viernes, 17 de agosto de 2018

El árbol de la vida y los superhombres


El propósito del árbol de la vida era sustentar la vida de seres celestiales mientras realizaban una tarea temporal en el espacio-tiempo terrestre. Podríamos definirlo como “alimento celestial” para “seres celestiales” o moronciales, pero ahora insertado aquí en la materia terrestre para estos seres materializados. En cierto modo, era para ayudar a continuar la vida en la materia de estas criaturas superhumanas. Por esa razón, sus propiedades eran inservibles a los humanos nativos de la Tierra (de forma análoga e inversa, si en teoría (para entender el punto) se pudiese llevar el alimento que nos sustenta aquí, y darlo a  los seres moronciales en "los cielos", nuestro alimento sería para ellos inservible).

Sobre este alimento morontial se nos dice:

47:4.6 (535.2) Aunque tengas cuerpo morontial, continúas, a través de todos estos siete mundos, comiendo, bebiendo y descansando. Compartes de la orden morontial de alimento, un reino de energía viviente desconocido en los mundos materiales.

Y en el Documento alusivo que describe Edentia (de donde es oriundo el árbol de la vida), se narra en más detalle cual es la naturaleza de éste alimento de energía viviente que consumen en “los cielos”:

43:6.6 (492.6) La vida vegetal también es muy distinta de la de Urantia, consistiendo de variedades tanto materiales como morontiales. Los crecimientos materiales tienen una coloración verde característica, pero los equivalentes morontiales de la vida vegetativa tienen un tinte violeta u orquídeo de distintas tonalidades y reflejos. Dicha vegetación morontial es puramente un crecimiento de energía; cuando se la ingiere no hay ningún residuo.

Así que los seres moronciales consumen estas “plantas de energía”. Este alimento esta presente en todos los mundos de estancia y en Jerusem, pero el árbol de la vida no, aunque tiene virtudes muy similares. Este árbol que crece en Edentia, tiene la característica especial de poder existir dualmente en las esferas moronciales y terrestres. Internamente posee esta cualidad energética parecida a las plantas moronciales,  aunque exteriormente es muy similar a un árbol terrestre. Esta propiedad dual le permite ser un suplemento alimenticio para prolongar la vida en una esfera superior como en un planeta como la Tierra, cumpliendo el mismo objetivo de las otras plantas celestiales.

73:6.3 (825.8) Cuando los Altísimos de Edentia aprobaron el nombramiento de Caligastia como Príncipe Planetario de Urantia y a aquellos de los cien ciudadanos de Jerusem como su equipo administrativo, enviaron al planeta, con los Melquisedek, un arbusto de Edentia, y esta planta creció en Urantia convirtiéndose en el árbol de la vida. Esta forma de vida no inteligente es oriunda de las esferas de las sedes centrales de las constelaciones, dándose también en los mundos sedes centrales de los universos locales y superuniversos así como en las esferas de Havona, pero no en las capitales de los sistemas.

73:6.4 (826.1) Esta superplanta almacena ciertas energías espaciales que sirven de antídoto contra los elementos que producen la vejez en la existencia animal. El fruto del árbol de la vida se parecía a una batería de almacenamiento superquímico que, al ser comido, liberaba misteriosamente una fuerza del universo que prolongaba la vida. A los seres evolucionarios ordinarios de Urantia, esta forma de sustento no les servía de nada.

La única forma en que estos seres moronciales corporizados en la Tierra podían evitar la muerte y mantener su estatus de vida celestial adaptada parcialmente aquí en la Tierra era mediante esta planta que era afín a los organismos moronciales de los miembros corpóreos del príncipe (los cien) y los adanes planetarios. Recordemos que estos seres venidos a la Tierra no se despojaron completamente de su condición sobrehumana, la seguían manteniendo en cierta cantidad con cuerpos semejantes a los humanos, pero no totalmente humanos, a diferencia de Jesús de Nazaret que si tomó de forma completa y absoluta nuestra naturaleza humana. Así que ellos tenían una forma dual de vida, y para eso, también necesitaban un alimento dual para subsistir.

73:6.6 (826.3) Adán y Eva periódicamente tomaban de su fruto para mantener su forma dual de vida física.

Incluso algunas religiones han tenido que admitir que Adán y Eva no tenían vida eterna de forma intrínseca. Necesitaban consumir del árbol de la vida, aunque para estas iglesias, este era un símbolo de la concesión de la vida eterna. Sin embargo, se les escapa el hecho que el árbol en efecto podía traer la “vida hasta tiempo indefinido” si era comido, independiente si hubiesen pecado o no, lo cual queda manifestado en el Génesis, mostrando que él árbol no escondida un mero asunto simbólico. Esto a tal grado era así, que había que impedir que efectivamente Adán y Eva, una vez engañados, pudiesen seguir tomando de su fruto, lo cual fue totalmente así. (Véase Génesis 3: 22-24).

Ahora bien, es interesante que en los antiguos grabados sumerios donde aparece el árbol de la vida, este los vemos vinculado siempre a reyes o a deidades, y no asociado al hombre común. Esto es una confirmación adyacente que muestra que el árbol era para esa "aristocracia celestial" que servía como maestros de las humanidades en progreso.

Cuando Melquisedek hizo su carrera en la Tierra con un cuerpo similar al de los cien corporizados, el árbol de la vida ya no estaba. Él comenzó a envejecer gradualmente como los seres humanos, aunque evidentemente poseía un soporte corporal de mayor calidad.

93:2.6 (1015.6) Su cuerpo físico, aunque se parecía al del varón humano, era en realidad del orden de aquellos cuerpos especialmente construídos utilizados por los cien miembros materializados del séquito del Príncipe Caligastia, excepto que no llevaba el plasma de vida de raza humana alguna. Tampoco estaba disponible en Urantia el árbol de la vida. Si Maquiventa Melquisedek hubiese permanecido sobre la tierra por un largo período de tiempo, su mecanismo físico se habría deteriorado gradualmente; tal como ocurrieron las cosas, terminó su misión de autootorgamiento en noventa y cuatro años, mucho antes de que su cuerpo material comenzara a desintegrarse.

Teniendo claro éstos puntos podemos avanzar a entender el asunto de los ayudantes del séquito corpóreo y la operación que se hizo en ellos.