jueves, 19 de noviembre de 2015

Crónicas de los Anditas - Parte XV

(879.4) 79:1.7 Así pues, al dispersarse en el hemisferio oriental, los anditas fueron desposeídos de sus tierras natales de la Mesopotamia y el Turquestán, puesto que fue este desplazamiento excesivo de los andonitas hacia el sur el que diluyó a los anditas en Asia central hasta su desaparición casi total.

(870.2) 78:2.4 Adán dejó atrás una gran cultura intelectual y espiritual, pero muy pocos avances hubo en materia de dispositivos mecánicos, puesto que cada civilización es limitada por los recursos naturales disponibles, el ingenio inherente y tiempo libre suficiente como para garantizar la realización inventiva. La civilización de la raza violeta se fundamentó en la presencia de Adán y en las tradiciones del primer Edén. Tras la muerte de Adán, y a medida que se iban borrando estas tradiciones con el paso de los milenios, el nivel cultural de los adanitas decayó ininterrumpidamente hasta alcanzar un estado de equilibrio recíproco con la condición de los pueblos que los rodeaban y con las capacidades culturales de la raza violeta que evolucionaron de manera natural.

Cómo hemos visto en la entrada:

Crónicas de los Anditas - Parte XIV

http://estudiosdelasescrituras.blogspot.cl/2015/11/cronicas-de-los-anditas-parte-xiv.html

,tenemos evidencia clara de la penetración andita en la India. La ciudad que es un paso hacia la India es Mohenjo Daro y da testimonio de una cultura superior.

(871.1) 78:3.5 Al terminar el período de las primeras migraciones adánicas, alrededor de 15.000 a. de J.C., ya había más descendientes de Adán en Europa y Asia central que en el resto del mundo entero, incluso que en Mesopotamia. Las razas azules europeas habían sido infiltradas en gran medida. Las extensiones meridionales de las tierras conocidas hoy en día como Rusia y Turquestán estaban ocupadas por una gran reserva de adanitas mezcladas con noditas, andonitas y sangik rojos y amarillos.

La penetración andita queda patente inclusive con algunos descubrimientos sorprendentes. Arqueólogos rusos al norte del Cáucaso descubrieron dos hombres y dos mujeres de 2,10 metros de altura que fueron enterrados hace unos 4.500 años en una tumba de arcilla que recién ha sido descubierta hace poco tiempo (imagen lateral).

(879.1) 79:1.4 Cuando las condiciones climáticas convirtieron la caza en una actividad infructuosa, los migrantes anditas no siguieron la línea evolucionaria de las razas más antiguas y, entonces, no se convirtieron en pastores. En cambio, aparecieron el comercio y la vida urbana. Desde Egipto, a través de la Mesopotamia y el Turquestán, hasta los ríos de China e India, las tribus de civilización más avanzada comenzaron a constituirse en ciudades dedicadas a la manufactura y el comercio. Adonia, ubicada cerca de la actual ciudad de Ashjabad, se convirtió en la metrópolis comercial del Asia central. El intercambio comercial de piedras, metales, madera y alfarería tuvo un rápido incremento tanto por vía terrestre como por la fluvial.

Parece que Adonia estaría vinculada con Gonur Tepe o Shahr-i Sokhta. Allí el esqueleto de una mujer con un ojo artificial tenía una altura 1,82 metros, que es superior a la media y se pueden fechar entre 2900 y 2800 antes de Cristo. Claramente observamos aquí los últimos vástagos anditas ya modificados y en plena disolución.

(879.3) 79:1.6 El incremento de la aridez en Asia central contribuyó adicionalmente a reducir la población y convertir a estos pueblos en menos belicosos; y cuando las decrecientes lluvias en el norte forzaron a los nómades andonitas a desplazarse hacia el sur, hubo un enorme éxodo de anditas desde el Turquestán. Éste es el movimiento final de los llamados arios hacia el Levante y la India. Culminó así esa gran dispersión de los descendientes mezclados de Adán, durante la cual, todos los pueblos asiáticos y la mayoría de los de las islas del Pacífico se beneficiaron en cierto grado por la influencia de estas razas superiores.

(879.5) 79:1.8 Pero aún en el siglo veinte de la era cristiana quedan rastros de sangre andita entre los turanianos y tibetanos, como se puede ver en los tipos rubios que a veces se hallan en estas regiones. Los primeros anales chinos registran la presencia de nómades de cabellos rojos al norte de las pacíficas colonias del río Amarillo, y aún se conservan pinturas que prueban fielmente la presencia del tipo rubio andita y del moreno mongol en la cuenca del Tarim de hace tiempo.

Todos recordamos los casos de los afganos de ojos de color y árabes incluso con rasgos nórdicos y pelirrojos. Era común en la antigüedad, entre los pueblos turcos, buscar a mujeres con esos rasgos, tal como ocurre con Solimán el Magnífico y su célebre esposa Hurrem. Así podemos encontrar una interesante vinculación con (aunque ya mezclada y diluida) con los anditas. El pueblo de los anditas dejaron sus huellas incluso en zonas árabes. En las siguientes fotografías observamos esos rastros genéticos en países como Irán, Irak, Turquía y el Turkmenistán: