23:3.2 (260.6) Los mundos pululan de ángeles y hombres
y de otros seres altamente personales, pero éstos están dificultados por el
tiempo y el espacio: el límite de velocidad para la mayor parte de los seres no
enserafinados es de 299.790 kilómetros de vuestro mundo por segundo de vuestro
tiempo; los seres intermedios y ciertos
otros pueden alcanzar una velocidad doble, y lo hacen frecuentemente —599.580
kilómetros por segundo— mientras que los serafines y otros pueden atravesar el
espacio a velocidad triple, aproximadamente 899.370 kilómetros por segundo.
23:3.3
(261.1) Por lo tanto, generalmente los Mensajeros Solitarios se utilizan
para el envío y servicio en aquellas situaciones en las que sea esencial la
personalidad para el cumplimiento de la asignación, y en las cuales sea
deseable evitar la pérdida de tiempo que sería ocasionada por el envío de otro
tipo rápidamente disponible de mensajero personal. Ellos son los únicos seres
claramente personalizados que pueden sincronizar con las corrientes combinadas
universales del gran universo. Su velocidad para atravesar el espacio es
variable, dependiendo de una gran variedad de influencias que interfieren, pero
el registro muestra que en el viaje que tenía por objeto cumplir la misión
presente, mi mensajero asociado procedió a la velocidad de 1.346.169.220.000 de
vuestros kilómetros por segundo de vuestro tiempo.
23:3.4
(261.2) Está totalmente fuera de mi capacidad explicar al tipo de mente
material de qué manera puede un espíritu ser una persona real y auténtica y al
mismo tiempo atravesar el espacio a tales velocidades extraordinarias. Pero
estos mismos Mensajeros Solitarios efectivamente vienen a Urantia y parten de
ella a estas velocidades incomprensibles; en efecto la entera economía de la
administración universal se hallaría desposeida de este elemento personal si
esto no fuese un hecho.