martes, 24 de enero de 2017

¿Es es el Nombre de Dios un nombre?


Pregunta: ¿YHWH está realmente en el ADN? – Christian Figueroa

Respuesta: En entradas pasadas se analizó la posibilidad que el llamado "Nombre" estuviera relacionado con el ADN, y es ciertamente posible. Parece haber una especie de combinación en relación al ADN, el cual finalmente se puede transcribir en información. Sin embargo, esa investigación nos puede llevar muy lejos y puede tener algunos aspectos especulativos. No obstante, lo que considero más importante en esta cuestión es que el llamado "Nombre" de Dios no es realmente un Nombre.

Para los antiguos hebreos los "nombres" no eran una etiqueta como hoy los denominamos. Más bien un "nombre" implica una descripción de la función de esa persona u objeto. Implicaba a la persona tras la designación, sus características, cualidades y propósitos. La mayoría de los nombres hebreos funcionan así. Los ejemplos son múltiples. Esaú por ejemplo es Velludo, ya que este hijo de Isaac era peludo. Es una descripción de la naturaleza y características de la persona.

Jesús conocía la verdadera pronunciación del YHWH y la enseñó a sus discípulos. Pero en realidad la conocía no como un Nombre, sino más bien en su verdadera naturaleza.

El nombre representado por el Tetragrámaton (YHWH ) proviene de la forma del verbo “ser” (hayah’). Por ejemplo, las publicaciones JW han dicho que significa “El causa que llegue a ser”. También hemos visto que algunos eruditos piensan que se corresponde con la forma causativa de este verbo. De ser así, significaría literalmente “El que causa que sea, el que trae a la existencia”.  También otro comentarista dice: “Muchos eruditos aceptan la opinión generalizada de que el tetragrammaton es una forma de la raíz hyh ("ser") y debe ser pronunciado como "Yahweh" ("El que trae a la existencia")- WA Van Gemeren

No entremos en las interpretaciones posteriores que se han hecho sobre estas expresiones que generalmente hablan de un “Dios de Propósito con su pueblo”, etc. Meditemos en este interesante significado o sonido a la que aludía la expresión:

 “El que trae a la existencia”

¿Y no son acaso éstos términos equivalentes a la expresión “Padre” ?

La expresión Padre se relaciona con un originador, un causador (Job 38:28). ¿Acaso el significado de “El que trae a la existencia” no nos está hablando de un Padre?

Los judíos de los días anteriores a Jesús se habían perdido en el laberinto de la pronunciación exacta del sonido en la lectura del Tetragramatón. Perdieron de vista el discernimiento que el Nombre realmente era un Concepto de la Deidad. Era Algo que hablaba sobre la Naturaleza de la Deidad. Sabían que de alguna forma estaba conectado con la expresión "Llegar a Ser", pero no captaron que aquello aludía a la naturaleza de Dios expresada hacia sus criaturas. Por esa razón, se perdió en la bruma del misterio ya que se centraron obsesivamente en el sonido de la expresión original y finalmente solo colocaban las consonantes YHWH. También hubieron corrientes anteriores primitivas que lo asociaron al Volcán,  al Toro y productor viril de la tierra en la que pisaban, puesto que ellos eran amantes de la tierra y campos.

Por esto ahora entendemos la designación preferida de Jesús al dirigirse a Dios. Cómo decía Ray Franz:

“Jesús no se dirigió a Él nunca como “Jehová”, sino siempre como “Padre” (empleando esta expresión seis veces en tan solo su oración final con sus discípulos). Incluso en la Traducción del Nuevo Mundo, en ninguna de sus oraciones Jesús se dirige a su padre como Jehová”.  Por consiguiente, cuando ora a su Padre y le dice: “Padre, glorifica tu nombre”, es evidente que el término “nombre” se utiliza aquí en un sentido más completo y profundo, como representando a la Persona misma. De otro modo, sería inexplicable la ausencia total de un apelativo específico como “Jehová” en las oraciones de Jesús. Cuando estaba con sus discípulos en la noche anterior a su muerte, tanto al hablar con ellos como en una larga oración Jesús se refirió al “nombre” de Dios cuatro veces.  Sin embargo, durante toda esa noche, llena de consejos y exhortaciones a sus discípulos, y en oración, no se encuentra referencia alguna a que Él hubiese utilizado el nombre “Jehová”. Más bien, empleó de manera consistente la designación “Padre”, ¡haciéndolo alrededor de cincuenta veces!”.

