viernes, 21 de octubre de 2016

¿Quién perturba a nuestro Sol?

El Sol y todo su sistema tiene un ángulo
de inclinación
Hace pocas horas, y sospechosamente relacionado con la noticia de la posible gran llamarada solar, aparece en los medios una noticia que respalda aún más lo que hemos hablado en estas entradas.

El misterioso planeta Nueve en el borde del Sistema Solar, dado a conocer en enero de 2016 por Konstantin Batygin y Mike Brown, de Caltech, parece ser responsable de la inclinación inusual del Sol. El enorme y lejano planeta puede ser estar provocando un tambaleo al sistema solar, dando la apariencia de que el Sol se inclina ligeramente.

"Debido a que el Planeta Nueve es tan enorme y tiene una órbita inclinada en comparación con los otros planetas, el sistema solar no tiene más remedio que girar lentamente fuera de la alineación", dice Elizabeth Bailey, una estudiante graduada en Caltech y autora principal de un estudio que anuncia este descubrimiento. Para los astrónomos siempre esto había sido un enigma.

Los Documentos de Urantia son los que realmente habían anticipado este descubrimiento ya en los años treinta, y algún día la Humanidad les hará justicia con un reconocimiento. Ellos nos comentan que el acercamiento del sistema vecino y sus cuerpos son los responsables de estas anomalías:

57:5.12 (657.1) Los planetas no giran alrededor del sol por el plano ecuatorial de su madre solar, lo cual harían si hubieran sido arrojados por la revolución solar. Más bien, se desplazan por el plano de la extrusión solar de Angona, que existió a un ángulo apreciable respecto del plano del ecuador solar.

(657.3) 57:5.14 Todo el material celestial del sistema solar derivado del sol estuvo originalmente dotado de un sentido homogéneo de paso orbital, y de no haber sido por la intromisión de estos tres cuerpos espaciales foráneos, todo el material del sistema solar seguiría manteniendo el mismo sentido de movimiento orbital. Sin embargo, el impacto de los tres tributarios de Angona interpuso nuevas y foráneas fuerzas direccionales en el sistema solar naciente con la aparición resultante del movimiento retrógrado. El movimiento retrógrado de todo sistema astronómico es siempre fortuito y aparece siempre como resultado del impacto de una colisión de cuerpos extraños del espacio. Puede que tales colisiones no siempre produzcan movimiento retrógrado; sin embargo, el movimiento retrógrado sólo aparece en sistemas que contienen masas de diversos origenes.

Lo anterior indica que hay tres cuerpos fuera del sistema solar que son lo suficientemente grandes para alterar las fuerzas direccionales de algunos cuerpos del sistema solar.



Cómo se observa en el diagrama superior, la hipótesis "estrella negra" y Nibiru habían intentado explicar la inclinación orbital de nuestro sistema solar. Ahora por fin se les haría justicia, aunque realmente el concepto de Nibiru engloba a tres planetas gigantes más su "estrella" (¿?) negra (Némesis).

Es posible que el primero de estos tres cuerpos esté a punto de ser observado. Pero la sorpresa en los siglos venideros será mayor cuando se verifique que eran tres cuerpos. Ahora bien, la perturbación solar debe sin duda estar incrementada por estos tres cuerpos gigantes del vecino Angona, y si unimos esto a que la antigua “estrella negra” (¿?) de ese vecino sistema se acerca gradualmente a nosotros, y según lo narrado en la entrada pasada, esto volvería más loco al Sol.

¿Y qué efecto esto puede tener en nosotros? Sin mencionar los posibles problemas eléctricos que podría generar una gran tormenta solar, solo basta que apreciemos el fenómeno de las estaciones y el clima para comprender cuan sensible es la Tierra a su movimiento espacial. No creo que la Tierra estalle en pedazos tal como creen los que llevan la teoría Nibiru al extremo, tampoco llegará a la Tierra y se hará visible, ni nada de eso. Sin embargo, si podremos vivir, y ya lo estamos padeciendo, varios trastornos climáticos y sísmicos que se podrían agudizar en estos tiempos.