Pregunta: Sed perfectos como yo soy perfecto. Hasta qué grado podemos
perfeccionarnos, ¿hay algún límite? – Anónimo
Respuesta:
1:0.3 (21.3) Todos los mundos esclarecidos reconocen y adoran al Padre
Universal, el hacedor eterno y sustentador infinito de toda la creación. Las
criaturas volitivas de universo tras universo han emprendido el largo, muy
largo, viaje al Paraíso, que es el desafío fascinador de la aventura eterna de
llegar a Dios el Padre. La meta trascendente de los hijos del tiempo es
encontrar al Dios eterno, comprender la naturaleza divina, reconocer al Padre
Universal. Las criaturas que conocen a Dios tienen una sola ambición suprema,
un solo ardiente deseo, y ése es llegar —como son en sus esferas— a ser semejantes a como es él en su
perfección paradisiaca de personalidad y en su esfera universal de supremacía
recta. Del Padre Universal que habita la eternidad ha emanado el mandato
supremo: «Sed vosotros perfectos, así
como yo soy perfecto». En amor y misericordia, los mensajeros del Paraíso
han llevado esta exhortación divina a través de las edades y a través de los
universos, aún hasta llegar a las criaturas tan bajas de origen animal como lo
son las razas humanas de Urantia.
1:0.4 (22.1) Este magnífico mandato universal de esforzarse por alcanzar
la perfección de la divinidad es el deber principal, y debería ser la más alta
ambición, de toda la creación de criaturas forcejeantes del Dios de perfección.
Esta posibilidad de alcanzar la perfección divina es el destino final y certero
de todo progreso espiritual eterno del hombre.
1:0.5 (22.2) Los mortales de Urantia difícilmente pueden esperar ser
perfectos en el sentido infinito, pero es enteramente posible para los seres
humanos, que comienzan como lo hacen en este planeta, alcanzar la meta excelsa
y divina que el Dios infinito ha puesto para el hombre mortal; y cuando
alcancen este destino estarán, en todo lo que corresponde a la autorrealización
y alcance de la mente, tan pletóricos en su esfera de perfección divina como
Dios mismo lo está en su esfera de infinidad y eternidad. Puede que tal
perfección no sea universal en el sentido material, ni ilimitada en comprensión
intelectual, ni final en experiencia espiritual, pero es final y completa en
todos los aspectos finitos de divinidad de voluntad, perfección de motivación
de personalidad, y conciencia de Dios.
1:0.6 (22.3) Éste es el verdadero significado de ese mandato divino:
«Sed perfectos, así como yo soy perfecto», que insta constantemente al hombre
mortal hacia adelante y le atrae hacia adentro en esa larga y fascinadora lucha
por alcanzar niveles cada vez más elevados de valores espirituales y auténticos
significados de universo. Esta sublime búsqueda del Dios de los universos es la
aventura suprema de los habitantes de todos los mundos del tiempo y el espacio.
Algún día llegaremos al mismo Padre Universal tras el largo peregrinaje
hacia el Paraíso, y en sentido total, real y superlativo seremos perfectos como lo
es el Padre.