Es un concepto mental. Un concepto poderoso puede obrar en la vida de millones. Este Concepto está basado en la idea de que una organización puede actuar como si fuera una persona con vida propia. La asociación con una organización puede influenciar en sus miembros a que copien los puntos de vista de sus dirigentes, a expresarse de una manera similar a actuar de manera uniforme. Puede parecer que la organización tiene una "mente" propia. Pero no es así. Una organización no tiene capacidad para tener pensamientos, sentimientos ni opiniones independientes. No es una entidad separada como una persona.
Esto es algo que a muchas personas les cuesta aceptar. Creen que una organización es una especie de Madre u entidad con pensamientos y vida. Pero eso es una ilusión creada por quienes están dirigiendo esa organización.
Las organizaciones se forman cuando los individuos desean unir sus esfuerzos para realizar una labor, alcanzar un objetivo o compartir asociación. La organización puede ser grande o pequeña, unida fuerte o débilmente. Los miembros del grupo pueden formar una corporación legal para dirigir la empresa. Pueden nombrar dirigentes o portavoces para el grupo y asignar cargos a varios miembros. Pueden establecer reglas de conducta y métodos operacionales.
Pero aunque se suele decir que una organización hace cosas, nada de lo que se suele atribuir a una organización está hecho en realidad independientemente de los miembros individuales, sea que trabajen a solas o de manera conjunta. Todo pensamiento o acción proviene de los individuos.
Aparte de sus miembros, una organización es absolutamente incapaz de generar, comunicar o llevar a cabo proyectos. Esto significa que cualquier comunicación que provenga de "la organización" en realidad proviene de un individuo, aún cuando ese miembro pueda estar intentando sinceramente hablar en nombre del grupo. Eso también explica por qué es tan difícil para Testigos sinceros determinar cual es exactamente el "punto de vista de la organización" con relación a algunos asuntos, ya que las comunicaciones escritas o verbales pueden ser contradictorias. Esto es así porque simplemente reflejan los diferentes puntos de vista que distintas personas tienen.
Además todo el mérito de la Obra que realizan ciertos grupos (como los testigos), no es producto de la Organización. Eso es una falacia. Nada se podría realizar si no fuera en realidad por los generosos testigos individuales que de a pie realizan la obra. Son ellos, y no una organización la que lleva a cabo el testimonio de proclamar las buenas nuevas.
Los millones de impresos solo serían toneladas de basura si no fuese por el apoyo de quienes realmente logran todas las cosas: los hermanos individuales. Los salones, las obras de socorro, la predicación mundial, todo es producto de las personas devotas que colocan su fe.
Por esa razón es irreal creer que la Organización logra esas cosas....Y por esa razón es de idólatras generar una admiración artificial.
Una organización no tiene opinión, memoria ni conciencia propia. No puede amar ni odiar. No tiene emociones ni sentimientos. No puede hacer lo correcto ni lo incorrecto. Una organización no puede hacer nada por sí misma. Solo las personas pueden hacer cosas. Y solo una persona puede tener una relación con Dios (o con otra persona cualquiera).
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Después de la II Guerra Mundial, la organización Nazi nunca fue a juicio por crímenes de guerra. Pero los individuos que estuvieron asociados con ella si que fueron. Una organización no puede cometer crímenes ni ser castigados por ellos. No lleva ninguna responsabilidad, pero las personas sí.
Esta es la razón por la cual Jesús dijo, refiriéndose a su llegada en gloria, que "separaría a las personas unas de otras, así como el pastor separa las ovejas de las cabras". El siguió mostrando que su juicio lo basaría en la conducta personal más bien que en la lealtad ciega a normas o creencias organizacionales.- Mateo 25:31-46.
Esto no quiere decir que las organizaciones son incorrectas o malas en sí mismas. Pero se las debe ver por lo que son y por lo que no son.
