lunes, 1 de mayo de 2017

Las civilizaciones americanas después de Dalamatia

Dalamatia no exhibió los rasgos de una supercivilización como muchos teóricos actuales de los “antiguos astronautas” creen.  Era una ciudad magnífica, con grandes muros, pero su estructura principal era relativamente sencilla en comparación con las moles que se erigieron posteriormente. ¿Cuál es la razón?

66:6.3 (749.5) Los cien de Caligastia —graduados de los mundos de estancia de Satania— bien conocían las artes y la cultura de Jerusem, pero dichos conocimientos son casi inútiles en un planeta salvaje, poblado por humanos primitivos. Estos seres sabios sabían que no convenía emprender la transformación repentina, o la elevación masiva, de las razas primitivas de aquella época. Bien comprendían la lenta evolución de la especie humana, y prudentemente se abstuvieron de todo intento radical para modificar el modo de vida del hombre en la tierra.

¿Cómo explicamos entonces la aparición de las civilizaciones más ciclopedeas posteriores? Tenemos evidencia de culturas posteriores a Dalamatia, y antes del Edén.  Pues bien, lo podemos deducir de una lectura cuidadosa de los Documentos.

En primer lugar, miembros destacados de las razas de color de Urantia fueron instruidas en Dalamatia. Repasemos algunas de sus características:

51:4.2 (584.4) Las primeras razas son de alguna manera superiores a las posteriores; el hombre rojo se coloca muy arriba de la raza índiga —negra—. Los Portadores de Vida imparten la dotación completa de las energías vivientes a la raza inicial, o raza roja, y cada manifestación evolucionaria sucesiva de un grupo distinto de mortales representa una variación a costa de la concesión original. Aun la estatura mortal tiende a disminuir desde el hombre rojo hasta la raza índiga, aunque en Urantia aparecieron rasgos inesperados de gigantismo entre los pueblos verde y anaranjado.

Lo anterior significa que el hombre rojo original (no el amerindio posterior), era de gran altura. De hecho, la cita da a entender que el hombre rojo original también era de aspecto gigante, como los posteriores e inesperados gigantes en los pueblos verdes y naranja. Sobre el pueblo naranja se dice:

64:6.10 (723.9) 2. El hombre anaranjado. El rasgo destacado de esta raza fue su impulso particular en construir, en construir lo que fuera, incluso en amontonar vastas pilas de piedras sólo por ver cuál tribu podía construir la pila más alta. Aunque no fueron una gente progresista aprovecharon mucho las escuelas del Príncipe, enviando delegados para que se instruyeran.

Aquí hay elementos importantes. Esta raza gigante naranja tenía el impulso de amontonar vastas pilas de piedras. Esta es la explicación de los extraños dolmenes en algunas zonas del mundo. Lo interesante es que en este periodo los hombres naranjos tenían cierto grado de impulso propio no guiado ni aún educado o civilizado para estas acciones. Parece que los dolmenes algo primitivos y sin arte son de los hombres naranjas no instruidos aún, o quizás en retroceso. La razón, cómo dicen los Documentos, los delegados de éstos "aprovecharon mucho las escuelas del Príncipe". Sobre los naranjas y verdes se dice:

64:6.19 (724.9) En muchos aspectos ambos grupos estaban igualmente dotados para esta lucha, puesto que ambos llevaban características del orden gigante, y medían muchos de sus jefes de dos metros cuarenta a dos metros setenta. Estas cepas gigantescas del hombre verde se encontraban en gran parte tan sólo en esta nación meridional o egipcia.

Sobre la técnica empleada en Dalamatia para instruirles es bueno señalar que:

66:6.5 (749.7) Nunca se enviaban emisarios extranjeros a ninguna raza a no ser que el grupo mismo presentara una solicitud específica. Los que trabajaban para la elevación y avance de una tribu o raza determinada eran siempre nativos de esa tribu o raza. Los cien no deseaban imponer hábitos y costumbres a ninguna tribu, ni siquiera los de una raza superior. Siempre gestionaban con paciencia para elevar y hacer avanzar las costumbres sometidas a la prueba del tiempo de cada raza. La gente simple de Urantia trajo consigo sus costumbres sociales a Dalamatia, no para cambiarlas por prácticas mejores y nuevas, sino para hacer que se elevaran por el contacto con una cultura superior y por asociación con intelectos superiores. El proceso fue lento, pero surtió efecto.

Por lo tanto, si el hombre gigante naranja tenía la inclinación natural de "apilar piedras" es probable que esa costumbre propia de ellos mismos fuera exaltada y refinada por el contacto con los maestros de Dalamatia. No es que los Cien de Caligastia les enseñaran que tenían que usar piedras como métodos de construcción, sino que puesto que ellos en su cultura ya propia usaban las rocas, ahora canalizarían esa característica en trabajarlas y apilarlas de una forma más civilizada e impresionante. 

