lunes, 28 de diciembre de 2015

Una clave para derrotar las enfermedades y lesiones

En los años treinta los Documentos de Urantia hicieron una declaración sorprendente que podrá revolucionar la Medicina en el futuro. Leamos:

(735.2) 65:4.3 Muchas características de la vida humana ofrecen abundantes pruebas de que el fenómeno de la existencia mortal se planeó con inteligencia, y de que la evolución orgánica no es una mera casualidad cósmica. Cuando una célula viviente se daña, dispone de la capacidad de elaborar ciertas sustancias químicas que están facultadas para estimular y activar las células normales adyacentes de tal modo que éstas comienzan inmediatamente la secreción de ciertas sustancias que facilitan los procesos curativos en la lesión; a la par, estas células normales no lesionadas comienzan a proliferar —de hecho emprenden la creación de nuevas células para reemplazar toda célula compañera que pudiese haber sido destruida por este daño.

(735.3) 65:4.4 Esta acción y reacción química implicada en sanar la herida y reproducir las células es el resultado de haber optado los Portadores de Vida por una fórmula que engloba más de cien mil fases y características de reacciones químicas y repercusiones biológicas posibles. Sobrepasan medio millón los experimentos específicos realizados por los Portadores de Vida en sus laboratorios antes de acordar en esta fórmula para el experimento de la vida en Urantia.

(735.4) 65:4.5 El día que sepan más acerca de estos químicos curativos los científicos de Urantia, llegarán a ser más eficientes en el tratamiento de las lesiones, e indirectamente sabrán más acerca del control de ciertas enfermedades graves.

El año 2001 Tim Hunt junto con Leland H. Hartwell y Paul M. Nurse recibieron el Premio Nobel por sus descubrimientos de las llamadas ciclinas y las quinasas dependientes de ciclinas en el ciclo y reparación celular.

Se ha descubierto que nuestras células incluyen una colección compleja de activadores e inhibidores para sintonizar la progresión ordenada del ciclo celular. Las ciclinas como moléculas químicas tienen un gran papel que recién se está dimensionando, junto a otros elementos que intervienen como activadores de la reparación celular. También la comprensión de la matriz extracelular es fundamental. Este es el conjunto de materiales extracelulares vitales en la agrupación de células y creación de tejidos. La ilustración es burda pero imagine un grupo de ladrillos (células) unidos con el mortero o cemento (matriz extracelular). Imagine que a través de éstos enlaces moleculares en la matriz extracelular, los ladrillos se comunicasen y pudieran reemplazarse.

Cómo dicen los Documentos de Urantia, con éste conocimiento nuestros científicos “indirectamente sabrán más acerca del control de ciertas enfermedades graves.” Ya se observa una relación en todo lo anterior con las ciclinas y otros elementos asociados a la matriz extracelular (como la tropomiosina 2.1), puesto que la comprensión de su función celular puede inhibir la formación de las células cancerosas. Una “profecía” cumplida de los Documentos escritos en los años treinta del siglo XX.

Un artículo de hace pocos días comenta lo siguiente:

Una proteína del andamio celular podría reprimir el cáncer

Un equipo internacional de investigadores, con participación de la Universidad de Barcelona, ha comprobado que la proteína tropomiosina 2.1 actúa como un supresor del crecimiento en matrices extracelulares blandas. Este resultado revela el potencial de esta proteína del citoesqueleto para reprimir la proliferación de células cancerosas.

La capacidad de las células de detectar la rigidez de la matriz extracelular –un conjunto de moléculas que proporcionan soporte estructural y bioquímico–afecta a procesos esenciales como el desarrollo y la cicatrización de las heridas.
Después de formar adhesiones en la matriz, las células miden su rigidez aplicando fuerzas sobre ella mediante microcontracciones. En matrices blandas, las células aplican fuerzas suaves, impidiendo la proliferación y el crecimiento celular.  En matrices rígidas, la adhesión es más fuerte y las células aplican fuerzas superiores y proliferan.
No ocurre lo mismo cuando se trata de células cancerosas, estas son capaces de proliferar en matrices blandas, independientemente del nivel de adhesión de las mismas. Incluso pueden crecer aunque no estén adheridas a la matriz extracelular, lo cual indica que el sistema de detección de rigidez no está funcionando correctamente.
En este marco, el investigador Pere Roca-Cusachs del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) y profesor de la Universidad de Barcelona, junto a colaboradores en la Universidad de Columbia y el Instituto de Mecanobiología de Singapur, revelan ahora el potencial como represor del cáncer de una proteína del citoesqueleto celular: la la troposmiosina 2.1. El estudio se publica en la revista Nature Cell Biology.
Los investigadores analizaron la capacidad de detectar la rigidez con una nueva tecnología de alta resolución que monitoriza las fuerzas de contracción de las células al desplazarse en un sustrato de micropilares.
De esta forma descubrieron unidades contráctiles de actomiosina (CU) –complejos proteicos análogos a las fibras musculares, pero a nivel celular– que movían, de manera simultánea, pilares opuestos en pequeños pasos de forma regular.
Las CU miden la rigidez contando el número de pasos necesarios para alcanzar el nivel de fuerza que activa la captación de otra proteína, la α-actina, que actúa de unión y presenta  múltiples funciones en diferentes tipos celulares.
"Cuando desactivamos la tropomiosina 2.1, que normalmente restringe la actomiosina, observamos fuerzas más elevadas, provocando un mal funcionamiento del detector de rigidez", comenta Pere Roca-Cusachs.
"Como resultado, se puede concluir que la troposmiosina 2.1 limita el crecimiento celular en matrices blandas, controlando la producción de fuerza y que el detector de rigidez funcione adecuadamente. En células cancerosas, la alteración de la tropomiosina hace que este mecanismo no funcione, favoreciendo su crecimiento y proliferación".
Fuente:
http://www.agenciasinc.es/Noticias/Una-proteina-del-andamio-celular-podria-reprimir-el-cancer

Los Documentos dicen también que esta comprensión hará a los científicos  "más eficientes en el tratamiento de las lesiones". Por ejemplo, el campo para emular la matriz extracelular se vuelve fascinante. Un artículo reciente comenta:

"Un equipo de investigadores de la Universida Queen Mary de Londres ha desarrollado un nuevo tipo de injerto óseo sintético que mejora la habilidad del organismo para regenerar el tejido óseo, y reduce el tiempo de recuperación a solo un mes.

El tejido oseo está compuesta por diferentes tipos de células oseas y una matriz extracelular mineralizada que le confiere a ese tejido su dureza. La matriz extracelular es la principal responsable de las propiedades mecánicas de los huesos".

Fuente: http://elcomercio.pe/ciencias/medicina/crean-injerto-sintetico-capaz-regenerar-huesos-mes-noticia-1866912