(1585.5) 140:10.7 Cuando Jesús y Mateo terminaron de conversar, Simón el Zelote preguntó: «Pero, Maestro, ¿son todos los hombres hijos de Dios?» Y Jesús contestó: «Sí, Simón, todos los hombres son hijos de Dios, y ésa es la buena nueva que vais a proclamar». Pero los apóstoles no conseguían comprender tal doctrina; era un pronunciamiento nuevo, extraño y sorprendente. Y fue debido a su deseo de inculcarles esta verdad debido al que Jesús enseñó a sus discípulos a tratar a todos los hombres como hermanos. - L.U
Una de las verdades más grandes jamás predicadas es que somos Hijos de Dios. Todos, cada uno de nosotros. Y esta verdad proclamada por Jesús de Nazaret no ha sido redescubierta de forma plena por las religiones.
Pero ser Hijo de Dios no es una mera frase. Implica cosas grandiosas:
1- La filiación con un fragmento del mismo Padre que mora en nosotros nos une a él (Ajustador del Pensamiento).
2- Este hecho nos convierte a todos en hermanos.
3- Las potencialidades de la Fe y poder transformador de un Hijo que descubre su filiación con Dios son inmensas. Todas las cosas son posibles.
4- Los Hijos que nacen otra vez a esta filiación son la sal del mundo, la luz del mundo, el grano de mostaza y la levadura del reino que puede transformar el mundo.
5- Los Hijos de Dios activos derrotan el mal y el pecado con su consagración amorosa a Dios y al prójimo.
En la barra lateral aparecen unos estudios bíblicos que muestran que incluso en las Escrituras Bíblicas se confirma la gran verdad.