Algunos de los problemas que aún rondan como fantasmas a la humanidad son comentados en los
Documentos:
(786.3) 70:2.12 1. La fuerte tendencia al
materialismo, la ceguera espiritual.
(786.4) 70:2.13 2. El culto al poder de las riquezas, la deformación de los valores.
(786.5) 70:2.14 3. Los vicios del lujo, la inmadurez cultural.
(786.6) 70:2.15 4. Los cada vez mayores peligros de la indolencia, la insensibilidad al servicio.
(786.7) 70:2.16 5. El desarrollo de una indeseable debilidad racial, el deterioro biológico.
(786.8) 70:2.17 6. La amenaza
de la esclavitud industrial generalizada, el estancamiento de la personalidad.
El trabajo ennoblece pero la monotonía entorpece.
(942.2) 84:8.1 La gran
amenaza de la vida familiar es la marejada de autogratificación en peligroso
aumento, la manía moderna por el placer.
(1220.3) 111:4.4 Los
mundos interior y exterior tienen un esquema de valores distinto. Cualquier
civilización se encuentra en peligro si tres cuartos de su juventud se dedican
a profesiones materialistas y al perseguimiento de las actividades sensoriales
del mundo exterior.
¿Cómo hemos de abordar estos problemas de la Humanidad?
Al respecto los Documentos nos señalan que hay dos formas:
1- Volvernos partes integrantes de los mecanismos que pretenden reformar a la Sociedad. Es una aspiración legítima querer aportar con ideas a los cambios mundiales. Sin embargo, esto corresponde al camino evolutivo que tiene muchos altibajos, es una senda larga y trabajosa. Y generalmente podemos ser absorbidos por el mismo sistema evolutivo, nos volvemos una parte integrante del mismo sistema que queremos transformar. Esto crea una paradoja y provoca que las transformaciones se vuelvan pesadas y lentas.
(1220.9) 111:4.10 Las
ideas pueden originarse en los estímulos del mundo exterior, pero los ideales
nacen sólo en los reinos creadores del mundo interior. Actualmente las naciones
del mundo son dirigidas por hombres que tienen superabundancia de ideas, pero
gran pobreza de ideales. Ésta es la explicación de la pobreza, divorcio, guerra
y odios raciales.
Por ejemplo, yo puedo promover ideas para cambiar la economía o proteger el medio ambiente con nuevas tecnologías. Pero estas ideas fracasaran o tendrán un muy lento progreso, a menos que los ideales y motivos de los hombres que deben fomentarlas y mantenerlas en el tiempo cambien.
2- Transformarnos en maestros e inspiradores, sin volvernos parte integrantes de los mecanismos. Esta fue la vía o senda de Jesús de Nazaret.
(1581.4) 140:8.17 Jesús no
tuvo nunca la intención de elaborar teorías económicas; bien sabía que cada
época debe desarrollar sus propios remedios para los problemas existentes. Si
Jesús estuviera en la tierra hoy día, viviendo su vida en la carne, sería una
gran desilusión para la mayoría de los hombres y mujeres buenos, por la sencilla
razón de que no tomaría partido en las disputas políticas, sociales o
económicas del día corriente. Se mantendría apartado de estas cosas, en cambio
os enseñaría cómo perfeccionar vuestra vida espiritual interior para haceros
mucho más capaces de solucionar vuestros problemas puramente humanos.
(1581.5) 140:8.18 Jesús
haría que todos los hombres fueran semejantes a Dios y luego se apartaría para
contemplar con compasión como estos hijos de Dios solucionarían sus propios
problemas sociales, políticos y económicos.
En otras palabras, el camino de insertar y sembrar los ideales de la bondad, belleza y verdad que vuelve a los hombres semejantes al Padre, haría que los hombres de cualquier época supiera adaptar esos ideales y generar sus propias soluciones y la implementación de las mismas. Los maestros No entramos en el camino de las técnicas ni en decirles a los hombres que deben hacer y como deben hacerlo, solamente en la vía de los motivos inspiradores.
