“Lo veré, pero
no ahora;
lo contemplaré,
pero no de cerca.
Una estrella ciertamente saldrá de Jacob,
y un cetro
verdaderamente se levantará de Israel” – Números 24:17
Desde tiempos remotos los
eclipses, cometas y estrellas brillantes han sido considerados símbolos de
acontecimientos importantes en la Tierra. Ni los hebreos escaparon a esas
relaciones de los astros y los hombres. El referido pasaje de Números es una
muestra de lo anterior y ha sido usado por algunos estudiosos católicos para
demostrar que la “estrella de Belén” era el cumplimiento de esa antigua profecía
judía.
Es interesante que muchos
han teorizado sobre que era realmente la “estrella de Belén”, cual era su verdadero
origen. Muchos creyentes piensan que efectivamente era una señal divina que
indicaba el nacimiento del Hijo de Dios y la ven de una forma positiva, tal
como lo muestran los adornos navideños. Otros creyentes de manera interpretativa
haciendo algunas asociaciones con algo de lógica en el relato han razonado que
los eventos asociados a la estrella dan a entender que ésta era obra de Satanás.
Sin embargo, éstas posiciones opuestas parten de la premisa que la estrella tenía
un carácter “sobrenatural” porque (según el relato de Mateo) guió a los astrólogos
o magos para encontrar al niño Jesús. Sin embargo, Mateo no hace ningún
comentario sobre la “intencionalidad
de la estrella”, no menciona que ni era de Dios ni del Diablo. Solo se describe
el “fenómeno”.
Por otro lado, en tiempos
más recientes se ha especulado con que la estrella sería un OVNI asociado al
nacimiento “extraterrestre” de Jesús. Y también no debemos olvidar a la
comunidad astronómica que ha declarado que es posible que la estrella fuera un
cometa o conjunción planetaria.
Lo que me llama la atención de este asunto es precisamente que Mateo no declara la “intencionalidad de la estrella”, no
menciona que ni era de Dios ni del Diablo. Solo se describe el “fenómeno”. Por
ejemplo, es común que los evangelistas hiciesen comentarios inmediatos sobre lo
que entendían en torno a algunas acciones o fenómenos vinculados a la vida de Jesús (Véase Lucas 22:3; Mateo 2:15)
atribuyéndolos a lo que discernían o a profecías. En los textos entre paréntesis hago mención a solo dos ejemplos de muchos: que el diablo se metió en Judas y que muchos sucesos de Cristo cumplían profecías. Así que sin duda sí se hacen esas observaciones en la narrativa.
El que en la narrativa
Mateo (que es solo el único evangelio que narra sobre la “estrella”) se cuente
el asunto de forma tan aséptica sin vinculación a Dios ni al diablo (que los evangelios sí
hacen cuando corresponde) o sin un comentario profético (que también realizan)
me lleva inevitablemente a éstas conclusiones:
1-
El fenómeno interpretado
como una “estrella” fue real. Pero...
2-
El compilador
o redactor de Mateo no intenta atribuirle ningún significado especial maligno o
benigno.
Si el asunto no tiene mayor trascendencia ya
indicada en el texto (independiente de las conjeturas posteriores) parece
evidente que fue un fenómeno natural cercano a las fechas del nacimiento de Jesús. Sin embargo, el asunto se "comentaba" entre las gentes de esos días que tendían a vincular asuntos ordinarios con hechos extraordinarios (no olvidemos que incluso los apóstoles siendo judíos creían en "fantasmas" (Mateo 14:26).
Los Documentos de Urantia explican:
122:8.7 (1352.3) Ninguna
estrella guió a estos hombres sabios a Belén. La hermosa leyenda de la estrella
de Belén se originó de esta manera: Jesús nació al mediodía del 21 de agosto
del año 7 a .
de J.C. El 29 de mayo del año 7 a . de J.C. hubo una extraordinaria conjunción de
Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. Y es un hecho astronómico
notable el que conjunciones similares ocurrieran el 29 de septiembre y el 5 de
diciembre del mismo año. Sobre la base de estos acontecimientos
extraordinarios, pero totalmente naturales, los creyentes bien intencionados de
las generaciones sucesivas construyeron la atractiva leyenda de la estrella de
Belén y de los Reyes Magos adoradores conducidos por la estrella al pesebre
para contemplar y adorar al recién nacido. La mente oriental y del cercano
Oriente se deleita en las fábulas, e inventa constantemente bellos mitos sobre
la vida de sus dirigentes religiosos y de sus héroes políticos. En la ausencia
de la imprenta, cuando la mayor parte del conocimiento humano se trasmitía
oralmente de una generación a la otra, era muy fácil que los mitos se tornaran
tradiciones y que las tradiciones finalmente se aceptaran como hechos.
Notamos que los Documentos
no hablan directamente de Mateo como el autor de éste asunto, sino como algo
que circulaba oralmente. Ya que había una tendencia oriental a asociar a los líderes
con las profecías y estrellas como presagios sobre ellos, las mentes de
aquellos que recordaban el año del nacimiento de Jesús mencionaron el asunto de
la observación estelar décadas más tarde. Finalmente el compilador definitivo
del Evangelio de Mateo lo incluye en su crónica, aunque como hemos visto,
igualmente toma ciertas precauciones al describir el asunto sin hacer muchos
comentarios sobre la misma estrella y su objetivo. Sin embargo, esto fue
suficiente para que siglos más tarde la Iglesia fuera más allá e incluso colocara a los astrólogos en el mismo pesebre, la misma noche del nacimiento de Jesús,
cuando el evangelio no indica eso. Sin embargo, todo lo anterior, más una serie
de asuntos posteriores asociados a vincular el 25 de diciembre con el
nacimiento de Jesús han creado toda una leyenda y mitología de ropaje
artificial alrededor del nacimiento de Micael.
