seres humanos son colaboradores de Dios en muchos aspectos y no lo saben. Tanto el hombre como la mujer pueden participar en la pro-creación de una nueva vida proyectada por Dios. Una nueva vida humana que puede tener la perspectiva de ser una manifestación de Dios, un Hijo de Dios que vivirá por la eternidad. De la misma forma como una fábrica de coches necesita los permisos, resguardos y garantías necesarias para funcionar, asi también la sexualidad humana debe estar involucrada en el marco matrimonial para el desarrollo social de las civilizaciones.El Amor y sentimientos nobles y elevados deben estar presentes en la unión matrimonial de la pareja. Esos son los pilares más fuertes. La Mujer y el Hombre son socios en un Proyecto de Dios, y el Amor verdadero tiene que estar presente en dichas uniones. Por esa razón, la pornografía, masturbación y otras irregularidades manifiestan la desincronización del cuerpo humano-la mente-espíritu. Una personalidad unificada consiste en sincronizar todas las necesidades humanas y expresiones físicas. El gran problema de la pornografía y sexualidad desenfrenada es que existen desórdenes espirituales y mentales que manifiestan la desunión de todas estas partes integrales del ser humano, de la misma forma como los desórdenes alimenticios manifiestan otras patologías y carencias de equilibrio interior.
A pesar de que algunas corrientes liberales "ultra modernas" digan que tener relaciones sexuales no tienen que ver con la procreación, éso es totalmente falso. Las relaciones sexuales evidentemente sí tienen que ver con la procreación, ya que tanto el hombre como la mujer biológicamente intercambian fluídos. El acto sexual está diseñado para para la procreación. Otra cosa es que sicologicamente o socialmente los hombres le den otro atributo y la cultura de una sociedad lo apoye. No digo que las parejas no deban controlar su natalidad. Éso es su desición. Mas bien, no podemos ignorar las potencialidades de la procreación humana con el acto sexual.
No debemos ver la sexualidad de una forma morbosa. La sexualidad tiene la potencialidad de crear nuevos seres vivos, personas con la maravillosa oportunidad de conocer a Dios y vivir para siempre o perderse por falta de una educación amorosa. Somos "procreadores" con Dios. Ese privilegio de producir seres humanos no debe tomarse a la ligera. Todos nosotros somos producto de relaciones sexuales. Quizás nuestros padres lo tomaron a la ligera y otros fueron más responsables. Quisieron darnos un ambiente mejor, otros ni siquiera tenían ambiente. Pero esa responsabilidad o irresponsabilidad, carencia o ausencia ha repercutido en nuestras vidas. Ésto es similar a una fábrica de coches. Un fábrica debe contar con los permisos legales y compromisos mutuos, ya que los dos dueños tienen dos personalidades distintas y necesitan pulir su relación. Sería peligroso que la fábrica funcionara sin permisos municipales, o creando los coches sin un control de calidad o sujeta a los reglamentos sociales que benefician a todos. ¡Con cuanta más razón los humanos necesitan ese arreglo Divino (un marco matrimonial) para producir seres humanos que repercuten para bien o para mal en la sociedad humana!
Existe un verdadero peligro en la combinación de la inquietud, curiosidad, aventura y abandono al placer característica de las razas actuales. El hambre del alma no puede ser satisfecha por los placeres físicos; el amor del hogar y de los hijos no se aumenta con la búsqueda tonta del placer.
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El hombre bien ha ganado algunas de sus felicidades y placeres de hoy en día. ¡Pero no olvidemos el objetivo principal de la vida! Los placeres son en verdad un suicidio si destruyen la propiedad privada y ajena, que se ha tornado la institución del automantenimiento; y las autogratificaciones por cierto han costado un precio fatal si traen aparejado el colapso del matrimonio, la decadencia de la vida familiar y la destrucción del hogar —la adquisición progresiva suprema del hombre y la única esperanza de la humanidad por la supervivencia.
La exitación sexual provoca secreciones de endorfinas y otras sustancia adictivas al cerebro que provocan estados compulsivos para repetir esos actos. Por eso existe la adicción a la pornografía, masturbación, drogas y otros elementos que provocan un estado de placer. Esto es producto de desequilibrios interiores y es necesario una regulación interior y lograr el autodominio de nuestro organismo y comenzar a crear una personalidad unificada.
“Entonces, ¿qué diremos? ¿Es pecado la Ley? ¡Jamás llegue a ser eso así! Realmente, yo no habría llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por la Ley; y, por ejemplo, no habría conocido la codicia si la Ley no hubiera dicho: “No debes codiciar”. Pero el pecado, recibiendo un incentivo por medio del mandamiento, obró en mí toda clase de codicia, porque aparte de ley el pecado estaba muerto. De hecho, yo estaba vivo en otro tiempo aparte de ley; mas cuando llegó el mandamiento, el pecado revivió, pero yo morí. Y el mandamiento que era para vida, este hallé que fue para muerte. Porque el pecado, recibiendo un incentivo mediante el mandamiento, me sedujo, y mediante él me mató. De manera que, por su parte, la Ley es santa, y el mandamiento es santo y justo y bueno. – Romanos 7:7-12
La Ley fue Santa y Justa. Sin embargo, el Mandamiento provoca como un efecto secundario o colateral, un problema interesante que ha sido ignorado por los teólogos y religiosos. Pablo no lo esquiva. No es una contradicción sino un producto colateral en la mente humana. Pablo lo dice así:
“Pero el pecado, recibiendo un incentivo por medio del mandamiento, obró en mí toda clase de codicia, porque aparte de ley el pecado estaba muerto. De hecho, yo estaba vivo en otro tiempo aparte de ley; mas cuando llegó el mandamiento, el pecado revivió, pero yo morí. Y el mandamiento que era para vida, este hallé que fue para muerte. Porque el pecado, recibiendo un incentivo mediante el mandamiento, me sedujo, y mediante él me mató”.
