Pero podemos respirar aliviados ya que la realidad se impone ante lo anterior, lo cual parece más marketing y exageración que hechos sustentables.
En general, poca veces se habla del Límite de Roche, el cual explica que las fuerzas de marea gravitatoria destruyen a un objeto de gran masa si éste se acerca a uno mayor. Por ejemplo, si la Luna cruzara el umbral del límite, ésta se fragmentaría en miles de pedazos. Los Documentos también lo comentan y lo explican así:
57:6.3 (657.6) Cuando se
alcance tal estabilidad de órbitas, las fricciones mareomotrices entrarán en
acción inversa; ya no impulsarán la luna para que se aleje más de la tierra
sino que acercarán paulatinamente este satélite al planeta. Luego, en aquel
futuro lejano, cuando la luna se acerque hasta unos diez y siete mil
seiscientos kilómetros de la tierra, la acción de la gravedad de ésta, hará que
la luna se fracture y esta explosión ocasionada por la gravedad mareomotriz la
hará añicos convirtiéndola en pequeñas partículas, que tal vez se arremolinen
en torno al mundo a manera de anillos de materia, semejantes a los de Saturno,
o bien, sean atraídos paulatinamente a la tierra como meteoros.
57:6.4 (658.1) Si los
cuerpos espaciales son similares en tamaño y densidad, pueden entrar en
colisión. En cambio, si dos cuerpos espaciales de densidad similar son de una
desigualdad relativa en cuanto al tamaño, y si el menor se va acercando
progresivamente al mayor, el menor se fracturará cuando el radio de su órbita
se vuelva menos de dos veces y media en comparación con el radio del cuerpo
mayor. Las colisiones entre los gigantes del espacio son, en efecto, escasas;
pero, las explosiones ocasionadas por la gravedad mareomotriz de cuerpos
menores son bastante comunes.
57:6.5 (658.2) Las
estrellas fugaces se dan en forma de enjambre, debido a que son fragmentos de
cuerpos mayores de materia que han sido fracturados por la gravedad mareomotriz
que ejercen los cuerpos espaciales más próximos y aún mayores. Los anillos de
Saturno son los fragmentos de un satélite fracturado. Una de las lunas de
Júpiter se está acercando ahora peligrosamente a la zona crítica de la
fracturación por la acción mareomotriz y, dentro de unos pocos millones de
años, o será reclamada por el planeta, o, experimentará la fracturación causada
por la gravedad mareomotriz. El quinto planeta del sistema solar de antaño, de
muy antaño, atravesó una órbita irregular, acercándose periódicamente cada vez
más a Júpiter, hasta que entró en la zona crítica de la disrupción por la
acción de la gravedad mareomotriz, y sin más se fragmentó, convirtiéndose en el
cúmulo de asteroides de los tiempos presentes.
Hace millones de años la Tierra se formó debido a la acción de grandes asteroides y meteoros que se atraían entre así, pero aún la densidad del núcleo y masa terrestre no estaba lista. En esa lejana época si eran atraídos grandes cuerpos. También el sistema solar y sus planetas estaban en formación inicial y los materiales de construcción estelares (cuerpos meteóricos) eran mayores. Hoy solo quedan residuos de ésas épocas.
Hoy, un gran asteroide ya no podría impactar la Tierra porque las fuerzas de marea (como primera barrera) lo fragmentarían en miles de meteoritos más pequeños. Este asunto la ciencia lo sabe, pero raramente no lo mencionan (¿es que venden más los artículos de ciencia alarmistas sobre el teorizar sobre un gran asteroide?). Ahora bien estos fragmentos ya destrozados por la gravedad maremotriz entran a la atmósfera, y ésta también tiene la misión de consumirlos (sería la segunda barrera), aunque se le presenta como la primera barrera en las películas.
Si un gran asteroide nos diera, éste primero se rompería en miles de fragmentos que caerían como meteoros. Luego, de éstos meteoros solo sobrevivirían los más densos y pesados (porque la mayoría serían consumidos por la atmósfera). Así que el riesgo se disminuye al hablar de un asteroide gigante, que también sería más fácilmente detectable y que sería mermado por las barreras ya comentadas. Asteroides más pequeños no tendrán mucha posibilidad de llegar enteros a la Tierra y serían pulverizados por las dos barreras (aunque, como digo, solo se menciona una).
El cometa Shoemaker-Levy 9 que se
estrelló contra Júpiter el año 1994 nos permitió ver sin especulación una
colisión estelar. Este cometa se fragmentó en muchos trozos que golpearon a Júpiter en
su atmósfera causando varios “moretones” en sus nubes de gases.
Exageración brutal e irreal |
Todo lo anterior no descarta la posibilidad de un impacto sobre la Tierra, de hecho caen miles de cuerpos todos los días, pero debe sopesarse con cuidado el asunto, ya que tengo la impresión de un creciente alarmismo científico que trata esta cuestión. Curiosamente si alguna vez ocurriese dicha catástrofe, una serie de meteoros más pequeños destructivos si nos darían, como los que posiblemente vieron algunos videntes proféticos en sus visiones de "lluvias de granizo, fuego y azufre". Pero podemos descartar que un "asesino de planetas" gigante aniquile al mundo entero como si fuese una especie de luna tocando la superficie.
En general, nuestro sistema solar tiende a la estabilización. Los Portadores de la Vida no sembraron la vida a locas y por azar. Lo hicieron porque sabían que se había iniciado la Era de cese gradual de los cataclismos y de estabilización de los soles y mundos. Los terremotos de hoy, son escasos e insignificantes comparados con los que existían cuando la corteza era más activa.
Así que quizás estemos en un proceso de estabilización geológica que transforme a la Tierra en una esfera Arquitectónica hecha a pulso.