martes, 5 de abril de 2016

Los Ajustadores y la condición humana

Los Documentos revelan que no todos los seres inteligentes reciben un Ajustador del Pensamiento. Hay muchos ángeles y otras órdenes de seres que no los tienen, aunque sin duda experimentan otra fase de filiación más desconocida para nosotros.

Parece ser que el ingreso en el espacio tiempo y en la materia de un mundo como el nuestro hacen necesario  la dependencia de Dios a través de un Ajustador del Pensamiento, un Modelador divino de nuestra mente, mientras ésta transita por ésta vía difícil de existencia humana material.

(1016.1) 93:2.7 Este Melquisedek encarnado recibió a un Ajustador del Pensamiento quien residió en su personalidad superhumana como monitor del tiempo y mentor de la carne, acumulando de este modo experiencia e introducción práctica a los problemas de Urantia y a la técnica de residir en un Hijo encarnado, cosa que permitió que este espíritu del Padre funcionara tan valientemente en la mente humana del Hijo de Dios, Micael, cuando más adelante, apareció en la tierra en semejanza de la carne mortal. Éste fue el único Ajustador del Pensamiento que funcionara en dos mentes en Urantia, pero ambas mentes eran divinas a la vez que humanas.

Jesús al nacer como hombre en la Tierra, recibiría el mismo Ajustador del Pensamiento que habitó con Melquisedek. Esta conexión o puente con la Divinidad en un ser antes divino y luego material, haría que Jesús fuera un “sacerdote a la manera de Melquisedek”.

Sabemos entonces que Melquisedek y Jesús dependieron de Dios en su aventura en la Tierra. Pero, ¿qué sucede con los cien de Caligastia?

Es interesante que ellos antes de venir a la Tierra eran seres moronciales resucitados de un origen humano, y poseían Ajustador en su capacitación moroncial. Recordemos que el Ajustador nos acompaña durante nuestra vida moroncial.

(744.8) 66:4.9 A pesar de que este grupo tenía ciudadanía provisional en Jerusem, hasta este momento, aún no se habían fusionado con sus Ajustadores del Pensamiento; y cuando se ofrecieron de voluntarios y se aceptaron para el servicio planetario de acuerdo con las órdenes descendentes de la filiación, sus Ajustadores se separaron de ellos. Estos jerusemitas, sin embargo, eran seres sobrehumanos —tenían almas de crecimiento ascendente. Durante la vida mortal en la carne, el alma es de estado embrionario; nace (resucita) en la vida morontial y experimenta el desarrollo a través de los mundos morontiales sucesivos. Y las almas de los cien de Caligastia, de este modo, se expandieron mediante las experiencias progresivas de los siete mundos de estancia hasta el estado de ciudadanía en Jerusem.

Ellos ya habían experimentado la convivencia con un Ajustador en su vida material previa(su primera vida en la carne como humanos) y en su vida moroncial. Ahora sus almas ascendentes obtendrían un nuevo ángulo de vida al habitar en la materia sin un Ajustador por un lapso de tiempo. Ellos  ya estaban graduados en la Guía de un Ajustador en la materia. Ahora tendrían un nuevo tipo de capacitación. Ahora eran sobrehumanos, más similares a los ángeles.

En cambio, Melquisedek y Jesús en su existencia prehumana no habían tenido Ajustador. Parece ser que además de ser Guías en el Tiempo, los Ajustadores provocan una compensación en los seres que existen en el universo. En el caso de los cien, fueron probados de una forma diferente, al nivel de los ángeles y otros seres que no tienen Ajustador. Los que fueron leales, al regresar a Jerusem, volvieron a reunirse con sus Ajustadores para reanudar su camino a la fusión con ellos.

En caso de Adán y Eva, éstos eran seres de origen sobrehumano de una orden superior que vive en Jerusem y que no poseen Ajustador. Durante su estadía en la Tierra conservaban esa capacidad al desafiar al tiempo mediante el árbol de la vida. Eran como atemporales viviendo en la materia (de forma similar a los cien). Sin embargo, Adán y Eva, al perder su inmortalidad, recibieron la Guía de los Ajustadores para vivir lo que quedara de su existencia en el tiempo:

(852.1) 76:5.2 Adán y Eva, como ciudadanos de Jerusem, no tuvieron Ajustadores del Pensamiento, tampoco moró en ellos un Ajustador cuando funcionaban en Urantia en el primer jardín. Pero poco después de su reducción al estado de mortales, se volvieron conscientes de una nueva presencia dentro de ellos, y se dieron cuenta de que la condición humana, juntamente con el arrepentimiento sincero, habían hecho posible que un Ajustador morara dentro de ellos. A Adán y Eva les animó sobremanera durante el resto de su vida saber que un Ajustador moraba en su interior; sabían que habían fracasado en cuanto Hijos Materiales de Satania, pero también sabían que aún les quedaba abierta la carrera al Paraíso con carácter de hijos ascendentes del universo.

Así que notamos que los Ajustadores nos ayudan plenamente en la condición humana, en ésta travesía dura en el viaje difícil de la existencia material. Y es importante que Jesús decidió compartir con nosotros ésta aventura extrema, también con humildad recibió un morador de Dios para depender de él y guiarlo al igual que nosotros en esta condición plenamente  humana.