domingo, 24 de julio de 2016

La Providencia Verdadera

4:1.1 (54.4) Por muchas épocas los habitantes de Urantia han interpretado erróneamente la providencia de Dios. Hay una providencia divina trabajando en vuestro mundo, pero no se trata del ministerio infantil, arbitrario y material que muchos mortales han concebido. La providencia de Dios consiste en las actividades entrelazadas de los seres celestiales y de los espíritus divinos que, de acuerdo con las leyes cósmicas, laboran incesantemente por el honor de Dios y para el desarrollo espiritual de sus hijos en el universo.

Notamos que la Providencia más que actuar en el ámbito físico, trabaja en aspectos relacionados con nuestro interior. Cuando los israelitas salieron de Egipto, pudieron observar grandes fenómenos de un aparente poder divino. Sin embargo, la misma Biblia admite que aquello no les sirvió para corregir su corazón. La Providencia verdadera, no es por lo tanto, el vehículo externo de demostración sobrenatural de Dios, para obligar a mentes infantiles a servirle.

El trabajo de la Providencia es más bien una obra que nos ilumina desde el interior, para lograr nuestro auténtico progreso espiritual.

4:1.2 (54.5) ¿No podéis vosotros acaso desarrollar vuestro concepto sobre el trato de Dios con el hombre hasta el punto de reconocer que la consigna del universo es progreso? A través de prolongadas edades la raza humana ha luchado para llegar a su estado actual. A lo largo de todos estos milenios la Providencia ha estado laborando en el plan de la evolución progresiva. Estas dos ideas no son opuestas en la práctica, sino tan sólo en los conceptos erróneos del hombre. La providencia divina no se enlista jamás en oposición al verdadero progreso humano, tanto temporal como espiritual. La providencia está siempre de acuerdo con la naturaleza inmutable y perfecta del supremo Legislador.

4:1.4 (55.2) No hay límites a las fuerzas y personalidades que el Padre puede utilizar para mantener su propósito y sostener a sus criaturas. «El Dios eterno es nuestro refugio, y abajo están sus brazos sempiternos». «El que habita en el lugar secreto del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso». «Mirad, el que nos guarda no se adormecerá ni se dormirá». «Sabemos que todas las cosas cooperan para bien de los que aman a Dios», «porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones».

A veces tenemos la conciencia de que ocurren hechos externos-internos  muy íntimos que provocan un crecimiento en nuestro ser. Tomamos conciencia de que Dios responde nuestras oraciones, no tanto para librarnos de circunstancias externas desagradables, sino para otorgarnos cualidades internas que nos hacen crecer interiormente y enfrentar sabiamente las mismas. 

¿Podemos entender que somos semillas que aún no demuestran lo que realmente somos? Por eso, la consigna del universo es el progreso. Todos debemos seguir progresando sin fin, y la Providencia nos ayuda en esa dirección.

4:0.3 (54.3) El asombroso plan de perfeccionar a los mortales evolutivos y, una vez que alcanzan el Paraíso y los Cuerpos de la Finalidad, el proporcionar capacitación ulterior para alguna tarea futura no revelada, parece ser, al actualmente, una de las ocupaciones principales de los siete superuniversos y sus muchas subdivisiones.

Una de las formas en como la Providencia verdadera actúa es mediante los serafines:

113:4.1 (1245.1) Los serafines son estimuladores de la mente; intentan continuamente promover en la mente humana las decisiones que cumplen los círculos. Lo hacen, no de la manera en que lo hace el Ajustador, operando desde adentro y a través del alma, sino más bien desde afuera hacia adentro, trabajando a través del medio ambiente social, ético y moral de los seres humanos.

113:4.4 (1245.4) El impulso a la adoración se origina en gran parte en las estimulaciones espirituales de los ayudantes de la mente más elevados, reforzadas por la guía del Ajustador. Pero el impulso a la oración tan frecuentemente experimentado por los mortales conscientes de Dios surge muy frecuentemente como resultado de la influencia seráfica. El serafín guardián está manipulando constantemente el medio ambiente mortal para el propósito de aumentar el discernimiento cósmico del ascendente humano con el fin de que dicho candidato para la supervivencia pueda adquirir una realización enaltecida de la presencia del Ajustador residente y de esta manera pueda dar una mayor cooperación a la misión espiritual de la presencia divina.

Hay circunstancias externas manipuladas por los serafines y otras agencias espirituales al servicio de Dios, pero éstas son muy sutiles y no estruendosas. De pronto, ciertas circunstancias se dan para que podamos madurar, hacer nuestros ajustes internos, orar, y crecer. Cuando el medio ambiente externo se vuelve favorable, podemos hablar de la verdadera Providencia, la mano de Dios en nuestros asuntos.