domingo, 27 de agosto de 2017

¿Cual es el Propósito de la Existencia?

¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Sientes que la vida se te va y no has logrado ciertas metas que todos los hombres persiguen?

Pues bien, el sentido de la vida no consiste en conseguir logros, llegar a objetivos. Si fuera ese el sentido de la vida, millones de seres humanos podrían considerarse fracasados, y claramente nos daría una visión muy egoísta sobre Dios al colocar a muchos en situaciones difíciles que impedirían la concreción de las metas.  El índice de suicidios, frustraciones  y aparentes fracasos se relacionan con este tema. Hay una enorme presión social para considerarte exitoso si consigues las típicas o "normales" metas, el llamado “sueño americano”: Tener una casa, un matrimonio, hijos, un coche.  Con el tiempo se han agregado otras presiones: tener un título universitario, trabajar en el mundo del espectáculo, etc.

Sin embargo, una vez que las personas suelen llegar a esas "metas", un vacío se apodera de sus almas y van y buscan otros estímulos y nuevas metas. Aquellos casados quizás aburridos de su matrimonio inician una aventura con otra persona, quiénes habían obtenido una propiedad, desean otra, y así los deseos y metas se vuelven ilimitados. Los fines de semana los Centros Comerciales están llenos de gente que busca llenar ese vacío con cosas materiales, pasatiempos y placeres para llenar su vientre, etc.

¿Es el propósito de la vida todo lo anterior? ¿Es lograr objetivos, llegar a ciertas metas?

100:2.6 (1096.3) El objetivo de la autorrealización humana debe ser espiritual, no material. Las únicas realidades por las que vale luchar son divinas, espirituales y eternas. El hombre mortal tiene derecho a gozar de los placeres físicos y a satisfacer los afectos humanos; se beneficia por la lealtad a las asociaciones humanas y a las instituciones temporales; pero éstos no constituyen los cimientos eternos sobre los que se construye la personalidad inmortal que debe trascender el espacio, conquistar el tiempo y alcanzar el destino eterno de la perfección divina y el servicio finalista.

Aunque el hombre tiene derechos a los beneficios de la vida material, éstos NO son el objetivo de la existencia humana. El propósito de la vida es experimentar las realidades espirituales. Solo éstas construyen la "personalidad inmortal que debe trascender el espacio, conquistar el tiempo y alcanzar el destino eterno de la perfección divina y el servicio finalista".

Las metas de la vida deben ser mostrar Amor, Bondad, Perdón y Misericordia en la corta etapa en la que vivimos. El único objetivo principal de vivir debe ser lo anterior. Ese es el objetivo o meta de la vida, y lo hermoso que esas metas se pueden conseguir en el día a día, logrando una gran satisfacción interior. 

Todas nuestras actividades que rodean a las metas verdaderas ya descritas, son solo herramientas o condimientos circunstanciales no esenciales para la meta del vivir, incluso la relación de pareja. Lo mismo con alguna circunstancia de vida o bien material es solo un accesorio. No es el cimiento sólido donde se edifica la verdadera vida que trascenderá a la muerte.

Por lo tanto, el éxito en la vida no consiste en conseguir un buen trabajo, casarse, tener un título profesional o ser exitoso socialmente. No consiste en conseguir cosas o circunstancias, consiste en que cualidades manifestamos ante las mismas o en ausencia de la mismas.

Si tengo una pareja, ¿manifiesto compasión con ella?, si tengo un bien material, ¿lo uso como herramienta para mostrar amor?

Así, puede que tengamos o no una de las circunstancias anteriores, y aún así ser sumamente felices y autorealizados. Al Padre Universal no le interesa de la misma forma si nuestras circunstancias son mejores que otras o no. 

Dios desea que ante cualquier circunstancia que tengamos, podamos manifestar el Amor, la Bondad y la Compasión. Puede que incluso perdamos todo, familia, posesiones y logros humanos, pero aún en medio de éstas circunstancias negativas, podemos lograr el éxito en la vida.

No estamos hechos para vivir eternamente en este estado material. Nuestra urgencia no debe ser anclarnos frenéticamente en él. El objetivo de esta breve vida es desarrollar el Alma con las cualidades sublimes esenciales para la supervivencia en las otras moradas. Así que el propósito de la existencia como metas diarias debe ser apurar el Amor, la Bondad, la Belleza interior, la Compasión y el Perdón.

100:2.4 (1096.1) La espiritualidad se vuelve de inmediato el indicador de la propia cercanía a Dios y la medida de nuestra propia utilidad para con los semejantes. La espiritualidad eleva la habilidad de descubrir la belleza en las cosas, de reconocer la verdad en los significados y la bondad en los valores. El desarrollo espiritual está determinado por la capacidad para eso y es directamente proporcional a la eliminación de las características egoístas del amor.

Así que al terminar cada jornada no midas el éxito o fracaso de tu vida si has conseguido los objetivos temporales accesorios que vende el mundo, sino más bien si has amado o no en esta vida.

Los accidentes y la fugacidad de la vida debe recordarnos que la única meta diaria que hay que conseguir son los valores eternos que edifican para la vida eterna. Si conseguimos temporalmente los otros accesorios, éstos deben ser apreciados, pero vistos precisamente como elementos complementarios y transitorios,  pero no imprescindibles para la vida verdadera. 

Incluso esto nos ayudará comprender que las otras circunstancias negativas como la enfermedad, el sufrimiento y los problemas como las pérdidas también son  circunstancias accesorias, y también son oportunidades para mostrar Amor, Bondad, Belleza y Verdad. 

Tanto en las circunstancias placenteras como en la ausencia de ellas e incluso en el desastre, siempre tendremos la opción de escoger o no el Amor y las cualidades divinas. Eso determinara si fracasamos o no realmente en sentido Cósmico y real.