miércoles, 17 de junio de 2020

Abordar el tema del "racismo"

El Profeta Orvonón de Urantia
Lo he escrito antes. Quizás los Documentos no sean para ésta época en el sentido de una difusión masiva. Hacerlo prematuramente quizás los lleve a la hoguera, sobre todo con el renacer de una nueva inquisición moderna. Es una era de histeria irracional que no está dispuesta a examinar los argumentos y hacer un análisis pausado y racional de la información. 

Los Documentos de Urantia hablan de las seis razas de color (o sangik) que existieron en la Tierra: La roja, naranja, amarilla, verde, azul, índiga. A éstas razas nativas se le agregaron dos razas de origen extraplanetario: los noditas y adanitas. Éstos últimos son el origen de los cuentos folclóricos de los dioses (hoy llamados "extraterrestres") que se aparearon con las mujeres de las razas nativas.


Las seis razas nativas ya desaparecieron de la Tierra hace mucho tiempo. Todas se mestizaron entre sí, y también con los noditas y adanitas (además de mezclarse con algunos grupos andonitas y otros neandertales, etc). Es un error confundir a las seis razas de color con las razas actuales. Lamentablemente algunos lectores del Libro de Urantia lo han hecho, trayendo confusión, y generando en otros el ánimo de realizar ataques infundados sin base.


No hay motivos en el Libro para ninguna postura racista moderna, al hablar sobre la raza violeta, etc; pues ni siquiera los nórdicos actuales son alguna "raza pura". Todos los pueblos actuales son mestizos. Los Documentos dicen:


82:6.1 (919.7) Hoy en día no hay razas puras en el mundo. Los pueblos de color primitivos y originales tienen tan sólo dos razas representativas que persisten en el mundo —el hombre amarillo y el hombre negro— y aun estas dos razas están muy mezcladas con los pueblos de color ya desaparecidos. Aunque la así llamada raza blanca desciende predominantemente del antiguo hombre azul, está mezclada más o menos con todas las otras razas así como lo está el hombre rojo de las Américas.


Las  "razas" actuales conocidas son solo representativas y similares externamente (y más bien engañosamente parecidas para algunos lectores de L.U) a algunas de las seis razas originales. Por ejemplo, la negroide actual es parecida a la índigo de antaño. Sin embargo, la índigo primordial era de un color azul oscuro y no tan café como la actual (salvo algunos casos).


Así la raza azul era realmente azul, la verde era verde, y así con la amarilla, roja y naranja. ¡Eran realmente de esos colores! Es más, la raza azul no debe confundirse con la raza blanca actual. Los hombres azules eran realmente azules. Y los rojos eran más rojos que los amerindios actuales y además eran más altos. La mezcla de la raza violeta, noditas, anditas y azules, más algunas cepas de neandertal y andonitas dieron como origen a la llamada raza "blanca".


Sobre el plan original para los mundos se nos comenta:


51:4.8 (585.4) Estas seis razas evolucionarias están destinadas a ser mezcladas y exaltadas por la amalgama con la progenie de los edificadores adánicos.

Así que el plan original era que todas las razas se potenciaran con la llegada de la raza violeta. Todas eras valiosas y todas debían fusionarse con los milenios. Sabemos que en parte eso se trunco ya que la sangre adanita fue entregada en menos cantidad que la esperada. Aún así, el mestizaje ha proseguido:

82:6.8 (920.6) Durante los últimos cien años ha habido más hibridación racial en Urantia que lo que ocurriera durante miles de años. El peligro de desarmonías burdas como resultado de la fecundación cruzada de las cepas humanas ha sido grandemente exagerado. Los problemas fundamentales de los «mestizos» se deben a los prejuicios sociales.

Además de ésta cita, los Documentos son claros al explicar que el problema de las mezclas raciales modernas no se debe a que se unan diferentes razas, sino más bien a los elementos antisociales y perjudiciales dentro cada raza (sea blanca, negra, etc). Así, el problema de Urantia no es racial, sino de los elementos negativos dentro de todas las razas:

82:6.4 (920.2) Si las razas de hoy en día de Urantia pudieran librarse del peso de las capas inferiores de seres deteriorados, antisociales, de mente débil y abandonados, no habría objeción a una amalgama limitada de las razas. Y si tales mezclas de raza pudieran ocurrir entre los tipos más elevados de las varias razas, habría aún menos objeciones.

Así que el problema urantiano no es racial, sino más bien es social y cultural. Independiente de la raza, si hay gente metida en las drogas (que destruyen su patrimonio genético causando graves daños a sus hijos), si hay personas que tengan tendencias antisociales destructivas que se perpetúan en sus comunidades, y que actúan bajo el odio y la destrucción, el panorama será negativo. Las actitudes sociales y culturales se vuelven "hereditarias" (transferibles culturalmente) y se transmiten o enseñan a los hijos. Los bárbaros no son seres inferiores racialmente, sino que su cultura destructiva, independiente de su raza, es la que causa una especie de "raza social cultural" bárbara. Ese es el verdadero peligro en Urantia.

Finalmente para comprender como los Documentos consideran a la raza índigo (antecesora de la actual raza negra) como vital en la Humanidad se nos habla del profeta Orvonón, el cual guió a los índigos de antaño a adorar al "Dios de los Dioses":

64:6.26 (725.7)  A solas en África, la raza índiga hizo pocos progresos hasta los días de Orvonón, época en la que experimentaron un gran despertar espiritual.

Lamentablemente por la ausencia de circunstancias favorables que hubieran rescatado más tempranamente todo el gran potencial de la raza negra, se generó un leve atraso político y material en los pueblos de Africa. Esto lo notamos en como los países occidentales evolucionaron políticamente de forma más veloz que los Africanos en los siglos XIX y XX. Pero ese atraso fue causado por factores externos a ellos, y  no tiene nada que ver con su condición racial:

64:6.27 (725.8) A pesar de su atraso, estos pueblos índigos ocupan ante los poderes celestiales el mismo nivel de importancia que cualquier otra raza terrestre.

El profeta negro-índigo Orvonón jugó un papel tan destacado en el despertar espiritual del pueblo africano de antaño, que tuvo el honor de ser incluido dentro de los 24 consejeros de Urantia, los seres más evolucionados en el plano espiritual de la Historia del Planeta:

45:4.10 (513.13) 8. Orvonón, el iluminador de las razas índigas y su líder en el servicio del «Dios de Dioses» de antaño.