(1583.5) 140:8.31 El
Maestro no ofrecía soluciones para los problemas no religiosos de su propia
época ni de las épocas subsiguientes. Jesús deseaba desarrollar el discernimiento
espiritual para captar las realidades eternas y estimular la iniciativa en la
originalidad en el vivir; se dedicaba exclusivamente a las necesidades
espirituales fundamentales y permanentes de la raza humana. Revelaba una bondad
igual a Dios. Exaltaba el amor —la verdad, la belleza y la bondad— como ideal
divino y realidad eterna.
Y sorprendentemente cuando se enseñan estas cosas y se siembran en los humanos, de forma secundaria por añadidura, estas semillas espirituales logran provocar transformaciones poderosas en lo económico, político y social.
¿Por que el Reino de Dios no ha podido ser establecido en la Tierra? ¿Por qué ha tardado? Por éstos factores:
1- Desviar el mensaje de Jesús, el cual estaba centrado en sus enseñanzas, y llevarlo a un culto hacia su persona y figura como autoridad: algo que el Maestro nunca quiso.
2- La aparición de una Iglesia exterior y lejana de los hombres que intenta involucrarse y ser parte integral del mismo sistema que supuestamente desea transformar.
3- La aparición de múltiples conceptos e interpretaciones del Reino y del mensaje de Jesús, gastando energías y recursos en no atacar el corazón de los problemas.
4- El separar lo espiritual (no confundir con Iglesia institucional) de lo cotidiano y seglar. Esto ha causado la dislocación humana al no impregnar de valores internos sus actividades políticas, económicas y sociales.
(1220.2) 111:4.3 Todos los
avances de la verdadera civilización nacen en este mundo interior de la
humanidad. Es tan sólo la vida interior la que es realmente creadora.
Y me atrevería a incluir un 5 factor que de alguna forma se mezclan con el 3 y 4:
5- La actitud negativa y derrotista de los creyentes sobre el potencial del género humano.
Muchos creyentes durante siglos se han lanzado a la evangelización con una actitud condicionada por una destrucción y salvación, o captadora hacia una Iglesia, y no por el amor auténtico, transformador y redimidor del hombre.
(2093.3) 196:2.9 Jesús
guió a los hombres a que se sintieran en el mundo como en su propia casa; los
liberó de la esclavitud de los tabús y les enseñó que el mundo no es
fundamentalmente malo. No anhelaba escapar de su vida terrenal; dominó la
técnica de hacer la voluntad del Padre aceptablemente mientras estaba en la
carne. Alcanzó una vida religiosa idealista en medio de un mundo realista.
Jesús no compartía la opinión pesimista de Pablo sobre la humanidad. El Maestro
consideraba a los hombres como hijos de Dios y anticipaba un futuro magnífico y
eterno para los que eligieran la sobrevivencia. No era un escéptico moral;
consideraba al hombre en forma positiva, no negativa. Veía a la mayoría de los
hombres más como débiles que como malvados, más confundidos que depravados.
Pero fuera cual fuese su estado, ellos eran hijos de Dios y sus hermanos.
(2093.4) 196:2.10 Enseñó a
los hombres a que se asignaran un alto valor, en el tiempo y en la eternidad.
Como Jesús asignaba a los hombres un alto valor, estaba dispuesto a invertir en
un servicio sin pausa a la humanidad. Y fue este valor infinito de lo finito
que hizo que la regla de oro fuera un factor vital de su religión. ¿Qué mortal
puede dejar de sentirse elevado por la fe extraordinaria que Jesús tiene en él?
(2093.5) 196:2.11 Jesús no
ofreció reglas para el avance social; la suya fue una misión religiosa, y la
religión es exclusivamente una experiencia individual. El propósito último del
alcance más avanzado de la sociedad no trascenderá jamás a la hermandad
jesuística de los hombres, basada en el reconocimiento de la paternidad de
Dios. El ideal de todo alcance social tan sólo se puede realizar en el
advenimiento de este reino divino.