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Qué es una organización
La palabra "organización" proviene de la palabra griega organon, que significa un utensilio, instrumento o herramienta. Así que una organización es más que un simple grupo de personas. Semejante a las herramientas o instrumentos, las organizaciones se forman para cumplir cierto propósito o influir sobre algún grupo que está fuera de la organización misma. El término se emplea más frecuentemente con referencia a los negocios, la actividad política, los sindicatos, todos los cuales derivan su poder de los recursos colectivos de muchos individuos y emplean ese poder para lograr ese propósito, lo que sería imposible de lograr de parte de un solo individuo.
Una concordancia demuestra que organon no aparece ni una sola vez en la Biblia, ni tampoco el concepto que se transmite por la palabra "organización." Las palabras hebreas traducidas como "herramienta" o "utensilio" son literales, y tales términos nunca se aplican en las Escrituras a los adoradores aprobados de Dios en sentido colectivo. Más bien, la Biblia habla de los cristianos como una "congregación," "iglesia," o "cuerpo." Aunque todavía ellos pueden influir sobre los que están fuera del cuerpo, los cristianos verdaderos viven solo por causa de, y a favor de aquél que es cabeza del cuerpo, Jesucristo. La relación intensamente personal entre cada creyente y Jesús como cabeza recibe énfasis continuo, vez tras vez, en las Escrituras Cristianas.
En contraste a las referencias en la Biblia al cuerpo de creyentes, recibe énfasis muy fuerte en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower, el concepto de que Dios utiliza una "organización visible" como herramienta o instrumento para la predicación, para anunciar juicios u otras obras. En esto, siempre se incluye un rasgo que se halla en las organizaciones comerciales, políticas o sindicales: un pequeño grupo de dirigentes autorizados a dirigir y a efectuar decisiones a favor de los demás miembros del grupo, con la expectativa de que éstos últimos sean obedientes sin cuestionar nada. Además, como es también el caso de los negocios, la política y los sindicatos, el concepto clave es la lealtad a la organización misma. En este ambiente, se da menos importancia a la conciencia personal y al juicio individual que a la "unidad" (que en realidad es uniformidad), pues sin la obediencia al liderato de la organización, la organización no existe.
Esto significa que la única autoridad que tienen las organizaciones está en las mentes de los individuos que obedecen las normas y reglamentos organizacionales. (Compárese con Romanos 6:16).
La obediencia a las directrices dadas por los representantes de una organización se puede percibir como obediencia a esa organización. Pero no lo es. Es simplemente obediencia a las voluntades de los individuos que confeccionan esas directrices, puesto que una organización no tiene voluntad propia. Las organizaciones no son personalidades ni entidades con su propia voluntad, intelecto o habilidad. Es fácil perder de vista este hecho simple, cuando se compara con la evidencia de los enormes logros que son posibles cuando individuos aúnan sus esfuerzos. Pero los edificios inmensos y otros logros materiales no impresionan a Dios, ni indican necesariamente su favor o bendición-Gén. 11:6
No deberíamos dejamos intimidar ni confundir cuando los dirigentes de una organización religiosa señalan a marcas visibles de "éxito" como indicación de que Dios les está bendiciendo o está respaldando su obra. Dios tiene recursos y dotes absolutamente ilimitados. El no tiene necesidad de edificios, imprentas, apoyo económico, ni ningún tipo de estructura organizacional para multiplicar sus recursos, como si fueran cosas que él no pudiera hacer por sí mismo.
Dios no tiene ninguna de las limitaciones asociadas con las organizaciones. Por ejemplo, normas y reglamentos organizacionales que pueden ser el mejor arreglo posible para guiar el comportamiento de personas como grupo, pueden ser inapropiadas para individuos que están dentro del grupo. Dios por otro lado, puede suministrar dirección personalizado a todo el mundo. Podemos regocijarnos en el hecho de que nuestro Padre celestial conoce nuestras necesidades individuales y las suplirá de la mejor manera posible.- Mateo 6:31-33; la Juan 5:13-15,20.
