Havona y los siete superuniversos espacio-temporales |
La entrada
pasada en torno a los conceptos aún bárbaros que tenemos sobre la autoridad
planetaria me hizo profundizar en el asunto de la auténtica libertad. No
aquella basada en el libertinaje ni en la destrucción de las libertades ajenas,
sino en el Libre Albedrío como don a la Personalidad, provisto por un ser lleno
de personalidad como lo es el Padre Universal.
El Libre
Albedrío como atributo de la personalidad humana es un don del Padre Universal
que solo violentamos nosotros: las criaturas bajas humanas que aún no
desarrollamos la visión universal y una comprensión plena de la voluntad de
Dios.
Hablemos
sobre las criaturas dotadas de voluntad. Todos estos seres recién aparecidos (nosotros) son experienciales por naturaleza; no son existenciales. Esto es cierto desde
el nivel de criatura del hombre mortal, hasta los niveles de deidad de los
Espíritus Maestros y Dios Supremo. Estos seres (nosotros) no lo saben todo hasta que no lo
experimentan y conocen todo; tienen la capacidad de aprender y de crecer
aprendiendo y viviendo. Esto es cierto incluso para los Hijos Creadores. En el
servicio en las creaciones del espacio-tiempo, en la experiencia en la
organización y perfeccionamiento de los universos locales, en los cambios en el
estatus de estos Hijos y Espíritus universales: todos crecen.
Havona
representa el universo perfecto e inmutable, en el no-tiempo y eternidad
existencial. Los siete superuniversos son la antitesis del perfecto Havona. Los
siete superuniversos representan por primera vez posibilidades en el tiempo.
De repente,
por así decirlo, tenemos una enorme creación llena de criaturas en vías de la perfección,
todas ellas han sido dotadas con el poder inestimable de querer o no elegir a Dios. Cada una de estas
criaturas en su voluntad es soberana de sí misma. Cada una de ellas puede
elegir a favor o en contra de la ciudadanía del universo y de la filiación con
Dios. Y nadie se atreve a interferir en estas elecciones, por temor a
transgredir la voluntad de Dios, pues
es Dios quien da a las criaturas este inestimable poder de elegir. Si, los Dioses, los Hijos Creadores y otros administradores celestiales son inmensamente respetuosos y concientes de esta voluntad de Dios.
54:1.9
(614.4) ¡Cómo se atreve la criatura volitiva a entrometerse en los derechos de
sus semejantes en nombre de la libertad personal cuando los Gobernantes Supremos del universo se colocan respetuosamente
al margen de esas prerrogativas de voluntad y potenciales de personalidad!
No tiene ningún ser, en el ejercicio de su supuesta libertad personal, el
derecho de privar a otro ser de los privilegios de la existencia otorgados por
los Creadores y debidamente respetados por todos sus leales asociados, subordinados
y súbditos.
Sin este
poder de elegir, sin el regalo de Dios de la personalidad, seríamos muy poco
más que máquinas vivientes. Pero con el regalo del libre albedrío (relativo)
somos más que máquinas; somos hombres y podemos incluso elegir ser más que
hombres, podemos elegir ser hijos ascendentes de Dios. También podemos elegir
mal una y otra vez, y nadie puede pararnos: solo el tiempo y el olvido de la
autoaniquilación.
Este fue el
reto de hace tiempo al que se enfrentaron los ciudadanos de los reinos eternos,
los Hijos Creadores. Se embarcaron en esta aventura (la Aventura Suprema)
cuando abandonaron los dominios estables de la perfección divina y partieron
hacia la nueva frontera creativa, hacia el nuevo nivel espacial de los
superuniversos; allí ocuparon sus puestos como creadores, organizadores y
administradores de los inestables e inciertos dominios evolutivos del tiempo.
El Padre
desea replicar la perfección de Havona en el espacio y el tiempo mediante
múltiples posibilidades y elecciones.
