La historia de la
fundación de Roma es uno de los ejemplos más interesantes en como varios hechos
históricos, leyendas e historias se funden en un solo relato para intentar presentar
una imagen épica de los sucesos.
En otros sucesos vuelve a
ocurrir dicho fenómeno. Hasta en épocas relativamente recientes como en la
Guerra del Pacífico ciertas partes involucradas narran hechos diferentes como
si fuesen uno solo.
En los Documentos de
Urantia se describe a Dalamatia y al Jardín de Edén por una separación de
varios miles de años. Sin embargo, parece que la historia de la Atlántida es
una creación posterior que sincretiza y fusiona ámbos sucesos. Los detalles alusivos a Dalamatia y el Primer Edén son casi idénticos a los descritos miles de años después en la narración de la Atlántida. Los materiales de construcción, los metales de las montañas, la flora y fauna, la ubicación, las descendencias divinas, etc; son inmensamente similares.
Lo mismo ocurre con la historia hebrea del Diluvio Bíblico. Tanto la sumersión de Dalamatia, el hundimiento del primer Edén, y los vastos diluvios que azolaron Mesopotamia acabando con el segundo Edén son sincretizados en un solo relato.
En el relato de la Atlántida, Solón y Platón presentan la historia con un ropaje contextual de acuerdo a los conceptos griegos de su época, incluso incluyendo a los atenienses en el relato, lo cual es un gran anacronismo. Esto ha causado que algunos pensadores medievales creyeran que el relato de la Atlántida era una alegoría contra la tiranía de un estado político superior, para educar a los griegos en prevención de la creación de un Estado semejante.
De hecho, la caída de la Atlántida se debió al caos generado cuando los atlantes descuidaron las leyes de los dioses y la naturaleza divina se vio disminuida.
Tanto en la caída de Dalamatia como en el Primer Jardín hordas de rebeldes asaltaron y plagaron ámbas civilizaciones en sus épocas finales. Esto sin lugar a dudas dió origen al relato mítico de la Atlántida.