Artículo de Aristides Diaz
Técnicamente, 21 diciembre 2012 se refiere a una alineación cósmica que nos sitúa en una mayor exposición a la radiación que proviene del centro de la Galaxia, de la misma manera que en verano estamos más expuestos a la radiación solar en la Tierra. De la misma manera que las estaciones se suceden en el año, y nadie podría imaginar un paisaje de nieve y árboles sin hojas en invierno sin haberlo vivido antes, así nadie conoce cómo será el nuevo paisaje entrando en una nueva “estación” galáctica.
Los mayas nunca hablan del fin del mundo, sino del final de una era, de un ciclo. De la misma manera que la cuenta de 365 días se reinicia cuando llega el 31 de diciembre, es decir, cierta alineación con el Sol, asimismo la cuenta de los días se termina, o mejor dicho, se reinicia, cuando el Sol entra en cierta alineación con la Galaxia cada 26000 años (aprox), existiendo ciclos de diferentes duraciones en base a diferentes ciclos que se superponen unos con otros. Así, se habla de que cada 2,000 años existe un cambio de cultura dominante en el planeta (la caída de unos imperios y surgimiento de otros, como egipcio, griego, romano, occidental, etc). Y cada 10,000 años un cambio de civilización de tal magnitud que no quedan apenas registros de la anterior, como se habla de la Atlántida-Lemuria en su caída (relacionada también con movimientos geológicos), y cuyo eslabón con la civilización actual sería el Antiguo Egipto, anterior a las dinastías conocidas, retrocediendo hacia los originales constructores de las pirámides. Son cosas que no se explican en el contexto de la civilización y evolución actual, sino que obligan a pensar que hubo algo antes y se perdió.
Volviendo a la alineación que está por llegar, supuestamente enlazaría un cambio simultáneo en todos los ciclos nombrados, de manera que en el mundo de la espiritualidad todos estamos de acuerdo en que el cambio de vibración y radiación va a afectar profundamente nuestra vida a tres niveles:
La Tierra, aumentando su exposición y vibración, su energía en definitivo, precipitará movimientos en placas tectónicas, calentamiento, terremotos, volcanes, etc, lo que significa cambios geológicos que afectan profundamente a la vida, y posiblemente también a la configuración genética de los seres vivos que se desarrolla sobre la Tierra, a su biología.
La sociedad se organiza en base a la estabilidad de muchísimas condiciones muy frágiles, como los ecosistemas. Pequeños movimientos tales como una variación en el porcentaje de crecimiento del PIB, el paro o la inflación provocan crisis social, criminalidad, guerra… o desarrollo, optimismo, bienestar y paz. Parece claro que las estructuras sociales y económicas no soportarán cambios tan relevantes en el entorno, y por tanto se desmoronará abriendo una crisis profunda que será el túnel hacia una nueva forma de relacionarnos entre nosotros y con el planeta y el cosmos.
El ser humano ya está despertando cada vez más rápidamente a nuevas formas de percepción, como si para muchos se abriera un canal de comunicación que llamamos intuición, y que a mí me gusta ver como la “internet cósmica”. Es mucho mejor ser una pequeña computadora pero conectada a los casi ilimitados recursos de conocimiento en la web que ser una supercomputadora aislada que no puede acceder a ninguna información que no sea la previamente almacenada en el disco duro mediante el registro manual de la misma. Dicen que estos cambios están correlacionados con cambios en el ADN, o más bien la activación de códigos genéticos que estaban latentes y que nos permitirían evolucionar el “homo sapiens sapiens” hacia un Nuevo Adán, el Homo Universalis.
Nota del Redactor:
Nos enfrentamos al derrumbe final de las estructuras de poderes antiguas: Religiosas, Políticas y Financieras.
Quienes tengan el valor de crecer y avanzar sobrevivirán. Quienes aún sigan atados, no lograrán transitar en el cambio. El cambio es inevitable.
Y nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo; porque el remiendo al encogerse tira del vestido y se produce una rotura peor.
Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan. -Mateo 9:16,17
¡Nos vemos el próximo año si Dios quiere!