Jesús miraba el potencial de los hombres. No le detenía la aparente corrupción y maldad. Podía derrotar esas sombras de la existencia humana solo con la palanca del amor. Y precisamente entre sus discípulos directos estuvieron un recaudador de impuestos y mujeres de dudosa reputación. Su amor hacia ellos, y la fuerza de su mensaje, los pudo salvar y redimir.
Esta actitud valiente y enérgica para derrotar el mal con el bien no ha sido practicada de forma sistemática por los creyentes durante siglos. Y esto ha provocado un gran estancamiento. En vez de ser una fuerza expansiva que conquista el corazón y el mundo, la Iglesia se transformó en un club cerrado. Por lo tanto, la levadura del Reino ha sido bloqueada, la sal del mundo ha perdido su salinidad.
Por eso, a menos que cambies tu visión y paradigmas mentales sobre la humanidad y la posibilidad de transformación de ellos, si pierdes la Fe en la humanidad, ya habrás partido derrotado en tu trabajo. No serás de mucha ayuda. Serás un esclavo que esconde su talento y no lo desea trabajar.
En cambio, si reformas tus pensamientos, los llenas de amor y simpatía hacia los hombres, darás un paso. Luego haz de consagrar tu relación con el Padre Celestial. Debes nacer otra vez, debes experimentar y vivir lo que estás a punto de enseñar, porque será mediante tu ejemplo, y no tanto por tus palabras, como los hombres sabrán que eres uno con Dios.
Por lo tanto, el auténtico maestro:
- No tiene pensamientos derrotistas y negativos hacia el género humano. Ama a las personas, y ve en cada ser humano un potencial de transformación. Siente gran compasión por las personas que necesitan una guía, una orientación en sus vidas. No actúa como un juez. No las condena. Se ofrece para guiarles.
- El auténtico maestro nace otra vez. Antes de revelar al Padre, tú debes encontrarlo. El maestro Se preocupa del desarrollo de su relación con Dios. Sabe que debe estar conectado al Padre para revelarlo a los hombres. Esto provoca dramáticas transformaciones en el creyente. Y el fruto del Espíritu (Ajustador), se expresa de forma espontánea en esta vida consagrada.
- El maestro con su vida y palabras enseña a otros sobre la realidad de Dios. El maestro no tiene una actitud pesimista ante la vida y los problemas. Transmite en su propia existencia, alegría, gozo, paz, confianza y autodominio. La gente se siente estimulada e inspirada por su actitud. No juzga sino guía. Está listo para hablar del Padre y esa enseñanza parece auténtica, porque el discípulo ve en su maestro la práctica de esa enseñanza.
- El maestro luego inicia la fase de expansión. Su trabajo espiritual busca reunir líderes, profesores, y personas que deseen mejores condiciones en la tierra. El solo los inspira. No les enseña técnicas. Les entrega ideales. También busca crear talleres, dar conferencias y charlas para que los hombres impregnen con valores e ideales ("espiritualidad" si tu prefieres) cada área humana, cada actividad que repercute en otros. Y no desea generar ligas a o asociaciones cerradas. Su actividad no desea encerrar el mensaje ni capturarlo en una sola forma. Sabe que la verdad expulsará al error esté donde esté.
Jesús dijo que los campos están "blancos para la siega" (Juan 4:35). Esto nos muestra que internamente las personas están anhelantes de cambios positivos en la Tierra. Solo falta que sean guiados y enseñados. Pero para eso, los nuevos hombres y mujeres deben renacer para estar dispuestos a la aventura más grande de la Tierra. Una acción heroica e histórica más grande y perdurable que los viajes de descubrimiento y la llegada del hombre a la Luna.
Jesús miraba el potencial de los hombres. No le detenía la aparente corrupción y maldad. Podía derrotar esas sombras de la existencia humana solo con la palanca del amor. Y precisamente entre sus discípulos directos estuvieron un recaudador de impuestos y mujeres de dudosa reputación. Su amor hacia ellos, y la fuerza de su mensaje, los pudo salvar y redimir.