“En el año 7
antes de nuestra era, Júpiter y Saturno se encontraron tres veces. Tal vez
deberíamos eliminar las estrellas en forma de cometa de los árboles de Navidad
y reemplazarlas por planetas”,
concluye en su argumentación el profesor Aleks Scholz, astrónomo de la
Universidad St. Andrews.
Es interesante que años
después los apóstoles tocaran este asunto de la astrología con Jesús:
150:3.2
(1680.4) Tarde esa noche Jesús pronunció ante el grupo reunido un memorable
discurso sobre «La magia y la superstición». En aquellos días, la aparición de
una estrella brillante y supuestamente nueva era considerada un signo del
nacimiento de un gran hombre en la tierra. Como se había observado
recientemente una estrella semejante, Andrés preguntó a Jesús si estas creencias
tenían fundamento. En la larga respuesta a la pregunta de Andrés, el Maestro
habló en forma extensa sobre el tema de la superstición humana. La declaración
de Jesús en esa ocasión puede ser resumida en fraseología moderna como sigue:
150:3.3
(1680.5) 1. El curso de las estrellas en los cielos nada tiene que ver con los
acontecimientos de la vida humana en la tierra. La astronomía es un interés
apropiado de la ciencia, pero la astrología es una masa de errores
supersticiosos que no tiene lugar en el evangelio del reino.
Así que para Jesús el
asunto de la “estrella” era totalmente intrascendente, el producto de la mente
humana que busca asociaciones de fenómenos naturales con actos de la
Providencia.
Apéndice:
La idea de que la estrella se "movía" insinuada en la crónica de Mateo es producto de las tres conjunciones de Júpiter y Saturno. El 29 de mayo adquirió gran magnitud, antes del nacimiento de Jesús que fue el 21 de agosto. La crónica asociada a que los sacerdotes de Mesopotamia (llamados astrólogos o magos) les guió hacia Belén se basa en esta información, ya que la vieron mientras ellos estaban en el oriente (Mateo 2:2). Esto fue antes de la partida de ellos así que debe referirse a la conjunción o alineación del 29 de mayo de ese año.
(Sin embargo, en un sentido técnico, como dice Urantia, no les guió ninguna estrella hacia Belén)
Jesús nace el 21 de agosto, pero la segunda conjunción importante se produce el 29 de septiembre, más de un mes después de su nacimiento. Esto se aproxima a lo que declaran los Documentos que indican que:
122:8.6 (1352.2) El niño tenía casi tres semanas al tiempo de esta visita.
Apéndice:
La idea de que la estrella se "movía" insinuada en la crónica de Mateo es producto de las tres conjunciones de Júpiter y Saturno. El 29 de mayo adquirió gran magnitud, antes del nacimiento de Jesús que fue el 21 de agosto. La crónica asociada a que los sacerdotes de Mesopotamia (llamados astrólogos o magos) les guió hacia Belén se basa en esta información, ya que la vieron mientras ellos estaban en el oriente (Mateo 2:2). Esto fue antes de la partida de ellos así que debe referirse a la conjunción o alineación del 29 de mayo de ese año.
(Sin embargo, en un sentido técnico, como dice Urantia, no les guió ninguna estrella hacia Belén)
Jesús nace el 21 de agosto, pero la segunda conjunción importante se produce el 29 de septiembre, más de un mes después de su nacimiento. Esto se aproxima a lo que declaran los Documentos que indican que:
122:8.6 (1352.2) El niño tenía casi tres semanas al tiempo de esta visita.
También ésto concuerda con Mateo que dice que:
"Al
ver la estrella, verdaderamente se regocijaron mucho. Y cuando entraron
en la casa vieron al niñito con María su madre, y, cayendo, le rindieron
homenaje. También abrieron sus tesoros y le presentaron regalos: oro, olíbano y
mirra". - Mateo 2:10,11
Así que esta visita concuerda en que la conjunción estaba acercándose a su magnitud para el 29 de septiembre. Sin embargo, debe tenerse presente que:
122:8.7 (1352.3) En la ausencia de la imprenta, cuando la mayor parte del conocimiento humano se trasmitía oralmente de una generación a la otra, era muy fácil que los mitos se tornaran tradiciones y que las tradiciones finalmente se aceptaran como hechos.
La nueva conjunción del 5 de diciembre daría más fuerza a esa memoria oral que finalmente fue aglutinando los recuerdos.
De hecho, los Documentos enseñan que la búsqueda de estos sacerdotes de Ur, no fue provocada por la observación de la estrella, sino por otros datos, y aunque parece evidente que sí la observaron (la conjunción), la fusión de todos los hechos anteriores en la construcción final de la crónica de Mateo es por:
- La creencia oriental en que una estrella augura el nacimiento de un héroe.
- Los recuerdos de los primeros discípulos sobre una "estrella" en las fechas cercanas o alrededor del nacimiento del Maestro.
- Los hechos relacionados con estos sacerdotes de Mesopotamia que visitaron a la familia algunas semanas después.