lunes, 1 de abril de 2019
Razones que me hacen tomar en serio los Documentos de Urantia
Personalmente como redactor y autor de este sitio las razones que me han hecho tomar en serio los Documentos de Urantia (llamado también el "Libro de Urantia") radican en cuestiones que he comentado en múltiples entradas.
En un breve resumen puedo decir que la mayoría de éstas no tienen que ver con el contenido más "espiritual" del Libro, sino con otras razones envueltas. Hay decenas de canalizadores, mensajes que afirman provenir de fuentes superiores, etc; y la mayoría usan sentencias semejantes en torno al "amor", "la bondad", etc. Aunque eso es positivo, no lo encuentro nada nuevo puesto que esos mensajes vienen siendo dados a la Humanidad desde hace milenios y aparecen en diversos textos sagrados. Por lo tanto, llevar éstas nuevas canalizaciones o mensajes a la categoría de "libros revelados" simplemente por esas redundancias, no lo veo como una prueba para incluirlos en una categoría "divina". Hasta las canciones de Lenon podrían considerarse así si fuera por esa calidez amorosa.
Otro punto importante es la Forma y las personas involucradas en todo el Procedimiento para la aparición del Libro de Urantia. Los Documentos Urantianos NO fueron canalizados, y quién se obstine en catalogarlos así desconoce por completo el proceso de aparición de los mismos. A diferencia de Lee Carroll que afirma canalizar con una entidad llamada Kryon, e incluso a diferencia de aquellos individuos que afirman seguir recibiendo mensajes adicionales que dicen completar la Revelación de Urantia (como el Grupo 11:11), los Documentos de Urantia jamás se recibieron por canalización, trance, sesión espiritista o la búsqueda de una experiencia semejante. El riguroso procedimiento y los protocolos establecidos creo que nunca se han dado en la Historia, y difícilmente se volverán a repetir de igual manera. La forma más imprecisa (y digo bien "imprecisa") para clasificar la aparición de los Documentos sería usar la expresión "materialización", los cuales fueron sujetos a estudio y debates posteriores. La "comisión de contacto" y "el foro" vieron este asunto con gran escepticismo y frialdad profesional.
Este punto es uno de los más capitales para mi, ya que nunca el personaje anónimo de contacto (llamado el durmiente) tomó protagonismo ni transcribió los mensajes de acuerdo a sus ideas. Es más, estuvo alejado de todo el proceso revelatorio y no le interesaba el tema en absoluto. Por otra parte, la Comisión de Contacto estableció normas rigurosas para la recepción de los mismos, y posterior mecanografía. Algo que jamás han podido realizar aquellos que "canalizan" supuestos nuevos mensajes.
Y por otra parte están los Datos Nuevos, aquellos elementos duros que hacen que ésta Revelación se sostenga por sí misma. No hablo de los bellos mensajes de amor y espiritualidad que sí tienen los Documentos. Hablo además de locaciones geográficas y cientos de elementos concretos en torno a Ciencia, Astronomía, Biología, Antropología, etc. Y hay un sin fin de detalles minúsculos que sorprendentemente nos han llevado a encontrar asuntos reales en la Historia o en la Ciencia.
Y por otra parte, los Documentos están ajenos al lenguaje común en el mundo de los contactados o canalizadores. Urantia no habla de "vibraciones", "cuerpos astrales", "reencarnación" ni usa el lenguaje tan común de la Nueva Era.
El Libro de Urantia más bien emplea nuevos términos, les da un nuevo significado a otros antiguos, y plantea sus descripciones desde su propia óptica, el cual es muy singular. Por ejemplo, las expresiones y definiciones en torno a lo "moroncial", "el absoluto no cualificado", los "absonitos", el "alma", etc. La misma descripción de la organización celestial es inédita, inmensa y con nuevas afirmaciones reveladas. Por ejemplo, se aclara que los "gobernantes de mundos" no son los querubines sino los Lanonandeks, etc.
Estas razones y otras muchas más, que ahora no recuerdo, me hacen tomar en serio los Documentos de Urantia.
Nota: Lo anterior no significa que el contenido espiritual no sea trascendente y magnífico. De hecho, tiene mucho contenido propio y especial.