Esta actitud valiente y enérgica para derrotar el mal con el bien no ha sido practicada de forma sistemática por los creyentes durante siglos. Y esto ha provocado un gran estancamiento. En vez de ser una fuerza expansiva que conquista el corazón y el mundo, la Iglesia se transformó en un club cerrado. Por lo tanto, la levadura del Reino ha sido bloqueada, la sal del mundo ha perdido su salinidad.
Por eso, a menos que cambies tu visión y paradigmas mentales sobre la humanidad y la posibilidad de transformación de ellos, si pierdes la Fe en la humanidad, ya habrás partido derrotado en tu trabajo. No serás de mucha ayuda. Serás un esclavo que esconde su talento y no lo desea trabajar.
En cambio, si reformas tus pensamientos, los llenas de amor y simpatía hacia los hombres, darás un paso. Luego haz de consagrar tu relación con el Padre Celestial. Debes nacer otra vez, debes experimentar y vivir lo que estás a punto de enseñar, porque será mediante tu ejemplo, y no tanto por tus palabras, como los hombres sabrán que eres uno con Dios.
Por lo tanto, el auténtico maestro:
- No tiene pensamientos derrotistas y negativos hacia el género humano. Ama a las personas, y ve en cada ser humano un potencial de transformación. Siente gran compasión por las personas que necesitan una guía, una orientación en sus vidas. No actúa como un juez. No las condena. Se ofrece para guiarles.
- El auténtico maestro nace otra vez. Antes de revelar al Padre, tú debes encontrarlo. El maestro Se preocupa del desarrollo de su relación con Dios. Sabe que debe estar conectado al Padre para revelarlo a los hombres. Esto provoca dramáticas transformaciones en el creyente. Y el fruto del Espíritu (Ajustador), se expresa de forma espontánea en esta vida consagrada.
- El maestro con su vida y palabras enseña a otros sobre la realidad de Dios. El maestro no tiene una actitud pesimista ante la vida y los problemas. Transmite en su propia existencia, alegría, gozo, paz, confianza y autodominio. La gente se siente estimulada e inspirada por su actitud. No juzga sino guía. Está listo para hablar del Padre y esa enseñanza parece auténtica, porque el discípulo ve en su maestro la práctica de esa enseñanza.
- El maestro luego inicia la fase de expansión. Su trabajo espiritual busca reunir líderes, profesores, y personas que deseen mejores condiciones en la tierra. El solo los inspira. No les enseña técnicas. Les entrega ideales. También busca crear talleres, dar conferencias y charlas para que los hombres impregnen con valores e ideales ("espiritualidad" si tu prefieres) cada área humana, cada actividad que repercute en otros. Y no desea generar ligas a o asociaciones cerradas. Su actividad no desea encerrar el mensaje ni capturarlo en una sola forma. Sabe que la verdad expulsará al error esté donde esté.
Jesús dijo que los campos están "blancos para la siega" (Juan 4:35). Esto nos muestra que internamente las personas están anhelantes de cambios positivos en la Tierra. Solo falta que sean guiados y enseñados. Pero para eso, los nuevos hombres y mujeres deben renacer para estar dispuestos a la aventura más grande de la Tierra. Una acción heroica e histórica más grande y perdurable que los viajes de descubrimiento y la llegada del hombre a la Luna.
(2082.9) 195:9.4 La
religión necesita nuevos líderes, hombres y mujeres espirituales que se atrevan
a depender solamente de Jesús y de sus enseñanzas incomparables. Si el
cristianismo persiste en desatender su misión espiritual, mientras sigue
ocupándose de los problemas sociales y materiales, el renacimiento espiritual
deberá esperar el advenimiento de estos nuevos maestros de la religión de
Jesús, que se dedicarán exclusivamente a la regeneración espiritual de los
hombres. Entonces, estas almas nacidas del espíritu proveerán rápidamente el liderazgo
y la inspiración que se requieren para una reorganización social, moral,
económica y política del mundo.