Esto queda patente en estas citas:

64:6.5 (723.4) Hace alrededor de ochenta y cinco mil años los sobrevivientes comparativamente puros de la raza roja se trasladaron en su totalidad a Norteamérica. Poco tiempo después de eso, el istmo de tierra de Bering se hundió, y así quedaron aislados. 

Hace 85.000 años se produjo este éxodo a América. Esto está teniendo respaldo en la comunidad científica reciente que está descubriendo que los primeros habitantes a América llegaron mucho antes de lo que se cree, bajo la teoría del "poblamiento temprano". Pues bien, lo interesante también es que:

64:6.6 (723.5) Al efectuar el hombre rojo la travesía hacia América, trajo consigo muchas de las enseñanzas y tradiciones de su origen primordial. Sus antepasados inmediatos habían estado en contacto con las últimas actividades de la sede central mundial del Príncipe Planetario. 

Así que los viajeros a América ya venían con la formación del último periodo de Dalamatia, y quizás con alguna excepción hacia ellos, ya que en esta última Era de Dalamatia, los caudillos rebeldes enseñaron métodos de revolución en vez de evolución lenta. Lo interesante son los componentes de ésta primera migración a América:

64:7.5 (727.2) Al abandonar a Asia los sobrevivientes de linaje relativamente pura de la raza roja, había once tribus, y sumaban un poco más de siete mil hombres, mujeres y niños. Estas tribus fueron acompañadas por tres grupos reducidos de descendencia mestiza, siendo el más grande de los cuales una combinación de las razas anaranjada y azul. Estos tres grupos nunca llegaron a fraternizar plenamente con el hombre rojo y al poco tiempo se trasladaron hacia el sur hasta México y América Central, donde se juntaron más adelante con un grupo pequeño mezclado de amarillos y rojos. Todos estos pueblos cruzaron entre sí y fundaron una raza nueva y amalgamada que era mucho menos belicosa que los hombres rojos de sangre pura. En cinco mil años esta raza amalgamada se subdividió en tres grupos, estableciendo así las respectivas civilizaciones de México, Centroamérica y Sudamérica. 

Las misteriosas y grandes civilizaciones de los Aztecas, Toltecas, Olmecas, Mayas, etc; tienen su origen en una fusión de razas roja, naranja, azul y amarillos. No olvidemos que la raza roja original y naranja eran de orden gigante, y ya que sus ancestros habían sido instruidos en Dalamatia, ellos mismos potenciaron sus dotes de antiguos "apiladores de piedras" ahora en geniales constructores refinados de piedras merced a la sabiduría de Dalamatia. Esto hizo que ahora aplicaran arte a sus técnicas y crearan las magnas moles de las culturas Olmecas, Toltecas, Aztecas y Maya. Ciertamente estas ciudades fueron construidas por esa original raza de gigantes que se potenció a si misma tras las antiguas enseñanzas de Dalamatia. 

Por ejemplo, un detalle indica que el hombre azul tenía inclinación al arte:

66:5.26 (748.7) Una mezcla del hombre azul con la cepa de Andón produjo un tipo artísticamente dotado, y muchos entre ellos llegaron a ser escultores maestros.

Aunque en Dalamatia no usaron piedras, parece sospechoso que éstos azules que se mezclaron con los gigantes naranjas y rojos en América, produjeran esas civilizaciones como los Toltecas que hicieron magnas esculturas en piedra, usando el impulso inherente de "apilar piedras" y ahora canalizado en el arte (y donado por el hombre azul) de estos gigantes en América. Los descendientes posteriores de éstos mismos pueblos, ya de menor estatura, guardan los recuerdos de éstos hombres más altos que levantaron esas grandes estatuas, como los Atlantes de Tula.  

Ahora bien, en los relatos de los Amerindios de Norteamérica se habla de una antigua raza de gigantes confinada. En algunas zonas de Estados Unidos existe el recuerdo ancestral de una raza de gigantes que vivió originalmente en esas tierras, y que las tribus más pequeñas les cercaron. Los Paiutes, una tribu de indios norteamericanos originaria de partes de Nevada, Utah y Arizona, le contaron a los primeros colonos blancos sobre las batallas de sus ancestros con una feroz raza de gigantes que vivía en cavernas. Esto muestra que la raza roja original que se asentó en América del Norte era más belicosa que los que migraron al sur, y esto hizo que fuesen aniquilados por las tribus menos altas (que parece que tenían mezcla roja y amarilla). 

64:6.6 (723.5) Pero poco tiempo después de llegar a las Américas, el hombre rojo comenzó a perder de vista estas enseñanzas y hubo una gran decadencia de la cultura intelectual y espiritual. Al muy poco tiempo, esta gente comenzó a pelear entre sí nuevamente con tanta violencia que pareció que estas guerras tribales acabarían con la extinción veloz del resto de esta raza roja relativamente pura.

