domingo, 16 de febrero de 2025

La solución a las guerras

El fin de la guerra Ruso-Ucraniana se puede lograr con el reemplazo del respeto a las urnas, en vez de la utilización de las balas. 

Y en realidad, todas las guerras pueden ser detenidas, evitadas y prevenidas con este sistema.

Sí, con una anticipación sabia antes de llegar a esas terribles circunstancias.

La democracia moderna es la solución en la forma de resolución de las disputas entre facciones humanas ante la inevitabilidad de una guerra civil. Si no existiera una evacuación de esas energías mediante las urnas, las guerras civiles al interior de los países sería el mecanismo natural (tan usado en el siglo XIX en muchos países) de dirimir los conflictos entre facciones. 

La democracia es la solución en la prevención de las guerras internas, y debería ser la forma en evitar las futuras guerras externas.

Los Estados deben servir a los pueblos y comunidades humanas, y no al revés. El Estado es la herramienta para expresar la voluntad de las personas. Pero esa herramienta no puede volverse en contra de esas comunidades. Las naciones surgieron precisamente por que existían personas con una visión cultural común, con lenguas y un idioma común, y metas similares que agrupan a la comunidad, crean cartas constitucionales, diseñan el Estado, y eligen a sus representantes. 

Entre el año 2014 y 2018 se realizaron una serie de elecciones en Crimea y la Región del Donbás (actual Ucrania). Las regiones fronterizas de Donetsk, Lugansk y Crimea, expresaron claras intenciones de unirse progresivamente a Rusia. Para muchos estas elecciones eran ilegales, y no fueron reconocidas internacionalmente. Pero hay un punto a favor de que éstas elecciones posiblemente no fueron fraudulentas, puesto que la población fronteriza de Ucrania es claramente ruso-parlante (hablan ruso), y culturalmente se sienten más cerca de Rusia.

La solución es haber respetado esas elecciones, y que si hubieran dudas, hubiesen existido más observadores internacionales imparciales. 

Pero el Estado no puede suprimir la evolución social y manifestación de las comunidades de esas zonas. Si determinadas zonas sienten más cuidado y protección de los países fronterizos, las capitales locales deberían desde antes tomar medidas preventivas para evitar esos traslados de compromisos y lealtades. Por ejemplo, es sabido que en el norte de Chile, las personas sienten un grado de abandono del gobierno central, y notan que en cuestiones de salud y otros asuntos, Perú pareciera ser más activo. Además, aquella población era peruana antes de la Guerra del Pacífico del siglo XIX. No es de extrañar que en el futuro pudiese existir una deriva si los gobiernos no cuidan sus zonas fronterizas. Lo mismo ocurre con Ucrania y sus regiones aledañas, también en España y Cataluña, con la Andorra y Francia que le siguen. 

Estos asuntos no pueden ser resueltos simplemente por la imposición militar. Deben ser prevenidos mediante un cuidado inteligente de esas zonas, y segundo, si el asunto ya se escapó de las manos, mediante los votos en vez de las balas. Y esto será aplicable a Estados Unidos y cualquier país del mundo, que teóricamente, descuide algunas de sus poblaciones fronterizas. Y el voto deberá decidir la cuestión, y no el virus de la soberanía nacional a toda costa:

134:5.16 (1490.2)Los ciudadanos no nacen para el beneficio de los gobiernos; los gobiernos son organizaciones creadas y concebidas para el beneficio de los hombres.

134:5.2 (1487.9) Las guerras en Urantia no han de acabar nunca mientras las naciones se aferren a las nociones ilusorias de ilimitada soberanía nacional.

134:5.10 (1489.1) Es imposible evitar que las naciones entren en guerra mientras éstas estén infectadas con el virus engañoso de la soberanía nacional.

La soberanía nacional, mediante el nacionalismo es una ilusión. Los países y sus territorios (con comunidades humanas) no son elementos estáticos. Son dinámicos y vivos.  No deben ser objeto de adoración como si fueran estatuas sagradas. Si estudiamos la Historia, notaremos que todas las regiones fronterizas del mundo cambian, se modifican, se anexan o se pierden, y lamentablemente, se han modificado mediante guerras, sangre, destrucción de millones y muerte. Los mexicanos lo saben bien en cuanto a como Estados Unidos anexó sus territorios. 

Pero éstos asuntos ahora deben ser decididos mediante las urnas, mediante votaciones de esas poblaciones, que deseen trasladarse o no, a otro país, o intentar ser naciones independientes. Así el patriotismo inteligente debe comprender que el objeto de las naciones son los intereses de los ciudadanos, y no al revés.

Creo que la evolución política de Urantia también irá por elevar la democracia a una cuestión de resolución de conflictos de forma internacional, en ausencia aún de la religión espiritual y la fraternidad humana, que evitarán normalmente estos asuntos.

Las guerras internacionales entonces deben prevenirse mediante:

- El cuidado y atención a las regiones fronterizas. No deben abandonarse por un excesivo centralismo nacional en la capital.

La inminencia de una guerra (cuando ya se descuida lo anterior), debe evitarse mediante:

- Votaciones de consulta, vigiladas y aceptadas, por ambas partes. 

Solo en una cuestión de invasión unilateral, como lo fue con la invasión Nazi a otros países, los pueblos deberían defenderse naturalmente ante un ataque, o usurpación no deseada del territorio fronterizo.

Es de esperar que los tratadistas del futuro comiencen a elaborar planes similares para evitar contingencias futuras.