viernes, 3 de febrero de 2012

Biografías: El trigo entre las malas hierbas - parte II


Jan Hus  
 
Una gran depresión económica afectó a las tierras checas en el reinado de Wenceslao IV, hijo de uno de los mas grandes monarcas de la historia, el rey y emperador Carlos IV. Los ladrones se enseñorearon de la tierra, durante mucho tiempo las epidemias menguaban la población, y estallaban guerras por intereses particulares. La Iglesia, que debería haber velado por los mandatos divinos, en vez de eso se concentraba en el acumulamiento de poder y de propiedades. el clero hacía ya tiempo que se ocupaba de la administración del reinado, pero en vez de dinero, lo que recibían a cambio eran sinecuras eclesiásticas como pago por sus servicios. No solo en Bohemia, sino en otras partes de Europa se incrementaron las críticas anticlericales por la desviación de la Iglesia del cristianismo originario.


Desde muy chico, Jan demostró tener piedad y fervor religioso, pues participó numerosas veces como monaguillo y hasta canto en el coro de la iglesia. Los libros religiosos le apasionaban, y era tan admirador de los santos que en cierta ocasión, una noche en la que se encontraba leyendo un libro sobre la vida de San Lorenzo cerca de la chimenea, acercó su mano al fuego para ver hasta dónde sería capaz de soportar los tormentos que este había sufrido. En 1400 fue ordenado sacerdote y nombrado predicador primero en la iglesia de San Miguel y luego en una capilla, en 1402, donde se predicaba exclusivamente en idioma checo. Desde su puesto privilegiado, Jan comenzó a criticar sin descanso la corrupción moral de la Iglesia Católica los abusos que cometía y la riqueza que estaba acumulando. Como él lo veía, tanto la iglesia como sus funcionarios debían ser pobres y todas sus acciones debían estar claramente basadas en el Evangelio. Además, como es obvio, estaba rotundamente en contra de las ventas de indulgencias. Por consiguiente, constantemente le decía al pueblo que debía desobedecer a la Iglesia, puesto que como él lo veía, era evidente que los sacerdotes vivían en el pecado. Constantemente criticaba la acumulación de bienes materiales por el clero, atacaba la simonía y la creciente influencia eclesiástica en la política profana. Predicaba acerca de Jesucristo, y decía que el papa, con su corrupción y sus muchos pecados y errores que enseñaba a las personas, era la encarnación del Anticristo. Así y todo, en 1409 fue nombrado rector de la Universidad de Praga.

Ante esta situación, los dignatarios eclesiásticos checos, que no veían con buenos ojos las constantes invectivas del predicador, decidieron quejarse con el Papa. El sumo pontífice publicó entonces una bula que prohibía el uso absoluto de la doctrina de Wycliffe, maestro e inspirador de Hus. Jan rechazó aceptar este documento y, a su vez, se negó a comparecer ante la curia de Roma. Debido a esta doble negativa Hus fue excomulgado de la Iglesia. Pocos años después de su excomulgación, Jan perdió también el apoyo del emperador del Sacro Imperio Romano (que por aquel entonces tenía jurisprudencia sobre las tierras que actualmente ocupa el país checo), el Rey Venceslao IV. Con esta nueva oposición, la situación de Jan en Praga se fue haciendo cada vez más insoportable, por lo que este decidió huir hacia los campos de Bohemia del Sur, pero sin dejar de dar sermones al público. Así, aunque ya retirado, las actividades de Hus aun exacerbaban a los altos representantes civiles y eclesiásticos. Con la muerte de Venceslao IV, su hermano Segismundo se hace con el poder. Una vez en el trono, Segismundo ofreció a Hus un salvoconducto para que este acudiera al Concilio de Constanza, en la actual Alemania, a explicar sus postulados. Pero una vez en el Concilio intentaron obligarlo a retractarse por sus postulados, sin embargo Juan no lo hizo y por ello fue condenado por herejía, detenido y encarcelado allí mismo y sin demora. Poco tiempo después, el Rey Segismundo lo acusó de traición y lo condenó a arder en la hoguera, ejecutándose dicha sentencia el 6 de Julio de 1415.