Parece que los dos grupos de rojos mestizos (rojos - amarillos) fueron los que acabaron con los originales rojos más puros gigantes que comenzaron a decaer en civilización y a ser reducidos a un grupo ya casi proscrito de gigantes de raza roja más pura,  que finalmente fueron exterminados.


64:6.8 (723.7) Durante estas luchas tribales, las ramas más inteligentes perecían en creciente escala; de no ser así, habría surgido una gran civilización sobre el continente norteamericano gracias a estos capaces e inteligentes hombres rojos.

No olvidemos que la raza Amerindia actual de América del Norte es una mezcla sobreviviente de los restos de la original raza roja que llegó a América. Hoy son descritos como Mongoloides que incluye una fusión de rojos, amarillos y azules:

81:4.12 (905.3) 2. La mongoloide — el sangik primario, que incluye las razas originales roja, amarilla y azul. Los chinos y los amerindios pertenecen a este grupo.

El pueblo Anasazi que se expandió por un tiempo, parece ser descendiente de la civilización norteamericana desaparecida que mencionan los Documentos, a diferencia de los que se fueron al sur (que tenían un ingrediente naranja), y que fundaron las civilizaciones de Centroamérica ya comentadas:

79:5.8 (884.2) El más antiguo centro cultural amerindio fue el de los Onamonalonton en California, pero ya por el año 35.000 a. de J.C. había desaparecido. En México, en Centroamérica y en las montañas de Sudamérica las ulteriores y más duraderas civilizaciones fueron fundadas por una raza predominantemente roja, pero que mostraba considerable cantidad de componentes de las razas amarilla, anaranjada y azul.

En resumen podemos establecer la siguiente secuencia:

1- Los puros rojos (gigantes) llegaron a América con las enseñanzas de Dalamatia. Venían acompañados con tres grupos mestizos (que también habían tenido contacto en Dalamatia como los naranjos, azules y amarillos). 

2- Los mestizos de rojos y amarillos que eran más pequeños con los siglos aniquilaron a los rojos más puros (gigantes) en cruentas guerras. Los rojos y quizás ya una mezcla de éstos, crearon la cultura llamada posteriormente Anasazi. Finalmente sobrevivieron las tribus mestizas de amerindios (fusión de rojos, amarillos y azules).

3- Los otros grupos de mestizos (fusión de gigantes anaranjados, azules, amarillos y rojos) originalmente eran gigantes y fundaron las magnas civilizaciones de los Toltecas, Olmecas, Aztecas y Mayas. Con el tiempo, y posiblemente con las mayores mezclas entre sí, su estatura debe haber declinado (posiblemente gracias a los genes amarillos).

Todos los pueblos anteriores, en menor o mayor grado, se potenciaron gracias a la influencia de la cultura de Dalamatia, en dónde sus ancestros más puros fueron instruidos. Lo anterior también demuestra la tesis de los Documentos que indica que las mejores cepas de las mezclas raciales pueden crear tipos nuevos y superiores de culturas y civilizaciones, tal como se demostró en Mesoamérica. Por ejemplo, podríamos indicar que la clave de las magnas y artísticas civilizaciones en piedra en la América Central fueron dadas por estos factores:

- La herencia naranja y roja pura de gigantismo y fuerza. Los naranjos eran apiladores de grandes piedras. Este impulso bruto fué canalizado y transformado en un gran arte.


- La mezcla con la inteligencia del amarillo y capacidad artística del azul que era un gran escultor.


- La herencia educativa de Dalamatia que unido a la anterior amalgama racial produjo una explosión de civilización cultural.


- Puesto que es posible que los antepasados inmediatos de los viajeros rojos estuvieron en contacto con Dalamatia en su periodo final de rebelión, es posible que también adquieran cierto grado de revelación por revolución (información de Jerusem) y eso explique las formas piramidales de la misma manera que los anditas que fundaron Egipto también eran herederos de los Hijos Materiales que habían estado en Jerusem.

Lamentablemente la posterior raza violeta, destinada a pacificar en mayor grado a estos pueblos que llegaron a América por el estrecho norte, no alcanzó a fusionarse en tiempos tempranos con ellos. Esto hizo que cayeran en periodos bélicos de autodestrucción mutua y que finalmente fueran subyugados y exterminados por el "hombre blanco" al llegar a América. Es interesante que en el proyecto original de elevación humana, la raza roja pura iba a mezclarse directamente con los adanitas posteriores, pero eso no ocurrió:



79:5.9 (884.3) En el plan original de los Melquisedek para el mejoramiento de las razas de Urantia se había estipulado que un millón de los descendientes directos y puros de Adán debían ir a mejorar al hombre rojo de las Américas.

¿Qué civilización magnífica se habría desarrollado en América gracias al ingrediente estabilizador y pacificador de los adanitas? Nuestro continente habría sido muchísimo más avanzado que los países de la Europa nórdica.