(1931.6) 178:1.15 Este evangelio del reino es una verdad viva. Yo os he dicho
que es como levadura en la masa, como el grano de la semilla de mostaza; ahora
os declaro que es como la semilla del ser vivo que, de generación en
generación, aunque sigue siendo la misma simiente viva, se desarrolla
infaliblemente en nuevas manifestaciones y crece aceptablemente en canales de
nueva adaptación a las necesidades y condiciones particulares de cada
generación sucesiva. La revelación que yo os he hecho es una revelación viva, y deseo que rinda
los frutos apropiados en cada individuo y en cada generación de acuerdo con las
leyes del crecimiento, el aumento y el desarrollo adaptativo espirituales. De
generación en generación este evangelio debe mostrar una vitalidad en aumento y
exhibir mayor profundidad de poder espiritual. No debe permitirse que se vuelva
meramente un recuerdo sagrado, un mero relato tradicional sobre mí y los
tiempos en los que vivimos ahora.
(1917.3) 176:3.7 La verdad está viva; el espíritu de
la verdad por siempre conduce a los hijos de la luz a nuevos dominios de
realidad espiritual y servicio divino. No se os da la verdad para que la
cristalicéis en formas establecidas, seguras y honradas. Vuestra revelación de
la verdad tanto se ha de enaltecer al pasar por vuestra experiencia personal
que se descubrirá nueva belleza y nuevos frutos espirituales ante todos los que
contemplan vuestros frutos espirituales y por ello son conducidos a glorificar
al Padre que está en el cielo. Sólo aquellos siervos fieles que crecen así en
el conocimiento de la verdad, y que así desarrollan una capacidad de
apreciación divina de las realidades espirituales, pueden esperar alguna vez
«entrar plenamente en el gozo de su Señor». Qué triste visión para las
generaciones sucesivas de los seguidores profesos de Jesús decir, refiriéndose a
su mayordomía de la verdad divina: «Aquí, Maestro, está la verdad que tú nos
confiaste cien o mil años atrás. Nada perdimos; hemos conservado fielmente todo
lo que nos diste; no hemos permitido que se haga ningún cambio en lo que nos
enseñaste; aquí está la verdad que tú nos diste». Pero este llamado
concerniente a la indolencia espiritual no justifica al mayordomo de verdad
vacío en la presencia del Maestro. De acuerdo con la verdad entregada a
vuestras manos, el Maestro de la verdad requerirá una rendición de cuentas.