Éstas palabras han sido esquivadas y realmente contienen la clave de por qué hay tantas expulsiones, deserciones, pecado y maldad incluso dentro de las organizaciones religiosas. En algunos casos, los religiosos se envuelven en actos pecaminosos peores o más condenables que los ignorantes en materia espiritual. A menudo, surgen preguntas: ¿Qué falló realmente? ¿Le llegó la verdad al corazón?, etc.
Sin embargo, pocas veces hay un cuestionamiento al cuerpo de doctrinas y enseñanzas, y lo más importante, al espíritu con que se plantean dichas enseñanzas.
Meditemos en las frases de Pablo:
“el pecado, recibiendo un incentivo por medio del mandamiento”
¿Cómo es posible que el pecado se incentivara mediante el mandamiento? Este asunto, insisto, tuvo de cabezas a muchos religiosos, y prefrieron ignorarlo, con funestas consecuencias. Veamos el quid de la cuestión:
El “mandamiento” que persigue un propósito bueno paradojalmente puede ser un incentivo para mal. ¿Cómo es posible?
La razón es que el Mandamiento RECUERDA el Mal.
“Aquello a lo que te resistas, persistirá; aquello que mires, desaparecerá”
No puedes resistirte a algo sin que ello implique darle realidad. El acto de resistirse a una cosa es el acto de darle vida. El Mandamiento por lo general siempre es negativista e implica resistencia al mal. Lo recuerda y coloca frente. Cuando te resistes a una energía, reconoces que está ahí. Cuanto más te resistas a algo, más real lo harás, sea lo que sea aquello a lo que te resistas.
Mientras más pensemos en el Mal, más se ampliará y crecerá. Sin embargo, el Mal debe ser reducido a la nada, cuando arrojamos luz sobre él.
Aquello ante lo cual abras los ojos y lo mires, desaparecerá; es decir, dejará de mostrar su forma ilusoria.
Si tú miras algo - lo miras realmente -, verás a su través; y a través de cualquier ilusión que muestre, aparecerá ante tus ojos sólo su realidad última. Frente a la realidad última, la insignificante ilusión no tiene ningún poder. No puede seguir manteniendo su poder debilitador sobre ti. El pecado es derrotado. Verás su verdad, y la verdad te hará libre.
Si piensas que por medio de tu resistencia lo eliminarás, piensa otra vez. Lo único que harás es colocarlo con más firmeza en su lugar. No olvidemos que todo pensamiento es creador.
Así si alguien que desea derrotar, por ejemplo, el impulso sexual de cometer fornicación o ver pornografía, debe mirar la realidad de la sexualidad humana. Debe comprender que el sexo es un mecanismo maravilloso para poder crear una vida humana, una vida inteligente que puede llegar a conocer a Dios. Así una imagen de una Mujer embarazada o tendiendo un parto, y el meditar en esa VERDAD puede ser la cura para la ansiedad sexual o mirar pornografía.
En cambio, si la persona persiste en pensar constantemente: “No debo cometer fornicación”, coloca la “fornicación” con más fuerza en su mente. Esta se liga en su subconsciente como un asunto tabú, misterioso, oscuro, y por lo tanto tentador, que siempre está presente y que saldrá ante cualesquier descuido de la repetición negativista del NO.
Pablo magistralmente dio en la clave y muestra porque fracasó la Ley. Así también fracasará cualesquier mandamiento que siempre consista en memorísticas repeticiones sobre NO cometer adulterio, NO escuchar música degradable, NO ver violencia, etc.
Si los cuerpos administrativos de las religiones entendieran y aplicaran estas premisas y no combatieran el pecado RECORDÁNDOLO constantemente, los miembros estarían más protegidos contra el Mal.
Para derrotar el Mal no hay que caer en el espíritu negativista de la Ley. No, hay que derrotar el Mal con ¡el BIEN!
¡Mientras más las religiones se preocupen de dar discursos sobre HACER EL BIEN, HACER COSAS BUENAS y no se mencione el pecado, la INOCENCIA se recobraría!
El mal debe combatirse con el bien. Debe anularse y extinguirse con la luz cegadora del bien. Hasta cierto punto la Sociedad Watchtower comprendió que no era prudente que los cristianos estuvieran hablando de los demonios constantemente. En un libro se comentó que eso de alguna forma fortalecía a los malignos. Sin embargo, la Watchtower sin querer comete el error de constantemente estar dando discursos de advertencia contra el pecado y de corte negativista. Un gran porcentaje de las reuniones y asambleas están destinadas a repetir directrices para no caer en el pecado. Esto se ha realizado por décadas, y parece que el mal ha aumentado.
Se desperdicia notablemente en los discursos elementos para hacer el bien, para hacer buenas obras por los necesitados, para enfocarse solo en derrotar el mal con el bien. Los jóvenes en las congregaciones sucumbirían menos al pecado si en vez de estar recordándoles lo que NO tienen que hacer, se les ayudara a canalizar y quemar su energía en visitar a los necesitados, tener grupos de ayuda a los envejecidos, etc.
Aunque las publicaciones cada vez menos se centran en el mal, aún se cree que la única forma de combatir el mal es hablando de mandamientos, etc. Si hay lectores ancianos, estos podrían enfocarse creativamente en implementar situaciones para hacer buenas obras y no hablar del mal.
Mientras la belleza, bondad y amor se exalten, mientras más ocupados estén en ello los cristianos, menos posibilidad hay para el mal. Por lo tanto, el alimento espiritual debe concentrarse en hacer el bien y en cómo hacerlo.
