sábado, 14 de enero de 2012

Respuesta a algunas afirmaciones

Un lector planteó ésta afirmación:


  1. Levitico 17:14 dice lo siguiente:"14 Porque el alma de toda clase de carne es su sangre en virtud del alma en ella. En consecuencia dije yo a los hijos de Israel: “No deben comer la sangre de ninguna clase de carne, porque el alma de toda clase de carne es su sangre. Cualquiera que la coma será cortado”."
    Al tratar de entender un punto tan fundamental para Dios es menester recurrir a toda la escritura, no solo a los pasajes que regalan a nuestros oidos. La sangre es MUCHO MAS QUE UN SIMPLE SIMBOLO, SEGUN JAH, LA SANGRE ES EL ALMA DE LA PERSONA. LEVITICO DICE LITERALMENTE "QUE EL ALMA DE TODA CLASE DE CARNE" (esto incluye animales y humanos)ES SU SANGRE"
    El que intentemos reducir a una cuestion metafisica el valor o simbolo de la sangre viola intrinsecamente el pensamiento divino en cuanto a este particular.
    HARIAMOS BIEN EN SUJETAR NUESTRAS IDEAS A LAS DE DIOS. NO A LAS DE NINGUNA ORGANIZACION O PERSONAS CON CIERTO NIVEL DE CONOCIMIENTO. HACER LA VOLUNTAD DE DIOS REQUIERE OBEDECER AUN EN AQUELLOS CASOS EN LOS QUE NUESTRA LOGICA PARECIERA SUPERIOR A LA DE DIOS. "Y ustedes ciertamente dirán: “El camino de Jehová no está bien ajustado”. Oye, por favor, oh casa de Israel. ¿No está bien ajustado mi propio camino? ¿No son los caminos de ustedes los que no están bien ajustados? (EZE 18:25)" No por llevar la contra a una organizacion como la WT ensuciemos la verdad cristalina de la Biblia.

Respuesta de A.J:

El mismo texto de Levítico citado (Lev. 17:14) dice: " Porque el alma de toda clase de carne es su sangre en virtud del alma en ella". Y el versículo 11 en el mismo contexto es muestra otra vez la idea:

"Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado sobre el altar para hacer expiación por vuestras almas; porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación".

El libro de la Watchtower Verdadera Paz y Seguridad comenta: "Nuestra sangre, también, merece consideración cuando hablamos de la vida. Dios ha hecho de la sangre —tanto la del hombre como la de los animales— el símbolo de la vida. Esto se desprende de la ley que dio a Noé y, después, a la nación de Israel. El único uso aprobado que se daba a la sangre tenía que ver con los sacrificios. (Génesis 9:3, 4; Levítico 17:10-14.) ".

Es evidente que la Sangre es preciosa, pero no tiene un valor intrínseco más importante que la vida misma. Ésto es una distorsión de los valores, puesto que la sangre está  vinculada a sostener una vida humana compleja. El fluído no tiene un carácter místico o sagrado sobrenatural, porque esto equivaldría a sostener que el fluído es más trascendente que una la vida que el fluído ayuda a sostener. Las religiones paganas no supieron entender éstos asuntos y degeneraron en cultos a la sagrada sangre e incluso la idolatraron.


La Biblia siempre establece la santidad de la vida. Aunque Dios estableció el principio de la santidad de la vida y no la de la sangre, hay quien sostiene que cualquier forma de ingestión de aunque sea una gota de sangre o de alguno de sus componentes, resulta, una violación del mandato de Dios aún si no supone una muerte. Pero si esto fuese así, el hecho de consumir la carne de un animal ya muerto por alguna fiera ¿No lo violaría también? La Ley entregada a Moisés nos hace comprender el verdadero sentido del mandamiento de Dios cuando leemos:

“Puesto que la vida de cualquier clase de cuerpo de carne está en su sangre y por ella vive, yo digo a los hijos de Israel: «No debéis comer la sangre de ninguna clase de carne, y quien lo haga será truncado de entre el pueblo». Pero si alguno come una parte de un animal ya muerto, o de uno que hubiese sido desgarrado por una bestia salvaje, tanto si es uno de vosotros o si es un residente forastero, debe lavar sus ropas y bañarse en agua, y permanecerá contaminado hasta el anochecer; después de esto, quedará purificado”. (Levítico 17:14-15) En este caso, el animal que ha muerto no estaba desangrado, pero ¿Puede la sangre del cuerpo de un animal muerto representar su vida? Lógicamente no y por este motivo comer de él no representaba trasgresión alguna, significaba simplemente un riesgo y requería medidas de higiene.


La sangre de tu hermano está clamando a mí desde el suelo

Ahora bien notemos éstos pasajes:


Jehová considera que existe una estrecha relación entre la vida y la sangre, pero ésta última simboliza a la primera. La primera vez que reveló este hecho fue poco después de que Caín matara a Abel. Dios le dijo al asesino: “¡Escucha! La sangre de tu hermano está clamando a mí desde el suelo” (Génesis 4:10). A los ojos de Jehová, la sangre de Abel representaba su vida, brutalmente segada. Era como si esa sangre estuviera pidiendo a gritos que Dios la vengara (Hebreos 12:24).