54:2.1
(614.6) Con el Hijo y en el Espíritu proyectó Dios la eterna Havona, y desde
entonces se estableció el modelo eterno de la participación igual en la
creación —el compartir. Este modelo
de compartir es el diseño original para cada uno de los Hijos e Hijas de Dios
que salen al espacio para involucrarse en el intento de duplicar en el tiempo
el universo central de perfección eterna.
54:2.2
(614.7) Toda criatura y todo universo en evolución que aspira a hacer la
voluntad del Padre está destinado a volverse el socio de los Creadores
espacio-temporales en esta magnífica aventura de logro experiencial de la
perfección. Si esto no fuese verdad, el Padre no habría dotado a estas
criaturas del libre albedrío creativo, y tampoco moraría en ellas, entrando
verdaderamente en sociedad con ellas mediante su propio espíritu.
Pintura realista semejante a fotografía |
Lo
ilustraré de ésta forma. En el arte existe la técnica del realismo. Imaginad
que una fotografía es una instantánea perfecta del evento. No hay tiempo en
ella. Fue automática y perfecta. Así es el universo central de Havona y el
centro del Paraíso. Ahora piensa en que un pintor de arte realista (los Hijos
Creadores) harán lo mismo, pero no como fotografía instantánea, sino como un
proceso de arte realista que intentará lograr una perfección semejante pero a
través del tiempo, y con el trabajo conjunto de múltiples posibilidades.
Como una
gran obra artística que logra crear una majestuosa combinación de colores, que
utiliza múltiples posibilidades para llegar finalmente a la perfección realista
casi igual a la fotografía, así Dios ha colocado las posibilidades de elección
del Libre Albedrío para que sus criaturas en una aventura fascinante se vuelvan
socias del mismo Dios y ayuden, aporten con ideas y conocimiento ganado a
pulso, a terminar el fascinante proyecto
del Padre.
Sí, el
libre albedrío representa el mandato de Dios a los superuniversos espacio-temporales
para que existan las posibilidades. Una aventura nueva hacia la perfección se
nos presenta. La meta de replicar a Havona en el tiempo y en el espacio.
Puesto que
el libre albedrío es la voluntad, el deseo de Dios, ningún ser espiritual se
atreve a desafiarlo. Representaría atentar ante el propósito del Padre Universal
para el espacio y el tiempo.
Hasta Lucifer y los seres rebeldes han sido respetuosos con el libre albedrío de los seres inteligentes dotados de voluntad propia:
77:7.7 (863.8) Incluso antes de Pentecostés, ningún espíritu rebelde pudo dominar una mente mortal, y desde aquel día hasta las mentes débiles de los mortales inferiores están libres de estas posibilidades.
Hasta Lucifer y los seres rebeldes han sido respetuosos con el libre albedrío de los seres inteligentes dotados de voluntad propia:
77:7.7 (863.8) Incluso antes de Pentecostés, ningún espíritu rebelde pudo dominar una mente mortal, y desde aquel día hasta las mentes débiles de los mortales inferiores están libres de estas posibilidades.
Entonces, ¿cómo explicamos las "posesiones" demoníacas antes de Pentecostés?
Todas las citas en los Documentos de Urantia referentes a este asunto explican que antes de Pentecostés solo los débiles mentales o personas prácticamente carentes de voluntad propia y una mente normal eran fácilmente controlados por los seres intermedios rebeldes que al parecer aprovechaban ese lapsus de la falta de voluntad en algunos humanos (que tampoco poseían Ajustador en esos tiempos) para ser "poseídos". Pero dicha posesión incluso se efectuaba de una forma un tanto diferente a la que en el cine se ha explotado de forma errónea. Sin embargo, nunca una persona con sus facultades mentales operativas y una voluntad propia establecida fueron hostigados por los seres intermedios. Y aún la posibilidad de atormentar a personas carentes de voluntad después de Pentecostés se eliminó del todo.
