viernes, 20 de enero de 2012

¿Cómo proceder?

En el primer siglo las Iglesias se congregaban en los hogares privados. Puede repasar la información en la barra lateral. Ahora bien, aquí se presentan algunas sugerencias para abordar el asunto de las reuniones cristianas.

1- Pueden realizarse en determinado hogar junto a algunos amigos y familiares. También invitar a unos cuantos vecinos que deseen investigar juntos la Biblia. Dejen claro desde el principio que desean investigar la Biblia y la Fe en Dios, libres de ataduras organizacionales o dogmas de alguna Iglesia.

2- Una vez creado el grupo de estudiantes, el cual puede ser un número razonable, pero no muy grande, pueden juntarse un día determinado. Además, la idea también es compartir una comida literal apropiada tal como lo hacían los primeros cristianos en dónde fraternizaban la adoración con comidas sagradas familiares. Pueden comer algún bocadillo sencillo y no una comida abundante. La idea es que la comida sea un condimento, pero no lo central en la adoración.

3- Una Mujer o Varón devoto puede presidir la reunión. Solo la Mujer necesita cubrirse para realizar la oración, pero no habría ninguna objeción para que enseñe con la cabeza descubierta (véase entrada lateral). Sentados a una mesa, con sus cuadernos listos, pueden elegir libremente analizar un Evangelio o una carta apóstolica. Luego, al leer todo el capítulo, encontrar el contexto y marco de circunstancias del mismo capítulo, pueden llegar a la conclusión correcta de su mensaje. Luego pueden buscar otros pasajes secundarios que podrían verificar el pasaje central. Por ejemplo, la carta a los Romanos capítulo 8. Esta forma de éstudio es muy enriquecedera y nos reencanta con la Palabra de Dios.

Entonces él que preside puede comenzar con oración. Después puede pedir que alguién lea el capítulo referido de la Biblia a investigar. Luego, todos hacen una pausa y meditan en él, toman sus notas y apuntes. Luego, sin ideas preconcebidas van llegando a la conclusión correcta que muestra el propio pasaje, no con preguntas fabricadas en alguna publicación, sino más bien con la reflexión propia sacando la luz y el agua del manatial del propio capítulo.

Por ejemplo, ¿bajo que circunstancias y contexto histórico se escribió el capítulo? ¿A quiénes se dirige? ¿Quién habla? ¿Cual es su contexto? ¿Qué nos quiere decir sin ideas preconcebidas?, etc.

El que preside pide que tras la lectura todos tomen notas, respondan las preguntas bajo algunos minutos de reflexión y comiencen a dar sus respuestas. El grupo toma apuntes de todos los comentarios y luego un redactor final (secretario) va anotando al dictado  las conclusiones finales que apunta el grupo para él.  Éstas conclusiones finales armadas por el todo grupo se pueden digitalizar y el secretario las puede entregar impresas para la próxima reunión.  Así pueden ir armando un compendio de conclusiones. Algo similar a lo que realiza éste blog. Pero en esa nueva reunión avanzan con otro capítulo bíblico.

Todos llenos de gozo ante sus descubrimientos espirituales, dan gracias en una comida, para luego durante ésta comentar los puntos encontrados y como les ha beneficiado descubrilos.

Tras la comida concluyen con oración.

Ésta es una forma maravillosa y enriquecedora de reunión familiar, libre de la presión de los formalismos para vestirse de traje y corbata, o con el rito de leer un artículo con las conclusiones pre establecidas de forma robótica.

Ya hay personas en el mundo que han iniciado ésta forma liberadora de reunirse y ciertamente notan la diferencia.

En entradas posteriores seguiremos dándo algunas sugerencias.

Abrazos.