Jesús sin duda contempló su fracaso parcial, su evangelio "congelado" por dos mil años durante esos fascinantes cuarenta días de su soledad.
Hoy por primera vez estamos ante la posibilidad histórica de "hacer la voluntad de Dios" y restaurar el auténtico mensaje del Hijo del Hombre. El concepto del Reino ha sido confundido con una restauración del Israel terrenal, con la existencia de una Iglesia humana institucional, o un gobierno celestial que destruirá a las naciones, de manera semejante al concepto externo judío, pero esta vez en los cielos.
Hemos perdido tiempo. Y el Evangelio tan sublime como sencillo de la Paternidad de Dios y la hermandad entre los hombres, ha sido desviado por las ideas y formas anteriores.
Es el momento de unificar y retomar el rumbo. Es el momento de trabajar los talentos del Cristo. Puedes hacerlo en tu marco de acción más cercano e inmediato. También deben coordinarse esfuerzos para proclamar a las instituciones y organismos que necesiten ser transformados.