martes, 29 de marzo de 2016

No sobreviviremos si no actuamos

El reloj está en nuestra contra. El desastre de la civilización se avecina sobre nosotros, si los conocedores de la verdad no emprendemos un programa sistemático de educación espiritual transformadora.

(1086.5) 99:1.2 La religión (verdadera) debe volverse una influencia poderosa para la estabilidad moral y el progreso espiritual que funciona dinámicamente en medio de estas condiciones constantemente cambiantes y de adaptaciones económicas interminables.

Estamos llamados a ser estabilizadores. La espiritualidad debe comenzar a ser reentendida fuera de los dogmas religiosos e instituciones eclesiásticas. La espiritualidad al ser redescubierta será considerada como el aceite lubricante que previene la fricción destructiva de los roces de las personas y asociaciones humanas, sean éstas entidades económicas, políticas y religiosas formales.

(1087.1) 99:1.4 La religión no tiene nuevos deberes que cumplir, pero es urgentemente llamada a funcionar como guía sabia y consejero experto en todas estas situaciones nuevas y rápidamente cambiantes de la humanidad. La sociedad se está volviendo más mecánica, más compacta, más compleja y más críticamente interdependiente. La religión (verdadera) debe funcionar para evitar que estas nuevas interasociaciones íntimas se tornen mutuamente retrogresivas o aun destructivas. La religión ha de actuar como la sal cósmica que previene la destrucción del sabor cultural de la civilización por los fermentos del progreso. Estas nuevas relaciones sociales y revoluciones económicas pueden dar como resultado una fraternidad duradera sólo mediante el ministerio de la religión.

La religión verdadera es la del Espíritu que provoca los frutos espirituales (amor, positivismo, paciencia, bondad, etc.) que previenen la destrucción de los seres humanos bajo el odio, la excesiva mecanización y las teorías políticas, económicas y religiosas que friccionan al mundo. Si impregnamos todas las esferas humanas con esta sal cósmica, con este aceite lubricante, la humanidad comenzará a reordenarse bajo prioridades correctas, avanzando hacia una auténtica civilización.

Debes organizar áreas de acción de trabajo orientadas a fomentar buenas cualidades entre las personas bajo la verdadera espiritualidad, aquella que utiliza el amor, la compasión, el perdón y la bondad como palancas transformadoras. 

Debemos penetrar urgentemente y de forma sistemática en éstas áreas:

1) En la política. Sembrando ideales transformadores que potencien los anhelos por la transparencia y los motivos correctos interiores para el auténtico servicio público y social. La humanidad clama por Dirigentes más dignos, honrados y justos que trabajen por el bienestar colectivo de la Humanidad. ¿Puedes organizar charlas y boletines que traten de fomentar éstos ideales en estos hombres? ¿Puedes visitarles en sus sedes políticas y parlamentos? ¿Puedes enviar cartas a estos dirigentes?

2) En lo Económico. De la misma forma queremos sembrar los ideales que potencian la retroalimentación positiva del mercado y que beneficia a todos. Un avance a una visión integradora y simbiotica (empresarios, trabajadores y consumidores) es esencial para la humanidad, incluyendo la consideración respetuosa al medio ambiente como una materia prima esencial que hay que cuidar y proteger.

3) En lo Educativo. También se necesitan reformas urgentes para que los futuros hombres y mujeres sean educados con motores internos correctos. para que aborden las áreas de la civilización con los ideales transformadores de la humanidad.

4) En lo religioso. Quizás sea la área más difícil, pero los creyentes y dirigentes espirituales individuales deben comenzar a luchar por transmitir los ideales comunes transformadores de la religión, dejando de lado la lucha por los dogmas y sentido de posesión de la verdad.

Pero una advertencia. En todos estos intentos no fomentemos ninguna teoría política, económica, educativa o religiosa. Ni siquiera sembremos en exceso el Libro de Urantia.  Si sembramos ideas, tristemente nos volvemos piezas o engranajes del mismo sistema y también sufriremos fricción destructiva sin aceite. Nuestro objetivo no es sembrar ideas para hacer las cosas. Solo sembramos ideales, y dejamos que los hombres en todas las áreas humanas, llenos de los nuevos ideales, adapten éstos a sus propias circunstancias locales y después hagan sus propias ideas. Estas nuevas ideas ahora estarán basadas en ideales como motores. De esta forma solo somos el aceite vital transformador.

(1220.9) 111:4.10 Las ideas pueden originarse en los estímulos del mundo exterior, pero los ideales nacen sólo en los reinos creadores del mundo interior. Actualmente las naciones del mundo son dirigidas por hombres que tienen superabundancia de ideas, pero gran pobreza de ideales. Ésta es la explicación de la pobreza, divorcio, guerra y odios raciales.

El error de las religiones de antaño, es que intentaron transformarse en una pieza, en un rodamiento o engranaje del sistema, dejando de lado su papel de aceite motivador y suavizador. De esta forma, la Iglesia se transformó en un sistema social más, en un estado político más, y en vez de contribuir a mejorar el mundo, ha provocado un gran retraso. Evitemos ese error.