Además de guerras, hambres y terremotos, Jesús menciona persecuciones, falsos profetas y aumento de la maldad. ¿Debían entenderse todos estos acontecimientos como señales claras que identificarían su regreso y el fin de la edad? ¿O, por el contrario, estaba en realidad Jesús advirtiendo a sus discípulos que no se dejasen confundir por esos acontecimientos?
Con frecuencia, varios comentaristas cuidadosos y discernidores de la Biblia han señalado que Jesús en ninguna parte identifica estos acontecimientos como la “señal” de su venida, sino que más bien parece advertir a sus discípulos que no sacasen esa conclusión cuando ocurriesen los desastres o catástrofes que él mencionó. Desde el mismo comienzo de su respuesta, su advertencia fue: “No os equivoquéis. No os aterroricéis. Estas cosas tienen que suceder, pero todavía no es el fin”. También señalan al hecho de que la palabra griega que en Mateo 24:3 se traduce “señal”, tosemeíon, está en singular, lo cual difícilmente permite la posibilidad de que se refiera a varios acontecimientos distintos.
También señalan que Jesús no describe realmente su regreso hasta los versículos 27 al 31, después de predecir la destrucción de Jerusalén. Sólo entonces comienza a hablar de la señal de su venida, de “la señal del Hijo del Hombre” (versículo 30), y nuevamente en singular, como en el versículo 3.
Sin embargo, las palabras introductorias de Jesús deberían entenderse evidentemente como advertencias en contra de sacar falsas conclusiones. “Vigilad que nadie os engañe … no os alarméis”. Habría guerras, hambres, pestes, terremotos y otras aflicciones. Sus seguidores se enfrentarían a odio y persecución en el futuro, y no solamente una vez, sino muchas veces. Ellos tendrían que soportar estas cosas hasta el mismo momento del fin. Antes de eso el evangelio del Reino sería predicado en todas las naciones de la tierra. Sólo entonces vendría el fin (Mateo 24:4–14). Después de dar esa vista general del futuro, Jesús comienza a responder las preguntas de sus discípulos: la pregunta acerca de la destrucción del templo (versículos 15 al 22), y la pregunta acerca de su regreso y del fin de la edad (versículos 27 en adelante).
Los proclamadores del fin de los tiempos en general no aceptan esta forma natural de entender la respuesta de Jesús. Muchos comentaristas actuales de las profecías insisten en interpretar las palabras iniciales de Jesús acerca de futuras aflicciones, no como una introducción preliminar, sino como la respuesta a la pregunta acerca de la señal de su venida y del fin.
Nosotros hemos tenido muy en cuenta algunas palabras de la gran profecía de Cristo acerca de la parousía que muchas veces son pasadas por alto y sobre las cuales animamos a nuestros lectores a reflexionar honestamente. Jesús predijo que “muchos” hombres engañarían a otros en su nombre afirmando que “el tiempo ahora está muy cerca“. Los verdaderos discípulos de Cristo no deberían dejarse impresionar por esas afirmaciones, pues inmediatamente después de eso Jesús añadió: “Nunca sigáis a hombres como esos“.—Lucas 21:8, traducción de J.B. Phillips.
Entonces podemos resumir:
1- Jesús ADVIERTE con claridad en su introducción y dice:
Y en contestación, Jesús les dijo: “Cuidado que nadie los extravíe; 5 porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: ‘Yo soy el Cristo’, y extraviarán a muchos. 6 Ustedes van a oír de guerras e informes de guerras; vean que no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder, mas todavía no es el fin.. - Mateo 24: 4-6
"Dijo: “Cuidado que no los extravíen; porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, y dirán: ‘Yo soy ese’, y: ‘El debido tiempo se ha acercado’. No vayan en pos de ellos. 9 Además, cuando oigan de guerras y desórdenes, no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder primero, pero el fin no [sucede] inmediatamente”.- Lucas 21:8,9
"De modo que Jesús comenzó a decirles: “Cuidado que nadie los extravíe. 6 Muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: ‘Yo soy ese’, y extraviarán a muchos. 7 Además, cuando oigan de guerras e informes de guerras, no se aterroricen; [estas cosas] tienen que suceder, pero todavía no es el fin"- Marcos 13:5-7.
Claramente estas advertencias introductorias de Jesús nunca son comentadas. La razón es que al parecer los fenómenos globales no son para advertir sobre la inminente Parausía sino para prevenir que no nos confundamos con esos acontecimientos.
En otras palabras, los sucesos son para prevenirnos de que aún no viene el fin.
Esta forma clara de entender las palabras de Jesús posiblemente muy pocas personas en la Tierra las comprendan. ¿Cuál es la razón? Jesús sabía que aparecerían organizaciones religiosas. Notemos la advertencia repetida en los 3 Evangelios:
Muchos vendrán sobre la base de mi nombre
Claramente Jesús de Nazaret dice estas palabras introductorias para prevenirnos de que no nos dejáramos excitar por quienes unen los sucesos mundiales con el tiempo señalado de su Parausía. Jesús sabía que se formarían cultos sobre la base de su nombre: serían las distintas religiones cristianas que pregonan el fin del mundo.
Cuando estas organizaciones que vienen sobre la base del nombre de Cristo dicen: yo soy el Cristo, se refieren a que Cristo obra mediante ellos. Jesús predice la multiplicidad de grupos que hablan en nombre de Cristo. Realmente sus palabras han tenido un pasmoso cumplimiento.
Los sucesos mundiales de guerras, terremotos y pestes son utilizados por estos que vienen sobre la base del nombre de Cristo para confundir incluso a los escogidos. La Parausía verdadera no está asociada a éstos fenómenos.
¿Cuando será la Parausía?
La Parausía es un suceso repentino que implica el estar alertas y con una actitud de una vida cristiana como un estilo de vida. Una vez que las guerras y fenómenos están ocurriendo a escala global, y que los grupos religiosos también abundan a escala global e insisten con gran proclamación en que estos sucesos son la antesala del fin, claramente obtenemos una señal de ALERTA que nos muestra que lo que vivimos en conjunto es parte de la advertencia de Jesús con una óptima madura y singular.
Las multitudes serán extraviadas y conducidas hacia un falso punto final. El Hombre del Desafuero se manifestará publicamente y las organizaciones religiosas serán absorvidas de forma pública y evidente. Pero el misterio de ese engaño ya está obrando.
El punto máximo de confusión está por llegar. Un breve tiempo de 42 meses. No sabemos exactamente cuando comienzan esos tres años y medio, pero cuando sí empiecen, las Iglesias y Organizaciones ya estarán totalmente sometidas a la influencia del maligno. Los cristianos no tienen que olvidar estas palabras:
Por eso, si les dicen: ‘¡Miren! Está en el desierto’, no salgan; ‘¡Miren! Está en los aposentos interiores’, no lo crean. Porque así como el relámpago sale de las partes orientales y resplandece hasta las partes occidentales, así será la presencia del Hijo del hombre.