"Su poder no es ciego ni incontrolado... Ante situaciones de emergencia, ante
la aparente suspensión de leyes naturales e inmutables, ante los ficticios
vacios de Dios, vuestro limitado intelecto duda. Y duda, incluso, del recto
poder divino. Este humano concepto de Dios es propio de criaturas que lo
ignoran todo sobre las sagradas y excelsas leyes de la deidad y sobre la
infinitud de los atributos del Padre. Dios no es una fuerza cambiante. Su poder
es férreo y monolitico. Su poder y sabiduria están preparados para hacer frente
a todas las exigencias de la creación. Las grandes pruebas de la exigencia
humana han sido previstas con antelación. Él las conoce y las controla. Él las
permite. Él ata y desata. Nada en el gran universo o en los espacios increados
escapa a la armonia infinita. En la aparente violencia destructora del rayo está
la armonia. En el duelo y en el sufrimiento se consolida la armonia. La tormenta
limpia y armoniza. En la rebelión y en el desamor también campea la posibilidad
de la armonia.
No juzguéis por las apariencias. El poder de Dios no es una
fuerza ciega. Las criaturas habitadas por el espiritu de Dios y dispersas en los
superuniversos están próximas al numero de la infinitud y sus mentes resultan
aún tan imperfectas y groseras que es casi imposible generar leyes generales que
expresen con precision los atributos infinitos del Padre Universal. Solo por
ello, muchos de los actos del creador, se antojan crueles, arbitrarios y
absurdos. Está escrito: "Los caminos del señor son inexcrutables". Y yo, uno de
los Siete Espiritus Maestros , os digo: Los caminos del señor son inexcrutables
para la creación limitada de los mundos del tiempo y del espacio. Los caminos
del señor son sabios y amorosamente trazados desde el principio de los
principios. Pero vosotros, criaturas mortales, no podeis entenderlo. Los actos
de Dios son inteligentes, benevolentes y siempre intencionados. Toman en
consideración el bien mayor, aunque ese bien supremo y general pueda oscurecer
transitoriamente el destino o la felicidad de un ser, de un mundo o de toda una
asociación de mundos. En los universos del tiempo y del espacio, la felicidad de
una fracción difiere en ocasiones de la felicidad del conjunto. En el circulo de
la eternidad, esas aparentes anomalías no existen. Estáis limitados por vuestra
naturaleza humana. Y eso provoca que vuestros puntos de vista sean
esencialmente materialistas, fragmentarios, finitos y relativamente verdaderos.
Sois como ciegos topos que jamás conocieron otro mundo que el de sus oscuras
galerias. Pero yo os aseguro que por encima de esos túneles existen otros
infinitos mundos, infinitamente más bellos e infinitamente más justos.
Temporalmente, mientras dure vuestra actual encarnación en la materia, estaréis
parcialmente ciegos y sordos, sin posibilidad de comprender en todo su esplendor
la benevolencia y sabiduria de los actos divinos. Muchos de esos actos se os
antojan crueles y ajenos a la felicidad individual y colectiva de los hombres.
Algún día, no muy lejano, comprenderéis que todo lo creado forma la gran familia
de Dios, y que en esa familia no hay distinciones, sino amor. El niño mortal no
comprende a veces las sabias y justas decisiones de su padre o madre terrenales.
Pero todas ellas son concebidas y puestas en acción por el bien estricto del
hijo. Es vuestra infantil naturaleza - inmensamente joven en el conjunto de lo
creado - lo que distorsiona vuestra idea de Dios y hace que os engañéis sobre
sus móviles y amorosos designios. Pero algún día creceréis ..."