jueves, 20 de junio de 2019

Sobre la muerte y las "comunicaciones" con el Más Allá - Parte II

Sobre estos fenómenos es bueno puntualizar que no podemos atribuirlos a una sola causa, tal como ocurre con el fenómeno OVNI. En mis investigaciones he podido discernir que este asunto de los "fantasmas" o comunicaciones con el Más Allá puede resumirse en estas manifestaciones (dejando de lado los fenómenos poltergeist que al parecer tienen otra explicación):

Personas que obtienen "información". Hay gente que se llama a sí misma "canalizadora", "medium", "videntes", etc; que obtienen "flashes", "imágenes" del muerto realizando acciones que hizo en vida u objetos que en vida tuvo el difunto. Un caso interesante (y posiblemente auténtico) es el de Sebastían Lía que al parecer obtiene cierta "información" que él atribuye a personas muertas. El (de tendencia atea) incluso llegó a pensar al comienzo que Él podía DESCARGAR información de un gran Disco Duro Cósmico. 

Es interesante que las personas que sueñan con fallecidos al parecer también declaran asociarlo a que la persona estaba realizando alguna acción cotidiana que realizaba en vida y de pronto le da una sensación difusa o entrega un aparente "mensaje". 

También hay casos de personas que en aparente estado consciente han visto a fallecidos por instantes realizando alguna actividad mecánica cotidiana sin percatarse de que ya están muertos o algo así. Ejemplos: Entrando a su lugar de trabajo, barriendo en la cocina, paseando un perro, andando en bicicleta, caminando al trabajo, etc; para luego esfumarse. 

Y finalmente están Aquellos casos (en menor cantidad) en que aparecen  como seres luminosos, lozanos y jóvenes  y transmiten brevemente una sensación o mensaje.

Como usted notará, en las tres primeras situaciones descritas aparece un patrón común: la entidad fallecida se manifiesta realizando o describiendo acciones que hacia en vida, como si una grabación fuera proyectada. Y realmente sería un poco absurdo que las almas en pena o fantasmas tengan a su disposición objetos materiales replicados como bicicletas fantasmas, y estén haciendo exactamente las cosas que hacían en vida. Esto parecen más bien "recuerdos" o "memoria materializada" que fantasmas en sí.

Y aquí es donde los Documentos nos permiten obtener una explicación sumamente interesante:

113:2.9 (1243.6) Cuando un par seráfico acepta la asignación de custodia, sirve a ese ser humano por el resto de su vida. El complemento del ser (uno de los dos ángeles) se vuelve el registrador de la empresa. Estos serafines complementarios son los ángeles registradores de los mortales de los mundos evolucionarios. Un par de querubines (un querubín y un sanobín) que están siempre asociados con los guardianes seráficos, mantienen los registros pero siempre uno de los serafines patrocina estos registros.

113:3.4 (1244.5) Y aquí se revela la razón por la cual el guardián seráfico finalmente se vuelve el custodio personal de los esquemas mentales, de las fórmulas de la memoria y de las realidades del alma del mortal sobreviviente durante ese intervalo entre la muerte física y la resurrección morontial. Nadie, si no los hijos ministerosos del Espíritu Infinito, podría así funcionar para bien de la criatura humana durante esta fase de transición de un nivel del universo a otro nivel más elevado.

113:6.1 (1246.5) Habiéndoos dicho algo sobre el ministerio de los serafines durante la vida natural, intentaré informaros acerca de la conducta de los guardianes del destino al tiempo de la disolución mortal de sus asociados humanos. Después de tu muerte, tus registros, especificaciones de identidad y la entidad morontial del alma humana —evolucionada por el ministerio conjunto de la mente mortal y del Ajustador divino— son fielmente conservados por el guardián del destino juntamente con todos los demás valores relacionados con tu existencia futura, todo lo que constituye tu yo, tu real yo, excepto la identidad de la existencia continuada, representada por el Ajustador que parte y la actualidad de la personalidad.

Es interesante y sorprendente como recién en esta época donde la realidad de los "discos duros", "memorias externas", "discos USB portátiles", etc; se vuelven verdaderas analogías claras de lo que los Documentos describían para las realidades seráficas y las memorias humanas en los años treinta. 

El Ajustador se preocupa principalmente por las memorias internas desde la perspectiva de la persona, y el Serafín también adquiere una visión de la mismas por el Alma y las vivencias externas o registros externos de las actividades de la misma.

