miércoles, 9 de agosto de 2017

La comprensión y el Amor verdadero


Durante años las películas y religiones nos han exhortado a mostrar amor. Se habla de un mandamiento, etc.  Sin embargo, nunca se ha explicado satisfactoriamente cómo podemos llegar a amar a nuestro semejante, sobre todo si no tenemos afinidad con él, hay animosidad o rencor.  Encuentro crítico este punto porque muchos seres humanos fracasan en la experimentación del  verdadero amor. Esto es la causa de tragedias más grandes como los odios raciales, nacionales y globales. Nuestro amor a menudo es corto, egoísta y estrechos de miras.

Una de las enseñanzas más poderosas de los Documentos es que nos explican cómo podemos lograr amar verdaderamente a nuestros hermanos. La primera cita es una explicación de Jesús que lamentablemente no fue recogida por los evangelistas:

“«Cuando un hombre sabio comprende los impulsos interiores de sus semejantes, los amará. Y cuando amáis a vuestro hermano, ya le habéis perdonado. Esta capacidad de comprender la naturaleza humana y olvidar sus errores aparentes es divina. Si sois padres sabios, de esta manera amaréis y comprenderéis a vuestros hijos, aun les perdonaréis cuando una falta de comprensión pasajera os pueda aparentemente haber separado. El hijo, siendo inmaduro y faltándole la comprensión más plena de la profundidad de la relación hijo-padre, debe frecuentemente experimentar una sensación de separación culpable de la aprobación plena del padre, pero el verdadero padre no tiene nunca conciencia de una separación semejante. El pecado es una experiencia de la conciencia de la criatura; no es parte de la conciencia de Dios.” (1898.4) 174:1.4

“Desde el Sermón del monte hasta el discurso de la Última cena, Jesús enseñó a sus seguidores a manifestar amor paterno en vez de amor fraterno. El amor fraterno significa amar al prójimo como a uno mismo, y esto sería el cumplimiento adecuado de la «regla de oro». Pero el afecto paterno requiere que ames a tus semejantes como Jesús te ama a ti.” (1573.3) 140:5.1

Si sois padres podrás comprender estas líneas. Esa comprensión que te logras con tus hijos aún problemáticos, es lo que debes desarrollar en tus relaciones humanas con aquellos que te caen mal o son difíciles de amar. Debes comenzar a verlos como hijos, hijos quizás inmaduros o necesitados de Amor. Esto es una sublimación del amor fraterno, ahora nos volvemos como Dios. Al comprender a tu prójimo tu amor se sublima y el contacto con tu Ajustador es tremendo. En ocasiones he podido experimentar dicha emoción-conexión, una fuerza maravillosa. Es un estremecimiento que te hace comprender la magnitud del amor de Dios, lo vives y te sacude. Te provoca una sensación de arrepentimiento al no haber podido amar verdaderamente, al haber sido tan exigente, egoísta y corto de miras. Y aquel estremecimiento te hace ver a las personas de otra forma. Te vuelves más semejante al Padre. Uno de los párrafos más poderosos del Libro de Urantia son estas líneas:

100:4.4 (1098.1) En la vida física, los sentidos se percatan de la existencia de las cosas; la mente descubre la realidad de los significados; pero la experiencia espiritual revela al individuo los verdaderos valores de la vida. Estos altos niveles de vida humana se logran en el amor supremo de Dios y en el amor altruista del hombre. Si amas a tus semejantes, debes haber descubierto sus valores. Jesús amaba tanto a los hombres, porque les adjudicaba un valor tan alto. Puedes mejor descubrir los valores de tus asociados descubriendo sus motivaciones. Si alguien te irrita, te produce sentimientos de resentimiento, debes buscar con simpatía el discernimiento de su punto de vista, sus razones de una conducta tan censurable. Una vez que entiendas a tu prójimo, te volverás tolerante, y esta tolerancia crecerá en amistad y madurará en el amor.

100:4.5 (1098.2) Forma con los ojos de la mente el retrato de uno de vuestros antepasados primitivos de los tiempos de las cavernas —un hombre bajo, deforme, corpulento, sucio, hosco, de pie, con las piernas abiertas, blandiendo un garrote, emanando odio y animosidad, a medida que fija la vista delante de él con expresión feroz. Este cuadro no pinta la dignidad divina del hombre. Pero ampliemos el cuadro. Frente a este humano animado se agazapa un tigre de dientes sable. Detrás de él, una mujer y dos niños. Inmediatamente reconocerás que este cuadro simboliza los comienzos de mucho de lo que es noble y bueno en la raza humana; pero el hombre es el mismo en ambas situaciones. Sólo que en la segunda, tienes un horizonte más amplio. Allí disciernes la motivación de este mortal evolutivo. Su actitud se vuelve loable, porque lo comprendes. Si puedes tan sólo imaginar los motivos de tus asociados, cuanto mejor podrás comprenderlos. Si tan sólo puedes conocer a tus semejantes, finalmente te enamorarás de ellos.

100:4.6 (1098.3) No puedes realmente amar a tus semejantes por un simple acto de tu voluntad. El amor tan sólo nace de la comprensión completa de las motivaciones y sentimientos de tus semejantes. No es tan importante amar a todos los hombres hoy como lo es que cada día aprendes a amar aún a uno más entre los seres humanos. Si cada día o cada semana consigues comprender a uno más de entre tus semejantes, y si éste es el límite de tu habilidad, estás entonces ciertamente socializando y verdaderamente espiritualizando tu personalidad. El amor es contagioso, y cuando la devoción humana es inteligente y sabia, el amor es más contagioso que el odio. Pero tan sólo el amor genuino y altruista es verdaderamente contagioso. Si cada mortal pudiese volverse tan sólo el objeto de un afecto dinámico, este virus benigno del amor llenaría muy pronto la corriente sentimental de emoción de la humanidad hasta tal punto que toda civilización estaría comprendida por el amor y ésa sería la realización de la hermandad del hombre.

Comienza con tu familia inmediata a la que a veces juzgamos mal. Comienza meditando en tus hermanos, padres, parientes, mira el cuadro completo de ellos. Compréndeles. Piensa en sus anhelos, temores y sueños. Ora por ellos y bendíceles.  Te estremecerás y les amarás. Y ese amor te hará más sabio, paciente, comprensivo y tierno.

Luego sigue con tus amigos, compañeros de trabajo, etc. Después cada día medita en cada ser humano con el que te cruzas: el anciano con su bastón, la mujer que compra compulsivamente para llenar un vacío, las personas humildes y soberbias, los ignorantes y sabios. Cada ser humano está necesitado de esa comprensión y amor. Envíales una bendición en tu interior. Luego, el Padre se encargará que aparezcan otras circunstancias para expresarles el Amor de forma más concretas y más adelante hablarles del Padre viviente y como ellas también pueden extender el amor.

Lo anterior significará un progreso espiritual interior secreto que solo tú experimentarás. El contacto con tu Padre-Ajustador se volverá sublime. Esto es progresar espiritualmente en forma real y verdadera. Entonces podrás experimentar el Nacer del Espíritu.

La crisis de Venezuela, los conflictos mundiales, las carencias económicas y problemas humanos comenzarán a desaparecer cuando más y más hombres hagan esta transformación. Pero no esperes que el mundo cambie. Haz primero tu el cambio. Experimenta en tu propia vida esta religión del espíritu.