miércoles, 27 de junio de 2012

El Día de Jehová y los profetas

Desde la perspectiva de cada profeta y el contexto de su época y mensaje para cada nación hay "un Día de Jehová". La separación arbitraria de los versículos muchas meces genera un abuso en dónde los teólogos de los grupos religiosos desconocen el contexto para así generar una falacia argumentativa que supone que el Día de Jehová mencionado por el profeta tiene necesariamente un cumplimiento en nuestros días:

Por ejemplo, notemos el contexto claro de Sofonías capítulo 2. Un pasaje muy sonado en los grupos religiosos:

1Recójanse, sí, hagan el recogimiento, oh nación que no palidece de vergüenza. 2Antes que [el] estatuto dé a luz [algo], [antes que el] día haya pasado justamente como el tamo, antes que venga sobre ustedes la cólera ardiente de Jehová, antes que venga sobre ustedes el día de la cólera de Jehová, 3busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el día de la cólera de Jehová. 4Porque, en lo que respecta a Gaza, [ciudad] abandonada es lo que llegará a ser; y Asquelón ha de ser un yermo desolado. En lo que respecta a Asdod, en pleno mediodía la expulsarán; y en lo que respecta a Eqrón, será desarraigada. - Sofonías 2

Cómo notamos con claridad,el Día de Jehová tiene que ver con juicios locales sobre éstas naciones: Gaza, Asquelón y Asdod. El profeta nunca pensó en un "Día de Jehová" para miles de años más tarde y con un contexto global. La interpretación religiosa supone algo no declarado en la profecía.

Cuando leemos con claridad los contextos de los libros proféticos, notamos que todos "Los Días de Jehová" tienen que ver con juicios para el pueblo de Israel o Naciones cercanas de ésos días.  Este "Día"es usado para describir juicios históricos que ya habían sido ejecutados en al menos algún sentido (Isaías 13:6-22; Ezequiel 30:2,19; Joel 1:15; 3:14; Amos 5:18-20; Sofonías 1:14-18). En el primer siglo ocurre algo semejante. Tal como analizamos en una entrada anterior los discípulos asociaban la destrucción de Jerusalén con el fin del mundo y el retorno de Cristo. Eso lo vemos en la mayoría de las cartas apostólicas. Incluso Apocalipsis escrito en torno a finales del siglo I, describe eventos que pueden asociarse con el Imperio Romano y la presión sobre los fieles cristianos.

De todas formas, la descripción de sucesos que sugieren intervenciones directas de Dios sobre las naciones advertidas por los profetas solo se cumplieron con la acción de otros pueblos mediante conquistas militares o cambio de escenarios políticos. El lenguaje empleado por los profetas parece describir a fuerzas de la naturaleza o poderes sobrenaturales ejecutando los juicios, pero en la mayoría de los casos fueron las fuerzas humanas de otras naciones las que provocaron los cambios. Incluso, con respecto a Babilonia, hay profecías que nos dan a etender una destrucción repentina de la ciudad para llegar a ser un montón de ruinas sin habitantes. No obstante, la desolación de Babilonia fué un proceso gradual que duró varios siglos. En ningún caso fué de un día para otro.

Pero notemos el lenguaje del profeta:

19Y Babilonia, la decoración de reinos, la hermosura del orgullo de los caldeos, tiene que llegar a ser como cuando Dios derribó a Sodoma y Gomorra. 20Nunca será habitada, ni residirá por generación tras generación. Y allí el árabe no asentará su tienda, y no habrá pastores que dejen que [sus rebaños] se echen allí. - Isaías 13

Hay otras descripciones proféticas que sugieren un evento violento de destrucción sobre Babilonia. Pero los religiosos confunden la conquista de Babilonia por Ciro y su destrucción. Babilonia no fué destruída por Ciro.  Tanto los Medo-Persas, Alejandro Magno y muchos otros mantuvieron a Babilonia habitada pese a conquistar la Ciudad. Un estudiante de historia sabe que Babilonia fué gradualmente deshabitada tras muchos siglos.

Esto nos hace ver que muchas de las profecías del Apocalipsis posiblemente tengan cumplimientos espaciados o diluidos que quizás decepcionen a la mayoría de los fervientes lectores de varios grupos que se imaginan a Dios con un hierro ardiendo en la mano bajando a la Tierra para ejecutar juicio instantáneo.

Las propias profecías de la Biblia, sus contextos, y sus cumplimientos nos hacen llegar a ésta conclusión aterrizada y que concuerda incluso con los sucesos profetizados en la Biblia.