martes, 10 de mayo de 2016

Los Documentos de Urantia y la Reencarnación

Los Documentos de Urantia niegan la Reencarnación. Esto puede ser desconcertante para algunos lectores afines a las creencias orientales. Lo cierto es que Libro no pretende ser un soporte de los conocimientos metafísicos previos. El Libro de Urantia declara ser una Revelación y señala que todas las creencias humanas son diseñadas mediante el ensayo y error en procesos sociales evolutivos.

Ni siquiera las religiones orientales escapan a ser imperfectas y evolutivas, sujetas a recoger información cósmica parcial. Y el problema nuestro es que muchos abrazan las creencias orientales como respuesta a la insatisfacción generada por el cristianismo occidental, con la premisa mental que porque son "orientales" son más certeras o ancestrales. En realidad es un fenómeno reactivo al aceptarlas como respuesta al cristianismo. Es así como Paramahansa Yogananda y otros Gurús han sido aceptados por el público americano, sediento y buscador de la verdad experimental en torno a lo espiritual.

Pero ese juicio no implica verdad. El misticismo y sus variantes solo son un área de la experiencia religiosa. 

Los Documentos nos hacen pensar que la Reencarnación es una especie de entendimiento inexacto y erróneo del fenómeno de las distintas etapas o vidas en los mundos moronciales.  En estos mundos te “duermes” y “despiertas” en los sucesivos niveles morontiales, pero preservas tu memoria e identidad y sigues creciendo. Parece ser que la Reencarnación es una distorsión y trascripción errónea al lenguaje humano sobre el esquema ascendente en las otras moradas. De alguna forma la enseñanza de las resurrecciones ascendentes se entregó a los hombres de antaño, y éstos la interpretaron como "resurrecciones" en este mismo planeta, llamándole "reencarnaciones".

Creo entender que los misioneros de Melquisdek posiblemente conocían éstos asuntos con claridad y al llegar a la India, recibieron la oposición de los dirigentes religiosos de la India. Y las religiones antiguas la adaptaron dando a entender que los niveles están en este mismo planeta, al nacer en diferentes épocas:

(1028.3) 94:1.7 Los brahmines tamizaron los escritos sagrados de su época para combatir a los maestros salemistas, y esta recopilación, que más tarde fue revisada, ha llegado hasta los tiempos modernos bajo el nombre de Rig-Veda, uno de los libros sagrados más antiguos. Acto seguido los brahmines recopilaron el segundo, tercero y cuarto Veda, con el objeto de cristalizar, formalizar y fijar sus ritos de adoración y sacrificio para el pueblo de aquellos días.

(1029.1) 94:2.3 La concentración exagerada en el yo condujo con toda seguridad a un temor de la perpetuación no evolutiva del yo en un constante círculo de encarnaciones sucesivas de hombre, bestia o planta. Y de todas las creencias contaminadoras que podrían haber afectado a lo que pudo haber sido un monoteísmo surgente, ninguna fue tan embrutecedora como esta creencia en la transmigración —la doctrina de la reencarnación de las almas— que provenía del Dekán dravidiano. Esta creencia en la tediosa y monótona vuelta de transmigraciones repetidas quitó a los mortales luchadores su largamente acariciada esperanza de encontrar aquella liberación y avance espiritual en la muerte que habían sido parte de la previa fe védica.

 La falta de información cosmológica y la oscuridad de las épocas hizo que se creara una teoría netamente con una visión geocéntrica:

(1031.1) 94:3.8 La filosofía brahmánica ha aproximado muchos de los hechos del universo y se ha acercado a numerosas verdades cósmicas, pero demasiado frecuentemente ha caído víctima del error de ser incapaz de diferenciar entre los distintos niveles de realidad, tales como el absoluto, el trascendental y el finito.

Ahora bien, hay algunos fenómenos de “regresiones” que han sido asociados erróneamente a la reencarnación que los Documentos explican como el fenómeno de Reflectividad Universal, la trascripción de informaciones entre los Ajustadores, la información que preserva el Serafín Guardían y de Grupo que puede ser descargada por algunos sujetos, etc.

Muchos de estos fenómenos incomprensibles aún para nuestro nivel de pensamiento han sido adaptados por la mente humana a conceptos religiosos más entendibles, de la misma forma como el hombre de antaño relacionaba la electricidad con los espíritus.

Una persona podría reencarnar varias veces en la materia "densa" pero no tendría sentido el no recordar. Además, muchas de las "lecciones" no alcanzan a ser aprendidas por las circunstancias difíciles de un planeta como el nuestro. Es más justo y amoroso que dichas lecciones las aprendas en los planetas moronciales donde podrás tomar elecciones puras, sin las excusas de las circunstancias adversas de la vida.


El Libro de Urantia no enseña que exista un karma que nos encadene a la materia para nacer varias veces hasta evolucionar y por lo tanto, tener la posibilidad de experimentar múltiples sufrimientos. Esto incluso es poco consistente ya que las circunstancias externas serían responsables de nuestra evolución y no nuestras decisiones internas o elecciones ante las mismas.

Los documentos nos cuentan que mediante la Resurrección podemos ir ascendiendo por los diversos sectores del universo en moradas superiores que permiten que el hombre evolucione por su propia voluntad y elección, y no por la obligación de circunstancias externas negativas.

Es cierto que el sufrimiento permite la posibilidad de escoger entre el bien y el mal. Hay personas que sacan lo mejor de sí en el sufrimiento, pero también hay seres humanos que se endurecen y se vuelven peores en el sufrimiento. Encadenar a los hombres para que puedan nacer otra vez creyendo que eso en determinado punto los hará elegir bien, es condicionar por obligación al hombre, violando su libre albedrio.

En cambio, en las moradas celestiales mediante la resurrección en la carrera ascendente los hombres tendrán oportunidades de realizar elecciones puras y automáticas sin el condicionamiento o justificación de las trabas materiales.

(1030.1) 94:3.1 Aunque la fase más elevada del brahmanismo no fue estrictamente una religión, sí fue verdaderamente uno de los esfuerzos más nobles de la mente mortal en los dominios de la filosofía y de la metafísica. Habiendo comenzado con el deseo de descubrir la realidad última, la mente hindú no se detuvo hasta haber especulado sobre prácticamente todas las fases de la teología excepto el esencial concepto dual de la religión: la existencia del Padre Universal de todas las criaturas del universo y el hecho de la experiencia ascendente en el universo de estas mismas criaturas que tratan de alcanzar al Padre eterno, quien les ha mandado ser perfectos, así como él es perfecto.