Pregunta: ¿YHWH está
realmente en el ADN? – Christian Figueroa
Respuesta: En entradas
pasadas se analizó la posibilidad que el llamado "Nombre" estuviera
relacionado con el ADN, y es ciertamente posible. Parece haber una especie de
combinación en relación al ADN, el cual finalmente se puede transcribir en
información. Sin embargo, esa investigación nos puede llevar muy lejos y puede
tener algunos aspectos especulativos. No obstante, lo que considero más
importante en esta cuestión es que el llamado "Nombre" de Dios no es
realmente un Nombre.
Para los antiguos hebreos
los "nombres" no eran una etiqueta como hoy los denominamos. Más bien
un "nombre" implica una descripción de la función de esa persona u
objeto. Implicaba a la persona tras la designación, sus características,
cualidades y propósitos. La mayoría de los nombres hebreos funcionan así. Los
ejemplos son múltiples. Esaú por ejemplo es Velludo, ya que este hijo de Isaac era peludo. Es una descripción de la naturaleza y características de la persona.
Jesús conocía la
verdadera pronunciación del YHWH y la enseñó a sus discípulos. Pero en realidad la conocía no como un Nombre, sino más bien en su verdadera naturaleza.
El nombre representado por
el Tetragrámaton (YHWH ) proviene de la forma del verbo “ser” (hayah’). Por
ejemplo, las publicaciones JW han dicho que significa “El causa que llegue a
ser”. También hemos visto que algunos eruditos piensan que se corresponde con
la forma causativa de este verbo. De ser así, significaría literalmente “El que
causa que sea, el que trae a la existencia”.
También otro comentarista dice: “Muchos eruditos aceptan la opinión
generalizada de que el tetragrammaton es una forma de la raíz hyh
("ser") y debe ser pronunciado como "Yahweh" ("El que
trae a la existencia")- WA Van Gemeren
No entremos en las
interpretaciones posteriores que se han hecho sobre estas expresiones que
generalmente hablan de un “Dios de Propósito con su pueblo”, etc. Meditemos en
este interesante significado o sonido a la que aludía la expresión:
“El que trae a la existencia”
¿Y no son acaso éstos
términos equivalentes a la expresión “Padre” ?
La expresión Padre se
relaciona con un originador, un causador (Job 38:28). ¿Acaso el significado de
“El que trae a la existencia” no nos está hablando de un Padre?
Los judíos de los días
anteriores a Jesús se habían perdido en el laberinto de la pronunciación exacta
del sonido en la lectura del Tetragramatón. Perdieron de vista el
discernimiento que el Nombre realmente era un Concepto de la Deidad. Era Algo
que hablaba sobre la Naturaleza de la Deidad. Sabían que de alguna forma estaba
conectado con la expresión "Llegar a Ser", pero no captaron que
aquello aludía a la naturaleza de Dios expresada hacia sus criaturas. Por esa
razón, se perdió en la bruma del misterio ya que se centraron obsesivamente en
el sonido de la expresión original y finalmente solo colocaban las consonantes
YHWH. También hubieron corrientes anteriores primitivas que lo asociaron al Volcán, al Toro y productor viril de la tierra en la que
pisaban, puesto que ellos eran amantes de la tierra y campos.
Por esto ahora entendemos
la designación preferida de Jesús al dirigirse a Dios. Cómo decía Ray Franz:
“Jesús no se dirigió a Él
nunca como “Jehová”, sino siempre como “Padre” (empleando esta expresión seis
veces en tan solo su oración final con sus discípulos). Incluso en la
Traducción del Nuevo Mundo, en ninguna de sus oraciones Jesús se dirige a su
padre como Jehová”. Por consiguiente,
cuando ora a su Padre y le dice: “Padre, glorifica tu nombre”, es evidente que
el término “nombre” se utiliza aquí en un sentido más completo y profundo, como
representando a la Persona misma. De otro modo, sería inexplicable la ausencia
total de un apelativo específico como “Jehová” en las oraciones de Jesús.
Cuando estaba con sus discípulos en la noche anterior a su muerte, tanto al
hablar con ellos como en una larga oración Jesús se refirió al “nombre” de Dios
cuatro veces. Sin embargo, durante toda
esa noche, llena de consejos y exhortaciones a sus discípulos, y en oración, no
se encuentra referencia alguna a que Él hubiese utilizado el nombre “Jehová”.
Más bien, empleó de manera consistente la designación “Padre”, ¡haciéndolo
alrededor de cincuenta veces!”.
Cuando Cristo dice “he
dado a conocer tu Nombre” a los apóstoles realmente se refería al verdadero significado
del YHWH al expresar que “Padre” en un sentido íntimo y personal era realmente
el Nombre de Dios. Esto era nuevo en la Humanidad, y Jesús verdaderamente
declaró el auténtico Nombre de Dios y el significado pleno de YHWH. De hecho,
arrojó más luz que la que los mismos judíos primitivos tenían.
