jueves, 23 de agosto de 2012

El Poder de Dios

"Su poder no es ciego ni incontrolado... Ante situaciones de emergencia, ante la aparente suspensión de leyes naturales e inmutables, ante los ficticios vacios de Dios, vuestro limitado intelecto duda. Y duda, incluso, del recto poder divino. Este humano concepto de Dios es propio de criaturas que lo ignoran todo sobre las sagradas y excelsas leyes de la deidad y sobre la infinitud de los atributos del Padre. Dios no es una fuerza cambiante. Su poder es férreo y monolitico. Su poder y sabiduria están preparados para hacer frente a todas las exigencias de la creación. Las grandes pruebas de la exigencia humana han sido previstas con antelación. Él las conoce y las controla. Él las permite. Él ata y desata. Nada en el gran universo o en los espacios increados escapa a la armonia infinita. En la aparente violencia destructora del rayo está la armonia. En el duelo y en el sufrimiento se consolida la armonia. La tormenta limpia y armoniza. En la rebelión y en el desamor también campea la posibilidad de la armonia.

 No juzguéis por las apariencias. El poder de Dios no es una fuerza ciega. Las criaturas habitadas por el espiritu de Dios y dispersas en los superuniversos están próximas al numero de la infinitud y sus mentes resultan aún tan imperfectas y groseras que es casi imposible generar leyes generales que expresen con precision los atributos infinitos del Padre Universal. Solo por ello, muchos de los actos del creador, se antojan crueles, arbitrarios y absurdos. Está escrito: "Los caminos del señor son inexcrutables". Y yo, uno de los Siete Espiritus Maestros , os digo: Los caminos del señor son inexcrutables para la creación limitada de los mundos del tiempo y del espacio. Los caminos del señor son sabios y amorosamente trazados desde el principio de los principios. Pero vosotros, criaturas mortales, no podeis entenderlo. Los actos de Dios son inteligentes, benevolentes y siempre intencionados. Toman en consideración el bien mayor, aunque ese bien supremo y general pueda oscurecer transitoriamente el destino o la felicidad de un ser, de un mundo o de toda una asociación de mundos. En los universos del tiempo y del espacio, la felicidad de una fracción difiere en ocasiones de la felicidad del conjunto. En el circulo de la eternidad, esas aparentes anomalías no existen. Estáis limitados por vuestra naturaleza humana. Y eso provoca que vuestros puntos de vista sean esencialmente materialistas, fragmentarios, finitos y relativamente verdaderos. Sois como ciegos topos que jamás conocieron otro mundo que el de sus oscuras galerias. Pero yo os aseguro que por encima de esos túneles existen otros infinitos mundos, infinitamente más bellos e infinitamente más justos.

Temporalmente, mientras dure vuestra actual encarnación en la materia, estaréis parcialmente ciegos y sordos, sin posibilidad de comprender en todo su esplendor la benevolencia y sabiduria de los actos divinos. Muchos de esos actos se os antojan crueles y ajenos a la felicidad individual y colectiva de los hombres. Algún día, no muy lejano, comprenderéis que todo lo creado forma la gran familia de Dios, y que en esa familia no hay distinciones, sino amor. El niño mortal no comprende a veces las sabias y justas decisiones de su padre o madre terrenales. Pero todas ellas son concebidas y puestas en acción por el bien estricto del hijo. Es vuestra infantil naturaleza - inmensamente joven en el conjunto de lo creado - lo que distorsiona vuestra idea de Dios y hace que os engañéis sobre sus móviles y amorosos designios. Pero algún día creceréis ..."