Cuando Cristo dice “he dado a conocer tu Nombre” a los apóstoles realmente se refería al verdadero significado del YHWH al expresar que “Padre” en un sentido íntimo y personal era realmente el Nombre de Dios. Esto era nuevo en la Humanidad, y Jesús verdaderamente declaró el auténtico Nombre de Dios y el significado pleno de YHWH. De hecho, arrojó más luz que la que los mismos judíos primitivos tenían.

Antes de la venida de Jesús se podía especular en que YHWH era el progenitor del Pueblo de Israel, el Productor de la tierra, del campo, etc. En cambio, Jesús al hablar del “El que trae a la existencia” hace que adquiera una verdadera dimensión al ser revelado como nuestro Padre personal. Aquel que te hizo  “llegar a ser” personalmente. Por esa razón Jesús fué el que arrojó luz definitiva sobre la expresión entendida hoy como "Nombre" de Dios. Ciertamente "lo puso de manifiesto" de forma real y superlativa al describir la verdadera naturaleza de Dios.

La expresión "Jehová" en realidad es un invento medieval basada en fusionar las consonantes YHWH con ADONAI, cambiando algunas letras. Esta expresión está basada en la imaginación e intenta expresar un Nombre de la Deidad, que sin embargo, Jesús no mencionó. Jesús de Nazaret en cambio declaró que YHWH era “El que trae a la existencia” o simplemente PADRE.

Crear una "alternativa" que no es demandada en los manuscritos originales y es altamente especulativa, puede incluso oscurecer el sentimiento de relación personal hacia Dios que Jesús nos quería enseñar.

Si bien, no hay nada incorrecto en llamar a Dios "Jehová", ¿era realmente lo que Jesús quería transmitir al hablarnos de Dios? Quizás está bien hacerlo, pero nunca olvidemos que las palabras se transforman en amuletos o marcas para crear un estatus de distinción, cuando Jesús quería que nos acerquemos a la naturaleza del Padre.

1:1.1 (22.4) A través de los universos, de todos los nombres por los que se conoce a Dios el Padre, los que se encuentran más frecuentemente son los que le designan como la Primera Fuente y Centro Universal. El Primer Padre se conoce por varios nombres en diferentes universos y en diferentes sectores del mismo universo. Los nombres que la criatura asigna al Creador dependen en gran medida del concepto que tiene la criatura acerca del Creador. La Primera Fuente y Centro Universal no se ha revelado nunca por su nombre, sólo por su naturaleza. Si creemos que somos los hijos de este Creador, sólo es natural que lleguemos a llamarle Padre. Pero éste es un nombre de nuestra propia elección, y parte del reconocimiento de nuestra relación personal con la Primera Fuente y Centro.

96:1.10 (1053.8) Jehová es un término que en tiempo reciente ha sido empleado para designar el concepto completo de Yahvé que finalmente ha evolucionado en la larga experiencia hebrea. Pero el nombre Jehová no entró en uso hasta mil quinientos años después de la época de Jesús.

1:1.2 (22.5) El Padre Universal nunca impone ninguna forma de reconocimiento arbitrario, de adoración formal, ni de servicio servil a las criaturas volitivas inteligentes de los universos. Los habitantes evolucionarios de los mundos del tiempo y el espacio deben por sí mismos —en su corazón— reconocerle, amarle, y voluntariamente adorarle. El Creador rehusa ejercer coerción o imponer la sumisión al libre albedrío espiritual de sus criaturas materiales. La afectuosa dedicación de la voluntad humana a hacer la voluntad del Padre es el regalo más selecto que el hombre puede hacer a Dios; en efecto, tal consagración de la voluntad de la criatura constituye la única dádiva posible de verdadero valor que puede hacer el hombre al Padre Paradisiaco. En Dios, el hombre vive, se mueve, y tiene su ser; no hay nada que el hombre pueda dar a Dios excepto esta elección de atenerse a la voluntad del Padre, y estas decisiones, efectuadas por las criaturas volitivas inteligentes de los universos, constituyen la realidad de esa adoración auténtica que es tan satisfactoria para la naturaleza del Padre Creador dominada por el amor.

Así que si por crianza o costumbre le llamas a Dios “Jehová”, “Alá”, “Brama” etc., está bien y no hay nada incorrecto, aunque quizás no sea lo que Jesús tenía precisamente en mente. Sin embargo, afectuosamente o filialmente debes experimentar su Paternidad. Verlo y vivirlo como Padre. Los niños e hijos generalmente no llaman a su Padre por su nombre de pila como Ricardo, Jorge, etc. Le dicen afectuosamente Papá (Arameo " Abba ").  Y “habitantes de los mundos del tiempo y el espacio deben por sí mismos —en su corazón— reconocerle, amarle, y voluntariamente adorarle”, tal como enseñan los Documentos.