Antes de la venida de
Jesús se podía especular en que YHWH era el progenitor del Pueblo de Israel, el
Productor de la tierra, del campo, etc. En cambio, Jesús al hablar del “El que trae a la
existencia” hace que adquiera una verdadera dimensión al ser revelado como nuestro
Padre personal. Aquel que te hizo
“llegar a ser” personalmente. Por esa razón Jesús fué el que arrojó luz definitiva sobre la expresión entendida hoy como "Nombre" de Dios. Ciertamente "lo puso de manifiesto" de forma real y superlativa al describir la verdadera naturaleza de Dios.
La expresión
"Jehová" en realidad es un invento medieval basada en fusionar las
consonantes YHWH con ADONAI, cambiando algunas letras. Esta expresión está
basada en la imaginación e intenta expresar un Nombre de la Deidad, que sin
embargo, Jesús no mencionó. Jesús de Nazaret en cambio declaró que YHWH era “El
que trae a la existencia” o simplemente PADRE.
Crear una
"alternativa" que no es demandada en los manuscritos originales y es
altamente especulativa, puede incluso oscurecer el sentimiento de relación
personal hacia Dios que Jesús nos quería enseñar.
Si bien, no hay nada
incorrecto en llamar a Dios "Jehová", ¿era realmente lo que Jesús
quería transmitir al hablarnos de Dios? Quizás está bien hacerlo, pero nunca
olvidemos que las palabras se transforman en amuletos o marcas para crear un
estatus de distinción, cuando Jesús quería que nos acerquemos a la naturaleza
del Padre.
1:1.1 (22.4) A través de
los universos, de todos los nombres por los que se conoce a Dios el Padre, los
que se encuentran más frecuentemente son los que le designan como la Primera
Fuente y Centro Universal. El Primer Padre se conoce por varios nombres en
diferentes universos y en diferentes sectores del mismo universo. Los nombres
que la criatura asigna al Creador dependen en gran medida del concepto que
tiene la criatura acerca del Creador. La Primera Fuente y Centro Universal no
se ha revelado nunca por su nombre, sólo por su naturaleza. Si creemos que somos
los hijos de este Creador, sólo es natural que lleguemos a llamarle Padre. Pero
éste es un nombre de nuestra propia elección, y parte del reconocimiento de
nuestra relación personal con la Primera Fuente y Centro.
96:1.10 (1053.8) Jehová es
un término que en tiempo reciente ha sido empleado para designar el concepto
completo de Yahvé que finalmente ha evolucionado en la larga experiencia
hebrea. Pero el nombre Jehová no entró en uso hasta mil quinientos años después
de la época de Jesús.
1:1.2 (22.5) El Padre
Universal nunca impone ninguna forma de reconocimiento arbitrario, de adoración
formal, ni de servicio servil a las criaturas volitivas inteligentes de los
universos. Los habitantes evolucionarios de los mundos del tiempo y el espacio
deben por sí mismos —en su corazón— reconocerle, amarle, y voluntariamente
adorarle. El Creador rehusa ejercer coerción o imponer la sumisión al libre
albedrío espiritual de sus criaturas materiales. La afectuosa dedicación de la
voluntad humana a hacer la voluntad del Padre es el regalo más selecto que el
hombre puede hacer a Dios; en efecto, tal consagración de la voluntad de la
criatura constituye la única dádiva posible de verdadero valor que puede hacer
el hombre al Padre Paradisiaco. En Dios, el hombre vive, se mueve, y tiene su
ser; no hay nada que el hombre pueda dar a Dios excepto esta elección de
atenerse a la voluntad del Padre, y estas decisiones, efectuadas por las
criaturas volitivas inteligentes de los universos, constituyen la realidad de
esa adoración auténtica que es tan satisfactoria para la naturaleza del Padre
Creador dominada por el amor.
Así que si por crianza o costumbre le llamas a Dios “Jehová”, “Alá”, “Brama” etc., está bien y no hay nada incorrecto, aunque quizás no sea lo que Jesús tenía precisamente en mente. Sin embargo, afectuosamente o filialmente debes experimentar su Paternidad. Verlo y vivirlo como Padre. Los niños e hijos generalmente no llaman a su Padre por su nombre de pila como Ricardo, Jorge, etc. Le dicen afectuosamente Papá (Arameo " Abba "). Y “habitantes de los mundos del tiempo y el espacio deben por sí mismos —en su corazón— reconocerle, amarle, y voluntariamente adorarle”, tal como enseñan los Documentos.
Así que si por crianza o costumbre le llamas a Dios “Jehová”, “Alá”, “Brama” etc., está bien y no hay nada incorrecto, aunque quizás no sea lo que Jesús tenía precisamente en mente. Sin embargo, afectuosamente o filialmente debes experimentar su Paternidad. Verlo y vivirlo como Padre. Los niños e hijos generalmente no llaman a su Padre por su nombre de pila como Ricardo, Jorge, etc. Le dicen afectuosamente Papá (Arameo " Abba "). Y “habitantes de los mundos del tiempo y el espacio deben por sí mismos —en su corazón— reconocerle, amarle, y voluntariamente adorarle”, tal como enseñan los Documentos.