soledad y siempre nos saca adelante de las preocupaciones mentales. Esto es más que la conciencia ordinaria, es realmente el trabajo del Modelador o Ajustador del Pensamiento, aquel fragmento del Padre que utiliza las corrientes mentales para guiarnos a las emociones más elevadas, los pensamientos más elevados, y las palabras más atinadas. El ajusta nuestra mente para que ésta se vuelva más espiritual.

Antes de conocer sobre el Morador Divino que nos habita, desde niños realizábamos algunas de las acciones descritas (ya que el Ajustador nos habita desde niños). Oscilábamos entre la bondad y el egoísmo. Sin embargo, al comprender que un fragmento del Padre nos habita, ahora prestamos atención. Nos volvemos alertas sobre dicha guía constante, y comenzamos con la practica a crear una especie de "diálogo" con el Padre Celestial en dónde él nos comienza a orientar a cada aspecto de nuestra vida. Y descubrimos por la experiencia que lo mejor que podemos hacer es confiar ciegamente en Dios, y por lo tanto, comenzar a dejar que se "haga su voluntad", que él nos guíe en la vida, y empezamos a vencer la resistencia que antes poníamos a esa guía.


Esto es similar a un avión que funcionaba en "piloto automático".

Durante la mayor parte de nuestra vida funcionamos en ese estado inconsciente. Nuestros estados oscilaban entre los pensamientos rectos y malos. Y también lo hacíamos por el recuerdo de las sanciones sociales y normas religiosas. Pero aún así funcionábamos de forma inconsciente en "automático". 

Cuando descubrimos que el Padre realmente está guiando nuestros pensamientos, ahora de forma consciente, deliberada y alerta le entregamos el mando, dejamos que se "se haga su voluntad" y que él nos guíe y pilotee en la vida. 

El hacer esto también nos ayuda a potenciar cualidades como el equilibrio, el sentido común, la sensatez, la coherencia y una actitud positiva frente a las responsabilidades.

Este proceso en el discípulo es gradual, es un entrenamiento diario durante un buen tiempo, ya que nuestro "diálogo" con Dios comienza a incrementarse poco a poco mientras vencemos la resistencia a no escucharle. El nos contesta con pensamientos seguros de poder, compasión, perdón, comprensión,   bondad y amor, además de otorgarnos algunas "señales" en ciertos acontecimientos diarios. Con el tiempo su Voz se vuelve más audible para nosotros, y los periodos de alternancia entre escuchar su voz (estar consciente y alerta) y no estarlo,  comienza finalmente a inclinarse a su guía.

Notaremos que nos hemos soltado de su guía cuando con nuestra mente nos hemos olvidado de él, y comenzamos a idear soluciones puramente carnales, materiales y egoístas, cuando un torrente de temores, miedos y preocupaciones nos invaden. Entonces nuevamente debemos regresar a los necesarios espacios de oración,  soledad y comunión para volver a "conectar". Y luego, incluso en las actividades cotidianas, al estar trabajando o caminando, también ya podemos seguir conectados y sentir su vasta Presencia en todo momento.

Como nos damos cuenta, cuando el Padre nos comienza a gobernar, cuando comenzamos voluntariamente a tenerel deseo de parecernos a él en su compasión, bondad y comprensión, ésto tiene un impacto directo en practicar y experimentar el concepto de la hermandad del hombre.

3- Nacer Otra Vez y la Consagración

Tras un tiempo de practicar la "gimnasia espiritual" de hacer la voluntad del Padre, y confiar en él (ponerse en sus manos), se adquiere un estado de sincronía con el Padre más permanente. Se vislumbra que poco a poco la voluntad del hombre se hace una con la voluntad de Dios. Y ese estado es mucho más regular y constante. La comunicación con el Ajustador se vuelve fascinante y más fluida. En este periodo la persona experimenta la dramática transformación final de nacer otra vez, la partida hacia un viaje sin retorno. El nacer otra vez es en realidad el parto de un proceso de gestación del alma que se ha iniciado mucho antes en las etapas anteriores. 

 La totalidad al experimentar al Padre lo comienza a desbordar. Ya es otra persona, una nueva creación ha nacido.