Pues claramente la sangre no puede clamar desde el suelo. La sangre no tiene voz humana, etc. Aquí claramente se nos muestra que la sangre simboliza la vida, la existencia de un ser humano debido a su vinculación vital con éste, pero la sangre no es la vida misma.

Después del Diluvio, Dios incluyó entre los alimentos que podrían consumirse la carne de los animales, pero con una salvedad: “Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer. Y, además de eso, [la] sangre de sus [propias] almas la reclamaré” (Génesis 9:4, 5). Hasta el día de hoy, los seres humanos, como descendientes de Noé, tenemos el deber de cumplir este decreto, que reafirma lo que ya había dado a entender Dios al hablar con Caín. Primero, indica el principio de que, en el caso de todas las criaturas del mundo, su alma —su vida— está representada por la sangre. Y luego señala que Jehová, el Origen de la vida, pedirá cuentas a quienes no respeten la vida y la sangre (Salmo 36:9).

A menos que se fuera a utilizar en el altar, la sangre tenía que derramarse sobre el suelo. Así se devolvía simbólicamente la vida a su Dueño original (Deuteronomio 12:16; Ezequiel 18:4). Hay que destacar, sin embargo, que los israelitas no tenían que tomar medidas extremas para eliminar hasta la última gota de sangre del animal. Con tal de que lo degollaran y desangraran bien, podían comerlo con la conciencia tranquila, pues habían demostrado el debido respeto al Dador de vida. Y cómo ya hemos analizado muchas veces, en casos de no desangramiento accidental o animales comidos por fieras, era evidente que se consumiera cierta sangre. Hoy también mucha gente al comer carne asada adquiere varias gotas de sangre en el asado (incluso con animales desangrados). Sí la sangre tuviese una importancia tan sagrada como la vida misma, ni siquiera una gota de sangre debería consumirse, y la razón de que éstos extremismos no se contemplan es que el principio de la sangre estaba vinculado a derramar la sangre para grabar en la mente el valor de la vida. Por lo tanto, lo realmente sagrado es la totalidad de la vida.

¿Beberé yo la sangre de los hombres que fueron a riesgo de sus almas?
Alguien que comprendió muy bien los principios que había detrás de la ley divina sobre la sangre fue David, “varón agradable [a Dios]” (Hechos 13:22). En una ocasión comentó que estaba muerto de sed. Al oírlo, tres de sus hombres se abrieron paso por la fuerza en el campamento enemigo, sacaron agua de una cisterna y se la llevaron a David. ¿Cómo reaccionó él? Exclamó: “¿Beberé yo la sangre de los hombres que fueron a riesgo de sus almas?”. A los ojos de David, esa agua equivalía a la sangre, o la vida, de aquellos guerreros. Por eso, aunque tenía mucha sed, “se la derramó a Jehová” (2 Samuel 23:15-17). Este incidente muestra nuevamente que la vida de esos hombres era lo valiosa, y no meramente su sangre.


Cómo hemos visto, ya prefigurado con el caso de Abel, Dios decide REPRESENTAR la vida por la sangre, pues la forma más directa de arrancarla es extrayéndola violentamente de cualquier ser viviente (aunque derramamiento de sangre también puede ser matar a alguien con veneno sin sacarle una gota).   Para fines de esa representación y  para imprimir en la vida de los hombres un respeto preeminente sobre la vida, Dios establece un ritual religioso de derramar la sangre de los animales, a los fines de que cada vez que el hombre disponga de la vida de un animal para fines alimenticios, recuerde que esa vida es sólo una concesión especial que Dios le ha dado.  Eso evidentemente, no aplica a la vida de los hombres, que es sobremanera sagrada, y por la cual se le pedirá cuentas con su propia vida, tal como declaró en el Génesis.

La mayoría de los hombres tiene la capacidad de seguir el formalismo de un ritual, pero debido a su incapacidad de recordar cosas abstractas como son los símbolos o las entidades biológicas como lo es la vida, si no se les recuerda continuamente  que dicho ritual tenia la intención de perpetuar un respeto profundo a la santidad de la vida en general y en particular de la vida humana, siguen viviendo felices con el ritual, pero empiezan a faltarle al sentido último a ese ritual.  Así tratan su propia vida de forma temeraria, y la de los demás como algo subsidiario o relativo.

El mejor ejemplo de eso, es el de los TJ, que se inmolan en el falso altar de la obediencia al ritual de derramar la sangre en el caso de una transfusión, y se sienten orgullosos de dejar morir a sus propios hijos negándoles una transfusión de sangre.  Llegan al punto de citar el acto de Abrahán de asentir a quitarle la vida a su hijo, sin atender a la corrección hecha por Dios, de que el principio de la santidad de vida humana impide quitarla cuando hay medios litúrgicos o legales para cumplir con la ley del ritual sin violentar el espíritu de la ley de Dios que nos conmina a considerar la vida como sagrada. Tratemos de entender la preeminencia de los principios sobre los rituales.