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"Vengan a mí"
Durante los siglos que han transcurrido desde la muerte de los apóstoles, se han formado, a menudo con intenciones muy sinceras, muchas organizaciones religiosas para proveer compañerismo, escape de la persecución, e intentar proteger a los creyentes de enseñanzas falsas. Sin embargo, con el tiempo, los fundadores originales mueren y el número de miembros aumenta. Miembros activos e influyentes de estas organizaciones, tarde o temprano pueden perder de vista el propósito original por el cual se formó la asociación u organización. La falta de fe en la capacidad de Jesús para hacer frente a las necesidades de sus discípulos, o quizás, el ser movidos por un sentido de responsabilidad, o por oportunidades de ganancia económica, poder o prestigio se pueden ocultar tras los nobles fines establecidos de la organización y cambiar las cosas de tal modo que ganen control aumentado sobre los demás. Las terribles consecuencias que finalmente resultan cuando este proceso madura, están escritas con sangre y lágrimas a través de las páginas de la historia.
Los líderes de estas organizaciones pueden afirmar representar a Cristo, e insistir en que tienen autoridad para hablar en su nombre. Al declarar que tienen el derecho de interpretar la Biblia, expulsan a todo aquel que esté en desacuerdo con estas interpretaciones. Pueden sustituir por sus propias opiniones el mensaje puro de la Biblia, y aumentar el número de miembros por medios humanos tales como la promesa de seguridad dentro de la organización. Pueden mantener su membresía por medio de chantaje, coacción o amenazas, dictar normas y reglamentos a sus miembros, exigir lealtad y apoyo económico e intimidar a personas sinceras con la tiranía de la autoridad.
Todas estas acciones traen gran deshonra a Jesucristo. Después de describir la clase de conducta amorosa que producirían sus verdaderos seguidores, Jesús advirtió: "Guárdense de los falsos profetas que vienen a ustedes en ropa de oveja, pero por dentro son lobos voraces". El dijo que "estos hombres" podrían ser reconocidos por su conducta o “frutos”, no como organización sino como individuos. (Mateo 7:15-20).
Esta es la razón por la cual el crecimiento o el tamaño organizacional no muestra necesariamente la aprobación y la bendición de Dios, pues Jesús dijo: "muchos falsos profetas se levantarán y extraviarán a muchos".-Mat. 24:11
Las organizaciones no son incorrectas en sí mismas. Proveen una vía para canalizar recursos tales como tiempo, energía o dinero. En las manos equivocadas, sin embargo, una organización puede utilizar estos recursos para otros propósitos que no sean el honrar a Jesucristo y su obra redentora. Entonces, cuando los individuos que están dentro de la organización eligen centrarse en Cristo, pueden encontrar la enemistad de otros miembros de la organización. Pueden encararse a una encrucijada, ya que los líderes de la organización pueden amenazarles, etiquetaras como "peligrosos" para otros miembros o expulsarles.
Esto no es nada nuevo. Si los miembros de una organización religiosa nos odian porque únicamente somos fieles a Dios y a su Hijo más bien que a la organización y como resultado nos excluyen de su compañía, recordemos las palabras confortadoras de Jesús: "Dichosos ustedes cuando la gente los odie, cuando los expulsen, cuando los insulten y cuando desprecien su nombre como cosa mala, por causa del hijo del hombre. Alégrense mucho, llénense de gozo en ese día, porque ustedes recibirán un gran premio en el cielo."-Lucas 6:22, 23 VP; compárese con 3 Juan 9, 10.
Pablo declaró: "Dios no es parcial, sino que en toda nación el hombre que le teme y obra justicia le es acepto' (Hechos 10:34,35). Pablo añadió: "(Dios) no está muy lejos de cada uno de nosotros" (Hechos 17:26,27). Nuestra respuesta a Dios puede ocurrir en cualquier lugar, en cualquier momento y debe suceder sobre una base personal. Dios nos compró a cada uno de nosotros como individuos con la sangre de su Hijo. El quiere que cada uno de nosotros se arrepienta personalmente de sus pecados, acepte el perdón y venga a Jesús. 'Vengan a mí", dijo Jesús, "... y yo os refrescaré".- Mateo 11:28