Son precisamente éstos registros y el Alma inconsciente como INFORMACIÓN y datos los que son preservados (como si fuera un Pendrive o USB) por el Serafin. Este ser y sus asociados los conservan durante el intervalo entre la muerte y resurrección. Pero las fotos, vídeos y datos que conserva una memoria USB no son ejecutables por sí mismos mientras se transportan sino que son activables al ser conectados a un Computador, así mismo los Registros de un fallecido son INFORMACIÓN pero que necesita ser activada en el Nuevo Cuerpo Moroncial que junto al Ajustador es provisto en el despertar de la Resurrección. Se nos dice precisamente eso:

112:3.5 (1230.3) Estas fases y formas del alma, estas fórmulas de identidad otrora cinéticas pero en este momento estáticas, son esenciales para la repersonalización en los mundos morontiales; y es la reunión del Ajustador con el alma la que vuelve a constituir la personalidad sobreviviente, la que te vuelve conciencia al tiempo del despertar morontial.

112:5.13 (1234.2) Este hijo (alma) de significado persistente y valor sobreviviente está totalmente inconsciente durante el período que corre desde la muerte hasta la repersonalización y está bajo la custodia del guardián seráfico de destino a lo largo de esta temporada de espera. No funcionarás como ser consciente, después de la muerte, hasta no haber logrado la nueva conciencia morontial en los mundos de estancia de Satania.

112:5.14 (1234.3) En el momento de la muerte la identidad funcional asociada con la personalidad humana se interrumpe a través de la cesación del movimiento vital. La personalidad humana, aunque transcienda sus partes constituyentes, depende de ellas para su identidad funcional. La interrupción de la vida destruye los esquemas cerebrales físicos para la dote mental, y la destrucción de la mente termina la conciencia mental. La conciencia de esa criatura no puede posteriormente volver a aparecer hasta que no se haya establecido una situación cósmica que permita que esa misma personalidad humana pueda funcionar nuevamente en relación con la energía viva.

112:5.16 (1234.5) La situación que hace posible la repersonalización ocurre en las salas de la resurrección de los planetas receptores morontiales de un universo local. Aquí, en estas cámaras de reconstitución de vida, las autoridades supervisoras proveen esa relación de energía universal —morontial, mental y espiritual— que hace posible el retorno de la conciencia del sobreviviente durmiente.

Así que queda claro que la CONCIENCIA de una persona muerta está dormida solo hasta el momento de la Resurrección. Como vamos notando, sin embargo, los esquemas mentales y registros de una persona son almacenados, transportados o mantenidos en algún lugar por los varios seres al servicio, de los cuales los Serafines son solo una parte.

112:4.2 (1231.2) De alguna manera no plenamente comprendida, los Censores Universales son capaces de apoderarse de un epítome de la vida humana tal como se incorpora en la transcripción duplicada del Ajustador de los valores espirituales y significados morontiales de la mente en la que residió. Los Censores pueden apoderarse de la versión preparada por el Ajustador sobre el carácter de supervivencia del humano fallecido y sus cualidades espirituales, y todos estos datos, juntamente con los registros seráficos, están disponibles para ser presentados al tiempo de la adjudicación del individuo correspondiente. También se utiliza esta información para confirmar aquellos mandatos superuniversales que posibilitan que ciertos seres ascendentes comiencen inmediatamente su carrera morontial, en el momento de su disolución mortal, para proceder a los mundos de estancia antes de la terminación formal de una dispensación planetaria.

Como notamos, los Censores Universales pueden obtener una especie de resumen abreviado de la vida de un ser humano. Y me imagino que sin duda aquí pueden tener a su acceso las grabaciones y datos, como de una película, de la vida de una persona. Muchos de éstas acciones se realizaban gracias a la Reflectividad descrita en Urantia:

9:7.1 (105.1) Éste es el fenómeno de la reflectividad universal, ese poder singular e inexplicable de ver, oír, sentir y saber todas las cosas según ocurren en todas partes de un superuniverso, y enfocar, mediante la reflectividad toda esta información y conocimiento en cualquier punto deseado.

Como notamos, algo muy repetido en los Documentos es el Almacenamiento de la Información, nada se pierde en la Eternidad. Lo más cercano en la interpretación humana de esto serían los llamados Registros Akáshicos que son una memoria universal de la existencia, similar a un Internet Cósmico, una Nube Cósmica de datos.

Ahora bien, además de la Mente Universal o Cósmica y estos asuntos asociados a los Censores, podemos volver un poco al ministerio de los Serafines y sus asociados:

Los Registradores Celestiales y todos los fenómenos asociados. Esto se analizará en la parte III y contiene una parte vital que nos da la respuesta sobre como nosotros podemos hasta cierto punto “acceder” a estos datos y realizar una construcción que asociamos con fantasmas.

Pero este preámbulo ha sido necesario para comprender como los Documentos frecuentemente y en muchos capítulos repiten la importancia de los Archivos Cósmicos, incluyendo una vida humana.

Hoy en una época en donde la gente registra en fotos y vídeos de sus actividades diarias, no debería sorprendernos que en el universo exista un gran programa de recopilación y preservación de datos extensamente descrito en los Documentos. Y este programa está grandemente vinculado a conservar los datos y hechos de las vidas humanas que hemos tenido aquí.