Hasta Lucifer y Caligastia apelaron al Libre Albedrío durante su campaña para promover los sofismas rebeldes. Cada criatura tuvo pleno derecho a escoger que posición tomaba en el asunto planteado. Hasta con la caída de Adán y Eva, Caligastia urdió planes circunstanciales indirectos que no violaba la libre elección de las personas protagonistas.
Sin embargo, los Documentos denuncian que los rebeldes a pesar del respeto visible o externo al Libre Albedrío si incurrieron en una falta cósmica y profunda más grave que en el fondo destruía las posibilidades (y por ende atacaba el libre albedrío) de los seres ascendentes:
Todas las citas en los Documentos de Urantia referentes a este asunto explican que antes de Pentecostés solo los débiles mentales o personas prácticamente carentes de voluntad propia y una mente normal eran fácilmente controlados por los seres intermedios rebeldes que al parecer aprovechaban ese lapsus de la falta de voluntad en algunos humanos (que tampoco poseían Ajustador en esos tiempos) para ser "poseídos". Pero dicha posesión incluso se efectuaba de una forma un tanto diferente a la que en el cine se ha explotado de forma errónea. Sin embargo, nunca una persona con sus facultades mentales operativas y una voluntad propia establecida fueron hostigados por los seres intermedios. Y aún la posibilidad de atormentar a personas carentes de voluntad después de Pentecostés se eliminó del todo.
Hasta Lucifer y Caligastia apelaron al Libre Albedrío durante su campaña para promover los sofismas rebeldes. Cada criatura tuvo pleno derecho a escoger que posición tomaba en el asunto planteado. Hasta con la caída de Adán y Eva, Caligastia urdió planes circunstanciales indirectos que no violaba la libre elección de las personas protagonistas.
Sin embargo, los Documentos denuncian que los rebeldes a pesar del respeto visible o externo al Libre Albedrío si incurrieron en una falta cósmica y profunda más grave que en el fondo destruía las posibilidades (y por ende atacaba el libre albedrío) de los seres ascendentes:
54:2.3
(614.8) La locura de Lucifer fue tratar de hacer lo que no se puede hacer:
saltarse el tiempo en un universo experiencial. El crimen de Lucifer fue el
intento de privar a todas las personalidades en Satania de los derechos
creativos, el acortamiento no reconocido de la participación personal de la
criatura —participación de libre albedrío— en la larga lucha evolucionaria para
lograr el estado de luz y vida tanto individual como colectivamente. Al hacer
esto, este Soberano de antaño de vuestro sistema colocó el propósito temporal
de su propia voluntad directamente en oposición al eterno propósito de la
voluntad de Dios tal como se lo revela en el otorgamiento del libre albedrío
para todas las criaturas personales. La rebelión de Lucifer amenazó así la
usurpación máxima posible de la facultad del libre albedrío propia de los
ascendenteros y los servidores del sistema de Satania —la amenaza de privar por
siempre a cada uno de estos seres de la experiencia emocionante de contribuir
algo personal y único al monumento de lenta construcción a la sabiduría
experiencial que algún día existirá como sistema perfeccionado de Satania. Así
pues el manifiesto de Lucifer, enmascarado en los mantos de la libertad, se
presenta a la luz clara de la razón como una amenaza monumental, en consumación
del hurto de la libertad personal, y hecho en una escala que tan sólo dos veces
se ha visto en toda la historia de Nebadon.
54:2.4
(615.1) En breve, lo que Dios había dado a los hombres y a los ángeles Lucifer
quería quitarles, o sea, el privilegio divino de participar en la creación de
sus propios destinos y del destino de este sistema local de mundos habitados.
54:2.5
(615.2) Ningún ser en todo el universo tiene la libertad justa de privar a otro
ser de la verdadera libertad, el derecho de amar y ser amado, el privilegio de
adorar a Dios y de servir a sus semejantes.