Y el ser humano decide entonces hacer su consagración interna. Entregarse total e incondicionalmente a la voluntad amorosa de Dios, ese hombre da y entrega todo, sin ninguna duda en su mente, se une a la corriente del Padre Universal para ser el mismo una manifestación viviente y humana del Padre para beneficio del mundo.

Desde el momento en que el hombre "nace otra vez" se avanza de forma inmensa desde el tercer al primer círculo psíquico. Pero cada persona sabrá cuanto tiempo tardará desde su tercer círculo hasta el primero. Cada caso es diferente. Aunque antes ya habíamos comenzado a tener contactos o "diálogos" con el Ajustador, solo al llegar al primer círculo de la mente, verdaderamente y de forma plena y constante escuchamos claramente la voz de Dios en nuestro interior. Miremos los comentarios en torno al tercer y primer círculo:

(1210.9) 110:6.14 El tercer círculo. El trabajo del Ajustador es mucho más eficaz una vez que el humano ascendiente llega al tercer círculo y recibe un guardián seráfico personal del destino. Aunque no exista aparentemente una concordancia de esfuerzo entre el Ajustador y el guardián seráfico, sin embargo se puede observar un mejoramiento claro en todas las fases de logro cósmico y desarrollo espiritual posteriormente a la asignación del ayudante seráfico personal. Cuando se llega al tercer círculo, el Ajustador intenta morontializar la mente del hombre durante el resto de la vida mortal, para llegar a los círculos restantes y lograr la etapa final de la asociación divino-humana antes de que la muerte natural disuelva esta asociación singular

(1210.10) 110:6.15 El primer círculo. El Ajustador no puede ordinariamente hablar directa e inmediatamente contigo hasta que llegues al primero y final círculo de logro mortal progresivo. Este nivel representa la realización más alta posible de la relación mente—Ajustador en la experiencia humana previamente a la liberación del alma morontial evolutiva de las cadenas del cuerpo material. En cuanto a la mente, las emociones y el discernimiento cósmico, este logro del primer círculo psíquico es el acercamiento más último posible de la mente material y del Ajustador espiritual en la experiencia humana.
4- Derramarse
La criatura renacida que ha "tocado a Dios" no puede contenerse y guardarse para sí el agua de la verdad. El se transforma en una fuente para impartir agua de vida y al haberse transformado, ahora puede comenzar a transformar el mundo. Su vida y ejemplo se vuelve un motivo de inspiración para otras vidas, y comienza a transmitir de forma sostenida y plena aquel mensaje para cambiar el mundo. Como persona renacida provee el liderazgo para inspirar a los hombres en todas las esferas humanas. Este hijo renacido no sabe del reposo e inicia las gestiones para expandir el mensaje, para que más almas puedan renacer y contribuir a los cambios trascendentales. El Padre le guiará en que formas podrá contribuir en esa proclamación global.
El hombre y mujer renacidos que ya están en un nivel un poco más abajo de la fusión con su Ajustador, ya poseen ángeles guardianes personales, y todo parece colaborar a su favor. Es como si todo el universo le ayudase en el gran proyecto y todo se vuelve más fascinante, y la vida cambia para siempre jamás. Es un viaje sin retorno, una unidad con el Padre que es difícil de explicar, pero tan real como el Amor. 
Y precisamente el fruto espiritual dará testimonio de su excelsa asociación con Dios. Y nada les será imposible. Su Fe puede cambiar el mundo.
Aquellos que se entregan a la voluntad del Padre y se aventuran en su último círculo mental quizás sean llamados herejes, locos y farsantes. Pero ellos saben que les mueve el Espíritu. Ellos descubrirán el sentido de la vida, su origen y su glorioso futuro. Y no temerán a la muerte. Ellos serán la sal de la tierra y sus obras resplandecerán. Sólo los que logran esa fusión con el Dios que les habita escapan del tedio y de la mediocridad. Son graníticos en medio de la desolación, templados en la gloria y tiernos entre los malvados. No conocen su propio nombre. Probad a suplicarles, Probad a buscarles. Probad a descansar en su silencio reposado. Siempre están dispuestos. No conocen la palabra no. Están revestidos de hierro, pero son dulces como el corazón de una mujer. Aman hasta el final y nunca pierden. Nada poseen y, sin embargo, son los dueños del mundo.